viernes, 31 de octubre de 2014
CAZADOR DE ALMAS
Sentía el poder de la mente y el cuerpo fundirse en su alma para permanecer en él hasta el fin de los tiempos.
Dejé escapar un silencioso gemido que reverberó por todos sus poros.
Había sido una presa tan fácil, un sumiso miserable cegado por el brillo del poder.
Alimenté con delirios su anémico cerebro y éste me alimentó con mi plato favorito... muerte.
Aún recuerdo la cara de triunfo cuando cobró su primera víctima, una inocente muchacha inhalando el último aliento mientras su fuerza vital bañaba por completo al asesino haciéndole creer que lo haría inmortal, sin que el incrédulo supiera que esa vida que expiraba me sustentaba, que únicamente yo, su dueño, era el que dirigía la macabra orquesta engrosándola con cada cuerpo que desgarraba, hasta que la última nota restallaba en el aire y el telón bajaba.
—Mora en mí —exigí, cubriendo de terror al pobre desalmado.
Los agarrotados dedos se alzaron y con una furia que no sentía, pero le era demandada con una risa de fondo, se dirigieron a los ojos arrancándoselos con un alarido, como si con eso pudiera evitar el destino que escribí para él. Los sanguinolentos órganos cayeron sobre mis blancas páginas nutriéndolas con el carmín de su putrefacta alma. Sus palmas me sujetaron con fuerza mientras carcajeaba vanagloriándome de la fortuna que poseía y fui lanzado junto con mi despojo al vacío.
Me deslicé varios metros en el asfalto chocando contra una esquina, donde reposé brevemente pues unas pequeñas manos me izaron. Sonreí al descubrir la nueva ánima para arrastrar entre mis hojas a los infiernos. La inocencia de un niño.
Publicado por Adela/Mariola (SokAly) 4 comentarios
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