Desde niña te soñé y desde niña te esperaba, no sabía como eras, el color de tus ojos o de tu cabello, pero tampoco importaba, ya te quería sin conocerte, te sentía sin tocarte y te veía sin verte.
Toda una vida esperé y un día a la vuelta del camino de lleno topé contigo, con el cabello tan negro como una noche sin luna y con los ojos de plata, tan sólo con mirarte supe que eras tú lo que tanto había esperado.

Tu cuerpo era un pecado y gustosa pequé contigo, algunas lunas te tuve y pensado que eras mío me emborraché de ti con todos mis sentidos, me envolví en tu abrazo de suave seda dorada, nadie era más feliz ni más afortunada.
Pero un día el mar te alejó de mí, envolviéndote en sus redes de blanca espuma. Luchaste valientemente tratando de defenderte mas los grilletes de la muerte ya adornaban tus muñecas haciendo presa tu vida.
Cada noche vuelvo al mar y le pregunto a la luna si algún día regresaras para envolverme en tu abrazo, ella me mira y se calla no sabe darme respuesta mientras se baña en las aguas causantes de mi tristeza?.

No quiero saber de ti por el resto de mis días, eres dulce como miel y amargo como veneno ¿Por qué me dejaste sentirte, sí ibas a herirme de muerte? ¿Por qué me vestiste de rosas y hoy me vistes de duelo?