Niall, al igual que el resto del clan allí congregado, observó incrédulo lo que hacia Brianna, después de zambullirse con el niño, lo mantuvo flotando entre sus brazos, los murmullos se habían ido convirtiendo en conversaciones, cada vez estaban más convencidos que su esposa estaba trastornada, en vez de mantenerlo abrigado, lo bañaba en el helado río. El silencio se hizo sepulcral cuando se dio la vuelta y caminó hacia ellos.
Apenas se sostenía en pie, tenía los dedos entumecidos y el frío le llegaba a los huesos, no veía que el niño reaccionase, tal vez estaba sentenciado y ella no podría hacer nada para ayudarlo, su capacidad de aguante estaba al límite, casi no era capaz de sostener a Robert entre sus temblorosos brazos. Estaba a punto de rendirse cuando sintió una pequeña mano agarrarse a su vestido, bajó la vista y se encontró con los vidriosos ojos azules del pequeño, le sonrió, gracias a la Virgen Robert iba a vivir, en unos días y con unos pocos cuidados, correría con sus amigos por las verdes colinas, se volvió, todos tenían los ojos clavados en ella, condenándola. No sin poco esfuerzo, fue arrastrando los pies hasta llegar a la orilla, el vestido se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Avanzó entre la gente, que iba apartándose de su camino, cuando estuvo frente a la madre del niño, extendió los brazos y se lo ofreció. La mujer cogió a su hijo temblando, el pequeño intentó curvar sus amoratados labios en un amago de sonrisa, su padre, emocionado, les rodeó a ambos en un abrazo.
-Se pondrá bien -dijo Brianna frotándose las manos tratando de calentarlas-, dadle la infusión que dejé preparada tres veces al día y procurad que coma cosas suaves.
-Gracias señora -contestó el hombre con lágrimas en los ojos, tomó su mano para besarla, pero ella lo detuvo-, os debo mucho.
-No me debéis nada -murmuró dedicándole una mirada amorosa al pequeño-, llevadlo a casa.
Brianna estaba exhausta, le temblaban tanto las piernas, que sin poder evitarlo cayó de rodillas, se llevó las manos a la cara y lloró de satisfacción, había conseguido salvar la vida de aquel niño.
Aldair se percató del estado de agotamiento que la recorría, estaba temblando de frío, su piel estaba pálida y sus labios morados, esa mujer luchó contra la muerte por salvar a uno de los suyos, no pensó en ella un instante, sin apenas comer, sin dormir y aún trataba de seguir adelante. La vio tambalearse y caer de rodillas.
-¡Brianna! -gritó Niall.
Vio a su amigo correr hacia ella, él también se puso en movimiento, en dos zancadas estuvo a su lado, arrodillándose junto a Brianna para atenderla.
-Apartaos de mí esposa -Niall la tomó por los brazos y la puso en pie-, ¿estáis bien?
-Sí -contestó ella sin mirarlo, pero las rodillas volvieron a fallarle y se le doblaron de nuevo.
-Maldita sea, mujer -la alzó en brazos-, estáis empapada, helada, apenas podéis caminar.
-Puedo caminar -murmuró apoyando la cabeza en el pecho de su esposo, el calor que desprendía su cuerpo la alivió inmediatamente, subió los brazos a su cuello para sujetarse y se pegó a él.
-Ya lo veo -la acercó más, al sentirla temblar maldijo en silencio-, sois terca como una mula, os habéis vuelto completamente loca al meteros en esas aguas heladas, la corriente os podía haber arrastrado a ambos... -, al oír un suspiro la miró y sonrió, Brianna estaba completamente dormida.
Tan pronto llegó al castillo, algunos criados corrieron en su ayuda, él los apartó con un solo gesto, subió los escalones a toda prisa y fue hasta el cuarto de Brianna, cuando estuvo frente a la puerta lo pensó mejor y la llevó a sus propios aposentos, allí nadie la molestaría, se sentó acomodándola en su regazo, le quitó los zapatos y con mucho cuidado, fue bajando el vestido por los hombros, acariciando su suave piel, lentamente se puso de pie, sujetándola por debajo de las axilas con uno de sus fuertes brazos y arrastró la prenda mojada por su cuerpo con la ayuda de su mano libre, observó cada centímetro de la piel desnuda que iba apareciendo ante sus ojos, dibujó el contorno de sus clavículas y de sus senos, acarició sus costillas y su cintura, Brianna no se movía, le frotó los brazos que caían sin fuerzas y los hombros, empujó el vestido por sus caderas hasta que cayó amontonado al suelo, la alzó, agarró la toalla que estaba junto a la jofaina y la llevó a la cama, la tumbó con delicadeza y la cubrió con las pieles para que entrara en calor, se sentó a su lado y dibujó el contorno de sus labios, aunque seguía completamente dormida, ante la caricia, ella entreabrió la boca y él pasó el pulgar por el interior de su labio inferior, estaba muy excitado y sabia que en aquel momento podría hacerla suya sin ningún tipo de reservas por su parte, pero no lo haría, aunque si disfrutaría un poco más de ella, llevó las manos hasta su larga trenza y comenzó a deshacerla enredando los dedos en el cabello que iba soltando, con la toalla comenzó a secárselo con delicados toques, se agitó inquieta, pero con suaves caricias en sus hombros la tranquilizó, se desnudó y se recostó en el lecho cubriéndoles a ambos, le apoyó la cabeza en su pecho y la meció entre sus brazos.
Cerró los ojos y suspiró, Brianna era todo coraje y determinación, había luchado como una fiera para salvar a Robert, "mi pequeña esposa, testaruda como una mula", sonrió, besó su coronilla y la apretó un poco más contra su cuerpo.
-¿Qué me estáis haciendo mujer? -murmuró con los labios apoyados en su cabeza.
Ella se removió acomodándose un poco mejor entre los brazos, su mano descansó sobre el vientre firme y plano de él. Se estremeció al sentir su respiración caliente y relajada contra su pecho, esta mujer lo consumía de deseo y lo estaba volviendo loco, "¿qué me estáis haciendo?" pensó antes de cerrar los ojos y abandonarse al sueño.
Brianna despertó lenta y perezosamente, abrió los ojos para encontrarse con el rostro de su esposo frente a ella, era tan hermoso que dolía mirarlo, dormía, su respiración era profunda y regular, recorrió con la vista la austera habitación, aquellos no eran sus aposentos, volvió la cabeza hacia Niall y le miró largamente maravillándose con sus viriles rasgos, alargó un dedo y acarició con delicadeza la cicatriz que cruzaba su mejilla, recordó como le impresionó su esposo la primera vez que le vio y como disfrutó recorriendo su vigoroso cuerpo.
Una punzada de deseo vibró dentro de ella, hacía mucho que no disfrutaba de su cuerpo y le echaba de menos. Luchó inútilmente contra sus impulsos, rindiéndose a su curiosidad por verlo en todo su esplendor ahora que yacía profundamente dormido, con suavidad retiró las pieles y dejó que sus ojos le recorrieran lentamente, de la cabeza a los pies, era realmente magnífico, con unos músculos duros como el acero. Acercó tímidamente la mano a su pecho y acarició el áspero vello, atrapó entre los dedos uno de sus pezones y sin saber por qué lo pellizcó. Alzó la mirada al sentirlo estremecerse, encontrándose con los ojos hambrientos y sorprendidos de él, le sonrió avergonzada.
Niall no podía creer lo que veía, Brianna le estaba tocando y sus dedos estaban atormentando sus pezones de forma enloquecedora, las mejillas de ella estaba sonrojadas y respiraba agitadamente con los labios ligeramente abiertos, cuando se encontró con sus relucientes ojos verdes y le sonrió, no pudo permanecer inmóvil por más tiempo, pasó con rapidez una mano tras su nuca y la acercó, introdujo la lengua en su boca, embriagándose con su sabor y cuando comenzó a responderle perdió el control, quiso abrazarla.
-Esperad -susurró Brianna apartándose de él.
Niall contuvo el aliento cuando la vio agachar la cabeza y atrapar el pezón entre sus labios, lo lamió y succionó fuertemente, mientras deslizaba las uñas por los costados.
Cerró los ojos y gimió al sentir los pequeños dientes sobre su tetilla y sus dedos acariciando su pecho, tironeando con suavidad de su vello. Se había excitado nada más despertar y verla, pero ahora estaba a punto de explotar.
Brianna se incorporó cuando notó su caliente y duro miembro vibrar contra su vientre, lo miró embelesada, era largo, grueso y palpitaba ante sus ojos, no era la primera vez que lo veía, pero si la primera que quería tocarlo, que necesitaba tocarlo, alargó la mano y la cerró a su alrededor, deslizándola lentamente por toda su longitud, asombrándose de su tacto y su calidez. Una gota de humedad brillaba en la punta de la abultada cabeza, la rozó, atrapándola en su pulgar, buscó la mirada de Niall mientras se llevaba el dedo a la boca y saboreaba su esencia, cerrando los ojos mientras se relamía el dedo.
-Vais a matarme -jadeó abalanzándose sobre ella y colocándola debajo de él, acallando sus débiles protestas con un profundo y salvaje beso, Brianna se abrazó a su espalda atrayéndolo, buscando su calor, él terminó el beso y murmuró sobre sus húmedos labios-, otro día haréis conmigo lo que os plazca, pero ahora me derramaría en vuestras manos como un muchacho.
-Tocadme -exigió con voz ahogada.
-Haré algo más que tocaros señora, podéis jurar que no quedará un centímetro de vuestra piel sin ser lamida, besada o devorada, no habrá recodo en vuestro cuerpo que no tiemble de placer bajo mi boca y mis manos-, sus labios se curvaron en una perversa sonrisa y sus ojos refulgieron con el brillo depredador que tanto fascinaba a Brianna.
Se agitó con sus palabras, la sangre ardió en sus venas y su entrepierna se humedeció aún más, se mordió el labio expectante, sabía que hablaba en serio y se moría de ganas porque lo hiciese realidad.
Niall agachó la cabeza y atrapó el hinchado pezón de uno de sus pechos con sus labios, succionándolo y atrapándolo entre sus dientes para mordisquearlo con suavidad.
Cuando Brianna pensó que ya no podría soportarlo más, él abandonó ese seno volcando su atención en el otro, dibujó círculos con la lengua alrededor de su sensible pezón, ella echó la cabeza atrás con un gemido profundo.
Los labios de Niall la estaban volviendo loca de deseo, agarró las sábanas con fuerza y boqueó intentando conseguir algo de aire.
Comenzó a descender lentamente por su cuerpo, besándolo y lamiéndolo como anticipó, al llegar al ombligo, introdujo en él la punta de la lengua, provocando que las caderas de Brianna se elevaran buscándolo, jugueteó con él un poco más antes de que sus rojizos rizos, que lo atraían como miel, captasen toda su atención, su dedos resbalaron por su pelvis camino de su caliente y húmedo interior, penetrándola, mientras su pulgar trazaba suaves círculos sobre el hinchado capullo. El cuerpo de Brianna se convulsionó con la llegada del orgasmo, atrapando los largos dedos dentro de ella, un gruñido de placer y regocijo surgió del pecho de Niall, adoraba tenerla así, abandonada a sus caricias, con el cuerpo descontrolado por la pasión, antes de que dejase de temblar, acercó su boca a su sexo e introdujo su lengua, Brianna dobló las rodillas y sus caderas se alzaron deseosa de seguir disfrutando de lo que su esposo le provocaba, Niall la sujetó por las nalgas atrayéndola más a él, oscilando la lengua sobre su pequeño núcleo, explorándola y saboreándola profundamente, deleitándose con su embriagador aroma, escuchando los gemidos de Brianna que cada vez eran más fuertes y ahogados.
El calor comenzó a envolverla, el climax tiraba nuevamente de ella bajo sus húmedas caricias y se dejó arrastrar sin oponer resistencia, comenzó a convulsionarse, mientras Niall comenzaba a ascender recorriendo con la lengua su vientre, el valle de sus senos, su cuello y su mandíbula.
La boca de Niall capturó la suya en un beso hambriento, silenciando su grito de éxtasis dentro de él, tras colocar su miembro en su resbaladiza entrada, se enterró en ella con una potente embestida.
Las piernas de Brianna abrazaron sus caderas y clavó las uñas en sus brazos cuando él con movimientos lentos, fue impulsando su pelvis contra la de ella, acelerando la cadencia poco a poco .
Niall apuraba su control, sus envites eran cada vez más largas y fuertes y ella le seguía con igual ímpetu.
-Brianna... -murmuró su nombre con voz jadeante-, miradme Brianna.
Ella oyó su voz en la lejanía, le decía algo pero apenas entendía el qué, el placer era tan intenso que le nublaba los sentidos.
-Necesito ver vuestros ojos, Brianna.
Cuando logró abrirlos, se sobresaltó con la mirada de fuego de su esposo y por la sonrisa triunfal que comenzaba a dibujarse en su rostro, empujó contra ella con más brio.
Apenas se encontró con sus ojos velados por la pasión, brillantes como gemas pulidas clavándose en él, Niall fue consciente que no aguantaría un segundo más. Un espasmo tras otro sacudió su miembro vaciándose en su interior, llenándola por completo de su esencia, echó la cabeza hacia atrás soltando un fuerte rugido y se derrumbó sobre ella, mientras Brianna aún se estremecía bajo los restos del fuerte orgasmo.
Cuando sus respiraciones comenzaron a normalizarse y recuperó la energía suficiente para moverse, salió de su cuerpo y se echó a un lado, atrayendo a Brianna hacia la curva de su brazo y pegándola a su duro pecho, ella descansó la cabeza, escuchando los acelerados latidos de su corazón.
CONTINUARÁ...