viernes, 24 de diciembre de 2010

CONQUISTADO POR UN SUEÑO CAPÍTULO 36 ( Parte 4ª)



Sabía que su vida pendía de un hilo, allí rodeado por aquellos bravos que se morían de ganas por ensartarlo como a un cochinillo, pero también era consciente —y eso lo llenaba de jubilo— que el Laird McRea querría ajusticiarlo él mismo, así era el honor en las Higlands las ofensas de sangre se limpiaban con sangre. Rechinó los dientes cuando lo vio dejar a la que debía haber sido su dama y a la vez la llave a la inmortalidad, bajo la protección de aquel al que llamaba “su hermano”,  pero su gesto se transformó raudo en felicidad cuando se dirigió hacia él empuñando la espada.

—De nuevo frente a frente —con una socarrona curvatura en la boca señaló a Liana— y de nuevo una mujer entre ambos.
—No os atreváis ni…
—Demasiado tarde para advertencias ¿no creéis? —sugirió dando un paso atrás.
—Sois un cobarde y merecéis morir como tal, –escupió asqueado-, mas aunque pienso rajaros y dejar vuestras tripas para el disfrute de las alimañas, os daré la oportunidad de pelear por vuestra vida.
— ¿Luchar? —la carcajada restalló por todo el claro—, no necesito luchar contra vos, tengo todo lo que os pertenece, quizá deberíais escucharme.

Aldair hizo un gesto con la mano deteniendo a sus hombres que estaban tan impacientes como él por acabar con aquello, cualquiera de ellos lo hubiese matado con gusto, pero ese placer sería solo suyo, le arrancaría el virulento corazón con sus propias manos antes de echárselo a los canes para que se alimentaran con él.

—Nada de cuento digáis requiere la más mínima atención por mi parte —respondió exacerbado—, ahora aceptad la oportunidad que os doy y morid con honor.
—Cuanta violencia en un hombre conocido por su temple, quizá os aplacarais si habláramos de cierta reliquia que obra en mi poder —sonrió triunfante al ver la cara de asombro del Laird—, ¿os acordáis de ella? Una que un bastardo impidió hace tiempo que fuese mía.
—¡Mentís!
—¿Estáis seguro? Preguntadle a ella.

Aldair se revolvió hacia donde Liana permanecía inmóvil, parecía una niña asustada, aferrada a su plaid como si esa prenda fuese su única salvación, esa imagen lo encolerizó haciendo redoblar los potentes latidos.

—Donald dice la verdad —asintió ella—, me mostró el medallón junto al río antes de…
—¿Donald? —interrumpió entrecerrando los párpados—, su nombre es Liam McInroy, él es el miserable que nos llevó a vagar durante siglos como almas errantes y vos… —se detuvo, girándose hacia el causante de todos sus males— ¿Dónde está?
—Bien ahora que tengo vuestra atención, será mejor que ordenéis a vuestros lacayos que bajen las armas y que se marchen —paseó con indulgencia la vista por los McRea—, después de todo esto es entre vos y yo.

Aldair echaba chispas cuando clavó la vista en el traidor que aún se atrevía a imponer sus condiciones, prensó los puños hasta que los nudillos se tornaron blancos deseoso de espetarlo con la ancha hoja a la que se aferraba, mas obviando esa necesidad imperiosa, suavizó la mirada al posarla en su dama que como un ratoncillo tembloroso se dejaba cuidar por su amigo, ella era lo más importante, el anhelo de saberla segura y a salvo entre los muros del castillo era su prioridad, apretando los dientes volvió a posar los ojos en el bellaco que parecía disfrutar de la situación y asintió lentamente.

—Volved a la fortaleza —mandó con firmeza—, llevaos a la señora…
—¡No! —bramó Liam—, ella se queda, le hice una promesa y deseo cumplirla, quiero que os vea morir.

Liana soltó un jadeo al escuchar las palabras de Donald/Liam o como se llamara, había tanto odio en ellas que se le congeló el corazón, mientras que el de Aldair, por lo contrario, parecía estar henchido de ira, tanta, que incluso desde la distancia que los separaban podía ver el pulsante palpitar de la vena de su cuello a punto de estallar.

—Está bien, me quedo —proclamó con una seguridad que no sentía—, quiere que te vea morir —los garfios en que se convirtieron los dedos de Niall sobre su brazo la lastimaron, pero con una enérgica sacudida se liberó de ellos y se acercó a los dos hombres apartó los ojos de Aldair incapaz de soportar la inquisitiva mirada y los fijó en el cabrón  que estaba a su lado—, pero será tu muerte lo que contemple.

Se detuvo cuando alguien la sujetó suavemente por el codo, se revolvió lo suficiente para ver para ver el desconcierto y  la callada advertencia en el fuego amatista que la estudiaba, los labios se fruncían mostrando su enfado, presionó un poco más el agarre avisándole con el gesto que esa vez no la soltaría.

—Valiente y con agallas, más que alguno de los machos que se llaman guerreros a si mismos —aseveró Liam con un deje de admiración—, toda una amazona, sí tenéis más coraje que cualquiera de estos —barrió a los presentes.
—Si estas intentado impresionarme con esos banales halagos pierdes el tiempo —afirmó levantando la barbilla—, ya has conseguido que permanezca aquí, ahora devuelve el medallón.
—No tan rápido maise, primero quiero que desaparezcan todos —escudriñó uno a uno a los presentes y se detuvo en el fiero guardián— también vos mi señor.
—Sois la deshonra de los McInroy —masculló Niall soltando un escupitajo a sus pies.
—¿Y eso lo dice el varón que no contento con  robar a la fuerza la virginidad de su esposa ordenó fustigarla? —una mortal palidez cubrió el rostro del Laird, su tez se volvió tan blanquecina que incluso la nívea cicatriz que cubría su mejilla parecía haber desaparecido, Liana lo miró perpleja— ¿no lo sabíais? Yo mismo crucé la lechosa piel de Brianna con un latigazo que la dejó marcada para el resto de sus días.
—Hijo de…
—Sabéis que no miento —continuó con soberbia— mientras vos os encamabais con Muriel, esa a la que tanto decís amar, era vilipendiada como una cualquiera, claro que encontró consuelo en el lecho de vuestro "hermano".

Envuelto por la abrasadora y carmesí vesania, desenvainó dispuesto a matar a Liam y cerrar para siempre la falaz e hiriente boca.

—¡No, es mío! —clamó Aldair—, dando un pesado paso hacia él.
—Me halaga vuestro afán posesivo—, aplaudió Liam reculando ante la verdadera amenaza que suponía su señor—, mas se os olvida una cosa, que como supondréis siendo tan valioso no llevo encima.

El silencio volvió a reinar en el sotobosque, Liana contempló a los tres hombres, un velo de emociones cubría los ojos de Niall, destacando entre ellas la tristeza ante las palabras del traidor, pues aunque el amor de Brianna y el Lobo era auténtico éstas eran verídicas y le habían afectado sobremanera, por su parte Aldair sudaba copiosamente y su mandíbula se tensaba presa del desconcierto y la cautela, estaba segura que anhelaba acabar con la vida de Liam pero antes necesitaba recuperar la legendaria gema y el bastardo los estudiaba lleno de arrogancia. No lograba entender como ese hombre, rodeado y amenazado por los fieros highlanders en vez de sentir pavor ante la suerte que le esperaba continuaba jactándose de aquella manera. Apretó los párpados para no ver el petulante rostro, de pronto la leyenda que guardaba la legendaria joya y que en su día Aldair le contara se abrió paso en su cerebro y las piezas fueron encajando, la presencia de la pobre niña en aquel lugar estaba premeditada.

—Miente, lo lleva consigo por que pretende liberar a la bruja —se plantó la palma en el estomago sintiendo una fuerte angustia—, por eso mataste a Katia —ahogó un sollozó al recordar los agónicos orbes pidiéndole auxilio—, por eso estoy yo aquí. ¿Qué necesitabas exactamente de mí?
—Lo que obtendré, vuestra vida.

El grito de Aldair retumbó haciendo eco, el aletear de algunas aves se mezclaron con el imponente alarido y Liana se encogió por dentro al verlo abalanzarse hacia Liam, que cayó sobre sus posaderas desconcertado por el ataque.

—No lo encontrareis, jamás —afirmó desde el suelo esperando el mandoble.
—Levantaos y luchad, sed un hombre al menos una vez en la vida —ciego de rabia lo agarró por el tartan y lo alzó.
—Estoy desarmado —dijo trastabillando por la fuerza con la que el Laird lo soltó.
—Dadle vuestra espada —ordenó a uno de los suyos que se mostró receloso ante tan peculiar demanda, un guerrero jamás se despojaba de su arma—, ¡Dádsela!

El joven, con el asco reflejado en el rostro, lanzó el estoque que con un ruido sordo quedó tendido a sus pies lo miró con estupor al ver que su treta no estaba dando el resultado esperado. El tenso silencio le traspasaba los oídos, los ojos de todos le quemaban como antorchas recorriéndole la piel y el odio hacia Niall, Aldair y Liana le consumían cegándole el raciocinio. Con agilidad tomó la empuñadura y con un grito de guerra se abalanzó a sesgar al menos una de las vidas antes de que La Morrigu tomara posesión de la suya.

El movimiento fue tan imprevisto que sorprendió a los presentes, Liana abrió la boca para chillar pero sólo un jadeó lastimero escapó de su ser cuando todos sus huesos chocaron contra el suelo.
 Aldair embistió con todas sus fuerzas a Liam, no esperaba la traicionera acción, estaba preparado para contener el choque del acero contra el suyo, pero jamás hubiese imaginado, a pesar de la mente que lo caracterizaba, que él dirigiría la afilada hoja hacia su compañera. Agradeció los excelentes reflejos de Niall que la empujó en el momento justo de la envenenada trayectoria, evitando que ahora yaciera partida en dos.
Los gritos de los hombres jaleando a su Laird mezclado con los silbidos de las hojas cortando el aire le hacían vibrar los tímpanos y le erizaba el vello de la nuca. Tras ayudarla a incorporarse, Niall la mantenía sujeta contra él evitando que presenciara la lid que discurría a su espalda, ella se aferraba a los pliegues del tartan con firmeza. Con cautela apartó el rostro y miró hacia la contienda justo en el momento en que Liam atacaba y Aldair trastabillaba. Ahogó un gemido y volvió a enterrar la cara en el amplio y musculoso pecho clavándole las uñas en la dermis y provocando con el instintivo gesto que diera un pequeño respingo. ¿Por qué no hacían nada?, ¿Por qué en vez tanto vitorear no hacían algo para terminar con esa absurdez?

Aldair repelió un nuevo avance y bailoteó alrededor de su atacante antes de lanzar una estocada que el maldito gracilmente esquivó. No cabía duda que era una alimaña de la peor clase, pero una que tenía gran experiencia en el arte de la guerra.

—Si peleáis por el medallón perdéis el tiempo —dijo sin resuello—, si muero no lo encontrareis y si morís vos no os hará falta.

Aldair no hizo caso se limitó a lanzar un nuevo golpe que rozó el antebrazo de Liam haciéndolo sangrar.

—Un arañazo —terció el herido restándole importancia—, y si lucháis por la dama —un nuevo mandoble repelido— debo alabaros el buen gusto, una verdadera fiera Liana de Edimburgo.

Obvió la provocación y se concentró aún más en su cometido, el nuevo derechazo tocó esta vez uno de los hombros, aunque no lo suficiente.

—Sí, esa mujer tiene una verdadera hoguera entre las piernas —confirmó con voz dolorida—, y aunque tuve que someterla y hacerle daño os aseguro que me quedé seco con su calor, una buena puta la que os lleváis al lecho.

La cólera lo guió al escuchar las repulsivas palabras, cegado y sin mostrar el menor temple cargó contra Liam, que aprovechando el descontrol de sus emociones le atacó a su vez.

Liana se volteó en el instante en que se producía la violenta acometida, el terror la abatió al ver a Liam aterrizar sobre Aldair y como alzaba su estoque dispuesto acabar con su highlander, levantó la vista hacia Niall que la había soltado de su abrazo y parecía anonadado, ¿no iba a ayudar a su amigo? sin esperar respuesta a su propia pregunta agarró la daga que reposaba en la cintura del Lobo que no hizo nada por detenerla.

Con los ojos opacados por el llanto y el miedo atenazándole las entrañas, corrió a socorrer al amor de su vida, cuando estuvo a su lado, sujetó el estilete con ambas manos y lo hundió entre los omoplatos de Liam sintiendo como la hoja se abría paso entre la carne y el hueso, un calor viscoso fue impregnándole los dedos tiñéndolos con el rojo intenso de la fuerza vital que manaba de la herida inflingida. Horrorizada ante lo que acababa de hacer se llevó las manos ensangrentadas al pecho antes de caer de rodillas al suelo.

Meciéndose sobre si misma observó como varios hombres se acercaban prestos a los dos cuerpos para liberar a su Laird y como si de un saco se tratase dejaron caer a Liam. Sollozó de alivio al ver como Aldair, apoyándose sobre sus palmas se incorporaba despacio, iba cubierto de sangre y se temió lo peor, rompió en un llanto descontrolado cuando su singular sonrisa le iluminó la hermosa tez

Casi le estalla el corazón al ver a su compañera derrotada y compungida mientras se balanceaba postrada sobre la fría tierra. Tumbado y por encima del hombro de su adversario la había visto correr y clavar el puñal en la espalda del agresor, su tigresa no vaciló en socorrerlo al creerlo en peligro. El orgullo que sentía por su Liana no tenía parangón. Sin apartar la vista de la desconsolada imagen de la mujer por la que rebosaba amor, gateó hasta ella y asiéndola con delicadeza la acunó entre sus fornidos brazos.

—Ya acabó mo gràdh —siseó besando tiernamente el cabello femenino—, miradme.
—Oh Dios mío —exclamó palpando inquieta el sanguinolento tórax en busca de alguna laceración—, oh Aldair.
—Calmaos, no es mía —sonrió para tranquilizarla—, estoy bien.

Llorando y riendo histérica se aferró a él con desesperación, había temido enormemente por aquel hombre, lo amaba tanto que había asesinado por él. Se tensó llena de pavor ante este hecho.

Aldair se percató del envaramiento de Liana, las falanges, antes trémulas, descansaban rígidas sobre su columna y las uñas se le hundían implacables en la piel. Preocupado por el cambio de actitud la apartó levemente para vislumbrar la lividez que bañaba la bonita cara ahora salpicada por el fluido carmesí del que era portador.

—Liana ¿Qué os sucede? — demandó preocupado por el extraño rictus de angustia.
—Lo he matado. —susurró bajando la mirada a las palmas.
—No —la zarandeó suavemente— ya estaba muerto.
—Lo he matado —repitió con la vista perdida.
—Escuchadme —esta vez la sacudida fue más violenta, hasta que ella afianzó sus orbes en él—, yo acabé con su vida no vos, mirad.

Le giró la cabeza para que examinara a la moribunda figura, que unos metros más allá emitía extraños ruidos parecidos a gorgoteos al respirar. La espada de Aldair se erguía clavada en su vientre.

—Reaccioné con el tiempo justo de protegerme —explicó deslizando los  nudillos por la pálida mejilla—, el mismo se ensartó en la hoja.
—Pero yo… —parpadeó cuando todo empezó a girar a su alrededor.

Aldair la observó vacilar y la atrajo hacia él justo en el momento en que perdió el conocimiento.

Con los últimos estertores, Liam confesó la muerte de la pequeña y sin arrepentirse de ninguno de sus pecados expiró maldiciendo y sin confesar donde había ocultado la joya. Varios de los muchachos peinaron la zona y dieron con el cadáver de la desafortunada, más de uno tuvo que correr hacia los helechos para aligerar el estomago, ellos, guerreros fraguados en el fragor de la batalla, acostumbrados a ver cuerpos descuartizados y desentrañados no pudieron soportar la carnicería que aquella pobre inocente había sufrido.

La pequeña —amordazada y con las extremidades amarradas—, había sido golpeada violentamente y sus tiernas carnes abiertas en canal desde la garganta hasta el pubis. Niall alargó la mano para cerrar los opacos ojos, que repletos de terror resaltaban en el sucio rostro, cuando estos se deslizaron bajo sus yemas un gran pesar lo recorrió ante tamaña barbarie y la imagen de su bebé se dibujó en su cerebro, el dolor que lo atravesaba se intensificó al pensar como se sentirían los padres de la muchacha cuando le entregaran el cuerpo profanado de su hija. Movió la cabeza para despejarla de tan ingratos pensamientos y se despojó de su plaid para terminar con la dantesca visión. Iba a dejarlo caer cuando algo llamó su atención, un trozo de cadena resaltaba en la enrojecida dermis con el alma en la garganta tomó los eslabones y tiró de ellos, del hueco donde horas antes palpitaba un joven corazón surgió chorreante el medallón de los McRea aguantando una arcada lo depositó en el suelo y musitando una oración desplegó sobre la niña el tartan de los McInroy,  clavó la vista en aquel trozo de tela que con tanto orgullo portaba y defendía  y se avergonzó al darse cuenta que eran los mismos colores que lucia el bastardo que le arrebató la vida.

Continuará...


7 comentarios:

Florcita de Pura Flor dijo...

oohhh Chicas!!!!
que escena tan ouuchchh no se como describirla.. pero después de haber pasado toda la mañana sin luz, me encanto...
felices fiestas y un fuerte abrazo

Irene Comendador dijo...

Por favor, que lucha, que violencia, y que fuerte y valerosa es mi querida protagonista, que va y defendiendo a su hombre le clava el puñal al bastardo hijo de puta
Ok, ya me calmo, pero es que de verdad que mi estomago esta igual que el de los pobres gerreros, casi potando por los helechos
pobre niña, que crueldad, pobres padres y almenos una pequeña alegria, que encaontraron el medallon, gracias al cielo, que todopaso, ya estoy deseando ver a nuestra pareja relajarse un poco en un abrazo que ayude a que el corazon de Liana vuelva a latir con normalidad
Un beso chicas que como siempre un capitulo perfecto
Os adoro guapisimas
Irene

AKASHA BOWMAN. dijo...

¡Qué capítulo más intenso, mis reinas, y aunque esté mal decirlo tengo que admitir haber disfrutado muchísimo con ese enfrentamiento entre ambos guerreros!¡Virilidad a raudales, en pleno duelo, ya sabéis lo que eso le gusta a esta damita victoriana... con vosotras estoy perdiendo el recato jjejejejjeje).

Me asombró la osadía de Donald/Liam, que pese a saberse rodeado de hombres deseosos de matarlo seguía ofendiendo y provocando tanto a Aldair como a Niall. Quizás la certeza de saber que el honor de Aldair le impediría permitir que otro le diera muerte lo hacía sentirse más seguro aún rodeado de fieros guerreros.

Muy cruel la mención al pasado de Niall y Brianna, pues pese a que no le faltara razón, no tenía lugar mencionar tales hechos. Nadie cuestiona el gran amor que el Lobo siente en el momento presente por su esposa de cabellos de fuego.

¡Me ha encantado la refriega! He podido ver a ambos combatientes fintando uno enfrente al otro, espadas en alto y con el odio impreso en sus pupilas. Me he enfurecido con la insinuación de Liam de haber poseído a Liana "me he secado con su calor..." más quisieras, imbécil (uysssss perdón).

Al final el ver cómo Liana empuñaba la daga de Lobo y atacaba a Liam en defensa de su hombre me fascinó, aunque al final no fuera su estoque el que le diera muerte. Ese solo acto es ya una prueba enorme de amor.

¡Pobre Katia, sabía que habría obrado una salvajada con ella, pero no supuse tal bestialidad! Me han impresionado los aterrorizados orbes de la pequeña aún abiertos, mirando desde el vacío que conlleva la muerte.
Dentro de la macabra situación me alegra que hubieran encontrado al fin el medallón.

Genial capítulo, espero la continuación.

PD. Felices fiestas, mis niñas.

KaRoL ScAnDiu dijo...

UIIIII:D


Qué pasadaaaa... qué lucha, que fiereza de mi Liana, si es que esta mujer es lo más de lo más...
Por fin Donald/liam, o como se llame a tenido su merecido...
eso sí, no sé si es porque no leí la novela anterior, pero no sabía lo que le había echo el lobo a Brianna y mi corazón se hizo un nudo... jooooo...

Pobre niña, qué barbarie le hizo el cabrón este a su cuerpo...

menos mal que parece que lo peor a pasado... eso espero...

Os quiero con locura mis reinas:D

pasad buena noche...

Kisses...

Anónimo dijo...

Joder, el capitulo estuvo estupendo, toda la pelea y el valor. Pobre Niall, se veia que estaba arrpentido y maldito Donald que se atrave a tratar mal a Liana.

Me hicieron viajajr directamente dentro de la historia, y eso fue genial ^^

Pobre niña profanada, pobre familia y que asco que el medallon estuviese guardado en el hueco donde iba el corazon. El bastardo de donald/Liam es un verdadero cabron, menos mas que ya esta muerto, se lo merecia y creo que una dolorosa estocada en el estomago es la mejor forma.

Felices fiestas Sokaly, perdon por no pasar tan seguido. Un beso y que esten de lo mejor.

Silvia dijo...

Que intensidad, apenas he podido respirar mientras lo leia.
Yo hubiera echo sufrir a Liam, le hubiera retorcido la espada varias veces antes de clavarsela, se lo merecia por ser tan cruel por que hay que ver lo que le hizo a la niña.
Se acabó la pesadilla y Aldair y Liana por fin están juntos.
Gracias por este capitulo tan apasionante.

pepis dijo...

Mis Diosas , Musas me han dejado anodadada jiji no se como se escribe esa palabra , pero "JODERRRRRRR "" que hoy si se votaron ...
!!!!OMG !!!! Que capitulazo de madre jiji . Chikkkkas van a tener que decirme el secreto de donde sacan esa imaginacion para escribirrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr . siempre consiguen dejarme con la boca abierta y definitibamente odiando el (CONTINUARA ).
OH Dios ese Donald era el serrote (que quiere decir pedazote de mierda )de Liam . es que ustedes me han enganado jiiji, como no me di cuenta que el jodio Donald era el Liam ? , pero me enbolvieron ,ademas de saber escribir escenas romanticas y etc tienen una mente cachambrosa para las escenas de maldad definitivabamente son unas MASTER jiji ,si que ustedes se las traen escribiendo . chiquilinas me encanta como escriben , les deseo un feliz ano nuevo y un millon de cosas buenas , gracias por permitirme leer sus historias y aqui seguire fiel a su blog , se cuidan y muchos besitos y abrazos .

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