—No tengo nada que hablar contigo.
jueves, 13 de octubre de 2011
EL PRECIO DEL AMOR. Capítulo 29
Se revolvió furiosa ante el agarre dispuesta a soltar una fresca a quien hubiera osado asustarla de aquel modo, iba a replicar cuando sus ojos se fijaron en el rostro del guapísimo Lewis, no pudo articular palabra, sólo tironear para que la soltara, cuando él la liberó omitió el saludo y se sacudió el abrigo como si estuviera contaminado, después de todo estaba muy enfadada con él.
—Perdona tengo prisa.
—Espera —terció él—, sólo un minuto.
—¿Qué quieres?
—Hablar —respondió mesándose el cabello nervioso.
—No tengo nada que hablar contigo.
—No tengo nada que hablar contigo.
—No tienes que decir nada, solo escucharme.
—Ya escuché bastante el otro día, gracias —inquirió alzando la barbilla desafiante—, que pases un buen día.
Al ver que se marchaba volvió a sujetarla, ella soltó un grito tonto al resbalar con la brusca maniobra, la atrajo hacia él asegurándola con firmeza contra su pecho.
—¡Suéltame! —bufó separándose—. Dime ¿qué pretendes que me mate con una caída?
—Ya te dije —estuvo a punto de reír al ver el sonrojo en el hermoso rostro femenino—, dame 10 minutos de tu tiempo necesito aclarar algunas cosas.
—Mira he quedado en media hora y ya llego tarde —dijo altanera—, y además ya te respondí que no tengo nada que hablar contigo.
—Me ha costado mucho dar este paso —aclaró más para él que para ella—, por favor.
Durante unos segundos la duda se instaló en ella, había algo en el policía que la intrigaba como si una carga le pesara sobre los hombros y lo hundiera cada vez más. Soltó una blasfemia muy poco elegante cuando vio pasar el bus y cerró el puño para no darle una bofetada a aquel hombre que la miraba con ojos de cordero degollado esperando su respuesta. Joder que guapo era y a que velocidad le latía el corazón al tenerlo cerca.
—De acuerdo, tu ganas —su voz sonó a disgusto—, soy toda oídos.
—Aquí no, hace frío —le tendió una mano que ella obvió—, tomemos un café.
—Ya desayuné.
—Bueno —miró a todos lados buscando un lugar adecuado—, ¿qué me dices de tu casa?
Estuvo tentada a mandarlo al carajo, pero tenía razón el viento gélido golpeaba hiriente y el cielo cada vez más gris amenazaba con soltar una carga de agua o nieve en cualquier momento. Desde luego no iba a ir a ningún lugar público con él, si iba a volver a insultarla al menos no pasaría la vergüenza de que todo el mundo lo escuchara. Oteó hacia su apartamento, no era tampoco buena opción, pero si podrían dialogar en el vestíbulo del edificio, a esas horas los vecinos ya habrían salido a trabajar y no los molestarían y por otra parte se resguardecerían del inclemente tiempo.
—De acuerdo, entremos ahí —dijo señalando la construcción—, pero te advierto que no vas a subir a mi hogar, no eres bien recibido.
Debía intentar disimular la tiritona que tenía y que por desgracia no era producida por el terrible frescor que envolvía tanto el exterior como el marmóreo portal. Tragando fuerte se dio la media vuelta cuando oyó cerrarse la puerta y se apoyó en la pared del fondo. Una vez más se volvió a quedar sin aliento al encontrarse frente a él. ¿Por qué tenía que ser como un adonis? No, esa no era la pregunta, la correcta era ¿por qué este hombre se tuvo que enraizar tan fuertemente en su corazón? Sabía que no había respuesta a eso, nada relacionado con el amor lo tenía, así que lo mejor era pasar el incómodo momento cuanto antes y seguir cada uno con su vida.
—Tu dirás —se cruzó de brazos intentando parecer indiferente.
Si alguna vez existió una mínima esperanza de que sus disculpas fueran aceptadas y comprendidas, desapareció ante su indolente gesto. Relajó los músculos mentalmente y se dispuso a la lucha.
—Perdóname —musitó sin despegar la mirada para hacerle comprender su sinceridad en ese simple vocablo.
—Vale ¿alguna cosa más? —se levantó la manga para otear el reloj—, se me hace tarde y no puedo permitirme perder el trabajo por tonterías.
—¿Tonterías? ¿Pero tú me has oído?
—Perfectamente y aunque te lo agradezco no me sirve.
—Escúchame...
—No, escúchame tú a mí —exigió enderezándose y dando un paso hacia adelante para pegarse a él—, me hiciste sentir como una mierda, como una persona carente de escrúpulos que es capaz de traicionar a su mejor amiga por el mejor postor.
—Lo sé y yo... —enmudeció cuando ella alzó una mano interrumpiéndole.
—El otro día para mi desgracia me tocó aguantar tus gilipolleces, ahora te toca a ti aguantarme a mi, con la salvedad que lo mío sale de aquí—, se señaló el lado izquierdo del pecho—, y no de ahí—, inquirió con un gesto hacia las partes bajas de él.
Para bien o para mal se iba a mostrar tal cual era, así que cuando le vio asentir con pesar, cogió aire y se dispuso a vaciarse.
—Me jode confesarte esto, pero me partiste en dos. Quizá la vida que he llevado hasta ahora, y de la que tú sólo sabes de referencias, te haya hecho creer que soy una puta como tan amablemente recalcaste tras llamarme zorra y fulana.
—Mierda Amanda, ese no era yo.
—Vaya ¿no me digas que ahora resulta que tienes un malvado hermano gemelo? —espetó comenzando a levantar la voz.
—No digas tonterías.
—Ahora soy tonta, genial, otro insulto más para el bote.
Su respuesta quedó en silencio al abrirse el ascensor y salir de él una mujer con un carro de la compra, que sin vergüenza alguna le dirigió a él una curiosa mirada dejándola deslizar a lo largo de su alta figura para terminar con una inquina hacia ella.
—¿Necesita algo, señora? —preguntó Theo impaciente y molesto por la descarada inspección.
—Nada amable agente —respondió sonriendo para luego dirigirse hacia el portón—. Ya sabía yo que esa chica no era trigo limpio—, masculló por lo bajini antes de salir, pero cuyo sonido rebotó como un altavoz por el descansillo.
—Será guarra la tía —espetó moviéndose para ir en su busca, aunque su avance fue interceptado por Lewis.
—Ignórala.
—Eso quisiera haber hecho contigo.
—¿Crees que no tengo cargo de conciencia por haberte tratado tan mal?
—Sinceramente dudo mucho que tengas de eso.
—Pues lo tengo y en cantidades desorbitantes que me están machacando desde ese maldito día.
—Oh, pobrecito —su tono se volvió melodramáticamente meloso—, ¿quieres que me abra de piernas para consolarte? Recuerda que es lo único que se me da bien hacer—, aludió su fatídico comentario de la vez anterior haciendo rechinar los dientes.
—Joder Amanda ¡no quise decir eso! —bramó restregándose la cara.
—¡Pues si llegas a querer decirlo no sé que hubiese pasado!
La sujetó de los hombros y la llevó contra el muro para evitar que siguiera moviéndose y hacerse explicar de una maldita vez.
—No sé muy bien que fue lo que me pasó, aunque gran parte de la porquería que solté se debió a que me sentí estafado, era yo quien estaba con Rachelle, yo quien la consoló tras la traición de Charlie y el que se supone era su amigo, lo sabías, sin embargo en vez de acudir a mi decidiste ir a él. Me sentí engañado y quise hacerte daño por ello. Pero jamás he pensado que fueses una mala amiga sino todo lo contrario, sé que os queréis muchísimo y que no habría nada que no hicieseis la una por la otra
—¿Y la segunda gran parte fue para hacerme daño?
—¿Cómo cojones se te ocurre pensar que era por eso cuando en lo único que pienso es en...? —calló al darse cuenta de lo que iba a decir.
—¿En que Theo? Porque después de ver una y otra vez en mi mente la dichosa escena, únicamente soy capaz de discurrir una cosa —plegó los párpados un instante para repeler la humedad que se empezaba a formar tras ellos—, que no sólo te doy asco sino que me odias—, confirmó con un ahogado sonido a la vez que clavaba la vista en él.
Adolorido por el pesar de sus palabras y con la sangre hirviendo por la disputa y el calor que emanaba de su cuerpo, se dejó llevar por un irresistible impulso, le ahuecó el rostro entre sus grandes manos y tras mirarla fijamente durante unos segundos, con lo que sabía eran unas hambrientas retinas, la besó con un salvajismo que sólo ella tenía el don de despertar. El sabor con el que había soñado desde hacia demasiado tiempo le inundó el paladar intoxicándole con su textura. Le enardeció absorber el suave jadeo y el percibir las largas uñas enterrase en sus tensos hombros y no pudo impedir que un fiero gruñido se mezclase con el ardiente aliento que lo quemaba por entero y que le endurecieron dolorosamente.
Era evidente que Amy era una delicia andante y en su fuero interno sabía que su degustación sería igual de exótica, pero joder, nada ni nadie le había preparado para algo así.
Llevado por el deseo de tener más, mordisqueó el brillante labio inferior, lo lamió para aplacar la picazón y chupó hasta que ambos rebordes estuvieron enrojecidos e hinchados. Rodeó la esbelta cintura para atraparle las nalgas y presionó su pelvis contra la de ella restregando su firme y pulsante carne.
¿De verdad Lewis la estaba besando con una fiereza que la dejaba no sólo asombrada sino temblorosa y ávida? Cerró los ojos temiendo ver que lo que parecía tan real fuese sólo una ilusión y gimió dentro de su boca, permitiendo que sus profundos sentimientos le inundasen mientras le devolvía el beso con las mismas ansias con que él se lo daba, disfrutando con el ardiente combatir de las leguas. Se acercó balanceándose al ritmo de la húmeda danza frotando sus caderas contra la erección que descaradamente estiraba los pantalones de Theo. Una de las agarrotadas palmas ascendió desde los hombros para enredarse en el rubio cabello y sostenerlo contra ella buscando intensamente su enloquecedor aroma, mientras que la otra la deslizó por dentro de la cazadora y la movió a lo largo de la ancha espalda embriagándose con la tensión que producía su roce, al llegar al plano estómago la dejó posicionada unos instantes disfrutando con la ondulación de los músculos ante su toque, pero su meta era otra parte de ese maravilloso cuerpo así que reptó lentamente hacia abajo hasta que pudo acariciar lo que su golosa pelvis friccionaba. Sonrió cuando los dedos se cerraron sobre su presa y su boca aspiró el hondo gemido que salió de la boca de él. Enredó la lengua con la suya mientras le masajeaba una y otra vez asombrándose del enorme grosor que iba adquiriendo el palpitante miembro.
Un brutal anhelo le resquemó la piel al encontrarse envuelto por su dulce aroma y las traviesas falanges, perforándole el protector refugio donde había escondido sus latientes sentimientos. Se había jurado que jamás los dejaría volver a salir, que morirían en una oscura soledad, pero la potente luz de su presencia estaba resquebrajando los muros y que Dios o Belcebú se apiadasen de él porque no pensaba impedir el derrumbe.
Nervioso como un niño ante su regalo de Navidad desabrochó el largo abrigo, al llegar abajo agarró la tela del vestido y subiéndola hasta la cintura, para tener un mejor acceso al centro de su locura, deslizó una de las manos por dentro de la tupida media. El hondo gemido que soltó cuando ésta tocó el suave vello y atrapó la cálida humedad compitió con el de ella. No se trataba de una competencia, pero maldita si no pensaba ganar en hacerla gozar clavándose en su alma. Le rozó, con una templanza de la que carecía, el clítoris con la yema aspirando la acelerada respiración y llenándose los pulmones con su caldeado hálito.
Exhortó un sofocante resuello al percibir el delicado contacto que la perseguía noche tras noche desde lo que le parecía una eternidad. Con cada toque su ser jadeaba más y su canal palpitaba añorando el sentirle por entero. Rompió el beso arqueando el tronco cuando dos de las falanges se deslizaron sobre los hinchados labios vaginales y se introdujeron sin dejar de acariciarla con el pulgar el inflamado punto.
Se retorció disfrutando de la sensación de tener por fin ese compacto cuerpo pegado al suyo y que lo asaltase tan implacablemente como nunca antes lo hizo ningún otro, porque sólo él había tocado su corazón.
Empezó a transpirar cuando al deslizarse en el lubricante interior los músculos se contrajeron a su alrededor, aprisionándolo como si no quisiesen dejarle escapar. La frustración se adueñó de él, quería sentir lo mismo en su pulsante verga y quedarse por siempre enterrado allí. Era doloroso las ganas de poseerla, pero la avidez con la que palpitaba su vagina le hizo sonreír y dejarlo de lado. Sí, estaba ganando y el mejor de los premios, además.
Necesitando palpar más de la cimbreante figura que se arqueaba contra él, abandonó las redondas curvas de su trasero y ascendió hasta cubrirle la suave ondulación de uno de sus pechos. Los dedos sufrieron por no poder pellizcar los pezones y su boca protestó con un gruñido por no tenerlos dentro de ella y jugar con los endurecidos picos. Con un gemido bajó la cabeza y la besó, penetrándola con la lengua igual que las falanges lo hacían con su contraído núcleo.
Alborozado por el fluido que impregnaba su dermis se empezó a mover más rápido, más profundo, sin dejar de rotar el pulgar con el mismo salvajismo y ansias. Las paredes internas se apretaron y tembló contra él gritando su nombre. Joder, que bien sonaba escucharlo de sus jadeantes labios.
Rodeado por su esencia y esperando a que sus pulmones volviesen a tomar oxígeno calmadamente, la miró fijamente maravillándose del resplandor y el gozo que brillaba en el hermoso rostro.
Tembló olvidándose de todo cuando él comenzó a frotarla y la otra palma le abarcó el pecho acariciándolo. Abandonando el agarre de su miembro se sujetó con saña a sus bíceps y comenzó a ondularse buscando una fricción más intensa. Su hinchada carne femenina se mojó aun más por el enérgico masaje haciéndola gemir ante la dura invasión. Embistió contra los dedos cabalgándolos con la misma velocidad como estos arremetían en su vagina, buscando expandir las pequeñas vibraciones que rasgueaban burlonamente en su ardiente centro. La explosión se presentó de forma abrupta elevándola hacia la estratosfera y dejándola caer suavemente de nuevo entre los brazos de su hombre.
Cuando el último espasmo del increíble clímax desapareció y el galopante golpeteo de su corazón volvió a su habitual ritmo, abrió los ojos.
—¿Qué estamos haciendo? —preguntó tenuemente sabiendo por qué lo había hecho, pero necesitaba asegurarse que él también opinaba lo mismo.
—Lo que debimos hacer hace mucho tiempo —afirmó con una fiera mirada—, y te aseguro una cosa cariño, lo vamos a recuperar—, confirmó aupándola y dirigiéndose hacia el ascensor con la risa de ella acariciándole el alma.
óóóóó
La suerte era una cabrona que se había aliado contra él, decidió observando como la pareja se perdía tras la enorme puerta. Golpeó con el puño el salpicadero y bebió un largo trago de la botella de vodka que tenía en la otra mano. Tosió cuando la transparente bebida resbaló garganta abajo quemándole el gaznate.
—Maldita mierda barata —rezongó lanzándola sobre el asiento del copiloto—, jodida mala fortuna.
Iba a recostarse contra el reposacabezas para seguir esperando su oportunidad de pillar desprevenida a la morena de piernas largas cuando el móvil comenzó a sonar, con disgusto agarró el dispositivo y masculló una palabrota al ver el número que palpitaba en la azulada pantalla. El bossy. Jodido Murphy y sus teorías, estaba visto que siempre todo podía ir a peor. Pulsó el botón de descuelgue y se llevó el aparato a la oreja.
—Diga jefe.
Tras poco más de 5 minutos de conversación el teléfono acompañó a la semivacía botella de licor en el asiento, mientras su dueño giraba la llave de contacto y el motor rugía. No estaba muy contento, no le gustaba nada recibir órdenes y detestaba con todas sus fuerzas aguantar broncas de inútiles que por tener una abultada cuenta corriente se creían con derecho a todo. ¡Puta escurridiza! Ella era la culpable de todo, como la odiaba, pero un día no muy lejano iba a cobrarse una a una las afrentas que estaba sufriendo. Con una sonrisa cruel en los labios salió del lugar donde estaba estacionado y se dirigió al encuentro con el bastardo que le llenaba los bolsillos de dólares, sí, a él también le haría pagar por hacerlo sentir como un gilipollas.
Continuará…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
He de reconocer que ha sido una sorpresa encontrarme hoy con un capítulo tan... wow wow. Sé que la cosa se veía venir de un modo u otro, que tampoco Rachelle y Charlie están a salvo de tan apasionado erotismo encerrados en una casita en mitad del bosque, que desde un primer momento supuse que el toque pasional y excitante vendría por ahí... pero encontrarme hoy con tan sorprendente- y explícito- capítulo, me ha encantado. Sí, porque ya era hora de que estos dos se arreglaran y dieran rienda suelta a su pasión- que en la primera parte del capítulo ya se veía una tensión sexual impresionante-, que me alegra que Theo se relaje un poquito y se aleje de Rae, que al fin y al cabo no es para él y que me encanta muchísimo más que ese secuaz acosador se dé de nuevo con un canto en los dientes jjajajjajajaj
Y ahora ¿para cuando nuestra pareja favorita?
Un besito y buena semana, niñas.
Wowwww....
Lo ame y disfrute cada linea de este capitulo. Ahora bien...espero que este par reaccione y no arruine el momento con cargo de conciencias cuando se liberen mutuamente.
Estan echos el uno el par el otro y deben ponerse las pilas para no arruinar las cosas.
Cuanta pasion en ese pasillo!!!! Sin duda Theo tiene manos magicas jaja.
Ahora esperemos que Rae y Charlie, tambien hablen y se relajen de una buena vez. Que esa miradita que se echaron valla mas alla. Tienen que sinserarse y aclarar las cosas.
Tambien me alegro que ese desgraciado acosador no haya tenido oportunidad de arruinar las cosas esta vez.
ahora a esperar por mas..
Chicas felicidades, siempre nos dejan con ganas de mas!!!
Joooooodddddddeeeeeeerrrrrr.......
(entre las temperaturas que tenemos y este capítulo, abanico y agua fresquita)
Sois ÚNICAS, vaya escenita con pelos y señales, vecinita cabrona incluida, eso es explotar y ríete de la burbuja inmobiliaria.
Para rematarlo el bestia ese se quedó con un palmo de narices, eso si muy, muy cabreado...
Nos faltan los protas de la historia, esos dos tienen que fundir la nieve que los rodea...
Hasta el miércoles chicas.
ya era hora de que esto pasase en fin aparte de que voy a abusar de mi marido en cuanto termine de escribir esto nose que mas deciros pero no hace falta¿no?
jajaja voy a divertime un rato
besos chicas y seguir asi
Uuufff q capitulo mas hot!.
Por lo menos Lewis fue a disculparse con Amanda y esta bueno q ella le dijera todo de como se sintio cuando la trato tan mal y la ofendio,pero vemos q los 2 se dieron sus gustos y ojala en ese transcurso se digan sus sentimientos xq ellos se quieren y q no sean tan tercos!
Y no me gusta q ese tipo tenga esas ideas con ella espero q lo le haga nada...
Oh que capituki tan romántico y erótico haber si se le pega a Charlie y de una vez conquista a rae.Le mando un beso y buen fin de semana
jiji como estan ? wepa que sorpresita la que me he encontrado hoy en este capitulazo de madre!!!! jiji.
Pense que el capi iba de Charlie y Rae y zuactas El policia de Theo no pierde el tiempo y yo pensando que era un bobo de lo peor jiji ,me han engañado nuevamente con la trama de la historia , jiji fabuloso , por esa razon estoy tan enganchada con sus historias. Me alegro que Theo le pidiese disculpas pues la insulto muy feo y no se vale , y otra me alegro que Amy se sacara un chin del coraje que sentia por culpa de el .
me han dejado con el ojo cuadrado uff que descripcion que hicieron muy buena y convincente ufff yo no estaba alli pero lo vivi wiiiiiiiiiii, lindo y hot el capi se cuidan hasta la proxima besos.
Mis niñas que capi más sensual y espectacular. Me ha encantado más que a un niño con zapatos nuevos y Theo me encanta más que una piruleta.
Tengo fuegoooooo en este cuerpo y necesito que mis bomberos me lo apaguen. Me ha subido la adrenalina, la temperatura y la bilirrubina, ha sido especial, eótico, sensual, sensible, con energía y voraz.
espero el siguiente capi con muchas ganas
saludis vampi
Tremendo capi por dios quiero maaas me encanta esta nueva pareja aqui se viene pasion heavy
ojala actualicen pronto me muero por saber de Amy .....
un abrazo grande gracias chicas
Publicar un comentario