martes, 14 de diciembre de 2010
CONQUISTADO POR UN SUEÑO. CAPÍTULO 36 (2ª PARTE)
El asco la traspasó al sentir los húmedos labios de Donald sobre su boca, forcejeó y movió frenéticamente la cabeza de un lado a otro para apartarse de él, pero las yemas de los dedos se hundieron sañudamente en su mentón obligándola a abrir los labios. Cuando la lengua masculina trató de invadirla sin pensarlo le mordió, un puñetazo en el estomago la tumbó de lado cortándole la respiración, jadeó enroscándose sobre si misma mientras él con aire de suficiencia la observaba sin pestañear.
—Sois una fiera mujer —se pasó el dorso y se puso en pie—, me gusta que seáis peleona, me hace veros como a una igual. Esperadme aquí bella dama —dijo con burla colocándole la mordaza— regresaré a vos y acabaremos esta lucha —predijo mirándola con lascivia—, no hay nada que me apetezca más que arrancaros las ropas y disfrutar de vuestra hermosura, pero primero he de ocuparme de un pequeño detalle antes de completar el circulo.
Suspiró de alivio cuando apartó las sucias manazas de ella, casi pudo percibir el sabor de su propio vomito cuando la besó de aquella manera tan violenta. Entre la nebulosa del llanto contenido por el daño infringido y con el miedo instalado en su cerebro por las ultimas palabras vertidas, lo vio alejarse. Todo rastro de temor hacia su persona se evaporó cuando dio cuenta que, con paso resuelto se encaminaba hacia el bulto inerte que yacía más allá, ¡se había olvidado de la niña! Se enervó cuando sin ningún tipo de cuidado, se agachó, asió la gruesa trenza y tiró de ella salvajemente. La muchacha gimió lastimosamente y trató de incorporarse para aliviar el dolor, que sin duda, le estaba produciendo la cruel agresión.
—¡Levantaos! —vociferó Donald estirando con saña del enredado pelo.
Liana hervía de impotencia al ver los vanos intentos de la chica por seguir las órdenes del bastardo que la maltrataba. ¿Es que no se daba cuenta que atada de pies y manos le resultaba imposible obedecerle? Se retorció intentando librarse de las malditas cuerdas. El tremendo bofetón cruzando el infantil rostro la hizo detenerse en su afán. Durante unos segundos sus ojos se encontraron con los las azuladas pupilas que llenas de pavor y entre una cortina de lágrimas clamaban por una silenciosa ayuda que ella no era capaz de brindarle. Se le rompió el corazón cuando aquel animal sin sentimientos volvió a torturarla y a rastras la condujo hacia los cercanos arbustos.
Ya casi se perdían tras los altos matorrales cuando Donald se giró hacia ella.
—Despedíos de Katia —liándose la trenza en la muñeca la obligó a alzar el rostro— y vos niña —con una mueca de burla observó la inocencia oculta tras la mugre y el terror—, despedíos de la vida.
Oyó su propio grito resonar en la cabeza cuando vio como sacaba la daga que portaba en su cinturón y con un ultimó tirón, desaparecía con la joven tras los helechos. Sintió el sabor amargo de la bilis impregnar su paladar al imaginar lo que aquel individuo podía estar haciéndole a aquella criatura. Una especie de cántico le llegó claro poniéndole los pelos como escarpias, quizá fuera por el tono tan bajo con el que era realizado, o por las palabras empleadas que le resultaban totalmente desconocidas, o su imaginación que le jugaba una mala pasada, pero cuando los acelerados latidos rebotaron contra su pecho supo que por el solemne deje con el que Donald impregnaba aquella cantinela, que estaba realizando algún tipo de tétrico ritual.
Cuando el silencio cubrió el paraje un mal presentimiento le recorrió la columna y la dejó helada, aguardó un instante inmóvil esperando oír un chillido o cualquier otra cosa que proviniera de Katia. El graznido de los cuervos que jugueteaban en una de las ramas próximas a ella la sobresaltó, ladeó la cabeza cuando el caballo -que hasta entonces permanecía paciendo tranquilo- relinchó y coceó como poseído. El repentino nerviosismo del semental, le trajo a la mente la frase que alguna vez repetía su tía <<los animales presienten el peligro y miran a la muerte a los ojos>>, aquel recuerdo le hizo ponerse en alerta.
Recorrió una vez más el entorno buscando una forma de escapar de todo aquello, se giró hasta quedar boca abajo tratando de encontrar algo sobre lo que poder frotar la cuerda, una roca más allá llamó su atención, sin pensarlo comenzó a reptar, gimió cuando las pequeñas piedras se clavaron en su busto, arañándole a su vez la piel del vientre que con el movimiento iba quedando expuesta. <<Un poco más Liana>>, se animó así misma, obviando la quemazón que le producían las raspaduras.
—¡Os dije que no os movierais! —el grito la paralizó por completo y un enorme pie sobre su espalda la hundió al suelo—, tendremos que hacer algo al respecto con vuestra obediencia.
De repente la presión desapareció y con una rabia inusitada Donald le dio la vuelta. Los desquiciados orbes se clavaron en ella traspasándola. Liana tragó saliva y todo su cuerpo tembló cuando al alzar la mano vio la sangre correr por ella, no sólo tuvo la certeza de la suerte que había corrido la pobre Katia, sino que si nadie lo remediaba también moriría, sola, maniatada y de forma aberrante en un oscuro bosque escocés.
Donald estudió a Liana, aún vulnerable, indefensa y a su merced conservaba ese aire de reina que le fascinaba, sucia, rota y golpeada continuaba encendiendo ese deseo que lo consumía, incluso sabiendo que retozaba con su peor enemigo, que abría su templo para otro y se deshacía en brazos del Laird de los McRea no podía evitar que su corazón palpitara lleno de amor por ella. Sacudió la cabeza, no Liana no merecía su amor, no merecía nada de lo que había pensado ofrecerle, nada. Sólo la muerte aplacaría el desengaño, la desilusión que ella había instalado en él. Sólo cuando exhalara su último aliento quedaría libre del hechizo de esa mujer con la que había anhelado compartir el poder de gobernar el mundo. Puta. Bruja maldita. La había respetado, adorado como a una diosa y ella…, sintiendo como la furia se iba apoderando de él apretó los puños, lo había rechazado como si no fuera más que un pobre necio, pero ahora él estaba al mando, él tenía el poder.
Vagó la mirada por la esbelta silueta y su verga palpitó recorriendo las curvas femeninas. Ya tenía la fuerza vital de la virgen y pronto tendría la de la amante del hombre al cual destetaba con todas sus fuerzas, una carcajada se liberó de su laringe, esa misma noche Carman sería liberada y camparía por el mundo desatando el mal con él a su lado, pero antes —llevó la mano a su dolorida entrepierna— aliviaría el deseo contenido, iba a poseer a Liana de Edimburgo, iba a profanar su calido santuario una y otra vez hasta exorcizar la lujuria que le quemaba y lo haría con crueldad, la haría pagar con alaridos todo el daño que le había infligido y cuando la noche cayera sobre ellos con su manto de estrellas, la volvería a tomar de todas las maneras posibles antes de que su sangre se mezclara con la de la niña que había secuestrado y asesinado, haciendo realidad la profecía.
Con violencia se tumbó sobre la asustada mujer y sin mediar palabra hurgó entre las apretadas piernas dispuesto a disfrutar de su premio.
Las huellas los condujeron hasta el lindero del bosque, aunque todavía podían percibirse algunos helechos aplastados la abundante vegetación, y los altos árboles oscurecían en demasía el intricando paisaje que aparecía ante ellos. Tras atar los caballos y dejar a uno de los hombres a su cuidado se adentraron con sigilo, Angus —sintiendo el aliento de su Laird en el cogote—, se desojaba buscando ramas rotas, pisadas o cualquier otra cosa que les pudiera guiar hasta su señora.
Aldair, espada en mano, seguía de cerca al joven que iba delante. De vez en cuando se revolvía buscando a Niall que iba justo detrás, el señor de los McInroy cada vez parecía más taciturno y las pocas veces que sus ojos se encontraron no había sido capaz de aguantarle la mirada, ambos pensaban lo mismo, conforme las horas pasaban la esperanza de encontrar a su mujer con vida se desvanecía un poco más. Sacudió la cabeza intentado apartar esas terribles ideas que se clavaban en su pecho como un puñal, si no conseguían encontrarla o si lo hacían demasiado tarde, una daga en el centro de su tórax sería un alivio para mitigar el dolor que lo consumiría. No sería capaz de vivir sin ella a su lado, sin la calidez de su cuerpo, sin su risa o sus mohines de disgusto, sin sus pullas ni sus besos. Liana <<¿Dónde estáis?>> interrogó al cielo con su mente, una lágrima se instaló en rabillo del ojo esperando una respuesta que nunca llegó. Una lenitiva palma sobre su hombro lo hizo girarse para encontrarse con unas conocidas retinas violáceas.
—Aldair
—Niall —se abrazó a su amigo sin importarle que sus hombres vieran la debilidad de la que era preso—, moriré sin ella.
—Tened fe —respondió con comprensión mientras observaba a los hombres volverse de espaldas respetuosos con el dolor de su señor—, la encontraremos.
Maldiciendo por haber dejado que la incertidumbre se adueñara de él, se pasó el dorso apartando la humedad de las mejillas. Con voz grave ordenó a los guerreros continuar la búsqueda.
Giró la cara libre de mordaza cuando Donald trató de besarle en los labios, se retorció bajo el hombre que ahora apretujaba sus pechos haciéndole daño. No pudo evitar una arcada cuando los dedos ensangrentados le sujetaron la mandíbula y con abrumadora virulencia tomó posesión de su boca metiéndole la lengua hasta el fondo de la garganta, se contorsionó con más ahínco intentando quitárselo de encima, logrando con ello que se excitara más y la manoseara sin piedad alguna, pero a pesar de que sentía como sus hombros casi se descoyuntaban, como las rocas se le clavaban en la espalda y como la maroma que sujetaba las muñecas se incrustaba un poco más en su carne con cada uno de sus movimientos, le era imposible no intentar desprenderse de ese ser.
—Dejad de luchar, no tenéis una sola posibilidad —el tono victorioso le provocó un gran asco.
—Aldair, socorro —sollozó con la voz áspera.
—Olvidaros de vuestro amado Laird, no vendrá —aseguró con jactancia pasando las yemas por el cuello. —, nadie vendrá.
—No me toques cerdo asqueroso —voceó mirando hacia la frondosidad del bosque esperando ver aparecer a su hombre— ¡Que alguien me ayude! ¡Aldair!
—Eso es seguid peleando –se mofó restregando su erección contra ella-, así vuestra sumisión será más placentera.
—Cobarde —masculló lanzándole un escupitajo que le dio de lleno en pleno rostro.
—Puta —obviando el salivazo cerró una palma sobre su laringe y apretó, mientras llevaba la otra hasta la azulada prenda rasgándola de un tirón.
—Nno —boqueó tratando de respirar, pero los dedos como garfios se cerraron un poco más.
—¿No? —sin soltar la garganta tomó la daga que portaba en el cincho y con una lentitud aplastante pasó la afilada punta por la perlada frente, la ceja y la mejilla —¿Qué os parecería si destrozara este hermoso rostro? —, sonrió complacido cuando la vio abrir los ojos despavorida, era lista y sabía que sus palabras eras ciertas-, quizá más tarde.
Satisfecho con el poder que ahora tenía sobre ella y envanecido por el pavor que reflejaban las eclipsadas pupilas, deslizó la hoja entre la delicada tela que cubría los turgentes senos y de un tajó los liberó embriagándose con la imagen que tanto había soñado ver ante él. Se extasió con la visión de aquellos montículos de piel dorada que lo desafiaban a ser probados, pero esperaría un poco más hasta tenerla completamente desnuda para disfrutar de cada porción de aquella belleza. Un ligero gorgoteo le hizo alzar la vista, en la hoguera de su excitación no se había percatado que la presión que ejercía en ella se intensificaba de tal manera que estaba asfixiando a la mujer que con tanto frenesí deseaba. Aflojó para permitir que sus pulmones se llenasen del ansiado oxigeno y continuó el recorrido hacia abajo dejando que la brillante hoja resbalara del valle de sus pechos hacia su vientre y jugase con el perfilado ombligo, exultante por el movimiento de los músculos queriendo alejarse de él, serpenteó hasta la opresiva prenda bajo la cual se ocultaba el secreto de su femineidad, con un diligente corte el botón salió despedido encantado con el jadeo que brotó de Liana, bajó la cremallera lentamente vislumbrando el oscuro y frágil tejido que aparecía debajo, acercó los dedos trémulos y gimió al percatarse de la suavidad de la extraña vestimenta, un temblor lo sacudió al imaginar que la piel que se escondía tras ella sería como satén en su palma. Impelido por el desgarrador deseo de hacerla suya, seccionó con un ágil movimiento las maromas que le impedían llevar a cabo ese ávido cometido. Cuando oyó un tenue suspiro escapar entre los labios de Liana y ésta movió sus extremidades, diligente agarró la cinturilla del pantalón y tiró de él para apartar la ultima barrera que lo separaba del paraíso.
—Sois perfecta, un sueño —bisbiseó entre dientes—, y vais a ser mía.
Continuará...
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10 comentarios:
La madre del cordero, pero de verdad que vais a dejar que la toque?
a no, eso no puede ser, no me seais tan malas, perobueno que me esta dando un reasco que no veas, que espero que Alaird los encuentre ya y le castre alli mismo, y que tarde horas en ver como la sangre abadona dolorosamente su cuerpo hasta caer muerto y en mismisimo infierno, me cago en to lo que se menea, que mi pobre chica no se merece que la pase nada malo
bueno ya me calmo, es que no lo puedo remediar
que os quedo genial, como siempre, pero me teneis de un nervioso, que estos dias no estan resultando ser buenos para mi, y asi me lo poneis aun peor.....
un beso mis niñas, cuidaos mucho
Irene
Es el primer capitulo que leo, me he llevado una grata sorpresa, me gusta el ritmo y la viveza en que contis la historia.
No conozco aún la trama y los personajes pero sin duda está en un punto álgido,vaya sádico y cobarde porque hay que serlo para comportarse de esta manera, espero que reciba su merecido.
besos.
Guay pobrecita liana con es cosa pulpo, cerdo baboso y otors adjetivos . Y aldair que no se a parece lo dejaron muy interesante sigan chicas
Hoo mis niñas ya no se si golpear a alguien o esperar a q Liana lo haga..deberas niñas q cada capitulo se lucen...me tardo tantito en poder pasar lista pero ahora por problemas tecnico con mi pc y por tiempo no la he podido llevar a q la revisen pero si estoy entrando nenas....un bezaso y q sigan teniendo una semana linda....
PD. pasando lista¡¡ (desde otra computadora) jejejje
IRENE, yo no sé si es por estas fechas o qué, pero estás obsesionada con el cordero, jajaja.
A mi también me dio mucho asco, en serio, hubo un momento en que yo misma le hubiese arrancado sus partes pudientes (a veces me sorprendo a mi misma hablando tan bien, jeje).
Lo que si que siento es ponerte más nerviosa de lo que ya estás por estas fechas, aunque admite que estos si que molan.
WENDY, muchas gracias por haberte leído este capítulo y es un honor saber que te gustó.
Cierto que Donald es sádico, pero confieso que a pesar del asquito que me dio aquí, disfruté con esa maldad suya (dejo claro que eso se debió porque no es real).
¿Sabes? Ya poco para que finalice.
CITU, todos esos adjetivos que le adjudicaste le van que ni pintado y Aldair, pues no sé, quizá aparezca el viernes, quizá.
VERONIK, como se te echa de menos, pero lo importante es que a pesar del medio fallecimiento de tu pc haces el esfuerzo por leernos y seguir pasando lista.
Gracias a todas por dejar vuestras impresiones y no abandonarnos. Sois lo mejor de lo mejor.
Mil perdones por la tardanza, pero que sepáis que aunque me retrase un poquito jamás se me olvidará perderme entre vuestras letras.
Esta vez ha sido intenso, sí señor, y me habéis mantenido con el corazón en un puño hasta el final.
¡Qué escena la acontecida a la pobre Katia! He sufrido pensando en als atrocidades que ese bellaco estaría obrando con ella tras los arbustos, al son de un siniestro cántico ritual. De verdad que sois perversas, pues me ha afligido muchísimo el terror que he vislumbrado en esas pupilas azuladas que miraban a Liana solicitando un mudo auxilio. Y Liana, la pobre, sabiéndola torturada y sin poder acudir en su ayuda...
¡Qué bellaco este Donald, agarrarla del rojizo cabello envolviendo la trenza en su muñeca y arrastrándola sin piedad...! ¡Si era una pobre niña aterrorizada! A saber de qué aldea la habría raptado el muy animal...
Menuda cogoja contemplar a Aldair en ese estado, dispuesto a suicidarse ante la ausencia de su amada; y qué momento de complicidad entre los amigos al entenderse con tan solo una mirada...
"...moriré sin ella". Preciosa sentencia.
Cuando Donald regresó a Liana estuve todo el rato pensando :"Aldair, aparece, arráncaselo de encima antes de que sea tarde..."
Pero ni mis anhelos ni los de Liana obtuvieron respuesta. Contuve el aliento cuando acarició su rostro con la daga y durante todo ese intenso acercamiento me mantuve en tensión... No podéis permitir que la posea tan salvajemente como tiene pensado hacer (bueno, ni salvajemente ni de ningún otro modo, claro). Aldair debe aparecer, quitárselo de encima y borrarlo del mapa de una vez... pero antes un ligero forcejeo estaría muuuuy bien.jejejejejje
Besos y estoy pendiente, mis niñas.
Donald tiene que morir de forma cruel, tiene que pagar por todo lo que esta haciendo a Liana y espero que no le haga más, que en el siguiente capitulo Aldair se lo impida y vuelva a ser feliz por que esta muy triste.
Esta vez no me retrasé mucho.
Gracias por este capitulo.
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH... espera que cojo aire... AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Dios, ¡me va a dar un síncopeeee!
¿Como me dejáis así?
Por favor que Aidar llegue a tiempo, por favoooooor...
Que pena la pobre niña, y más que sufrí al leer su nombre, Katia, así se llama mi madre... jolín, que mal lo pasé.
Pobre Liana, ahora mismo odio al cerdo de Donald más que a cualquiera sobre la tierra... cabrónnnnnnnn...
Espero con ganas saber que pasará mis chicas...
os kiero, sosi las mejores:D
kisses...
Hola chicas!
Aunque no os comente de continuo, sigo la historia, que conste!!
Desde luego nos habéis hecho pasar un rato muy desagradable de la mano, o manos, de Donald. Espero que Aldair aparezca pronto y lo ponga en su sitio, y salve a su dama en apuros!!
Espero que tengáis un feliz y productivo finde!!... y a abrigarse, porque a dos bajo cero esta noche pasada aquí, ya es tela ya!!
Besos!!
que pena lo de la niña, no esperaba que fuese a morir. Y a Liana, no la violará ¿verdad?
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