miércoles, 19 de octubre de 2011

EL PRECIO DEL AMOR - CAPÍTULO 30



Con la respiración aún jadeante tomó el rostro de la mujer que yacía bajo él y la contempló con embelesamiento, observó con detenimiento la curva de sus cejas, su piel tersa, los vidriosos ojos oscuros y los labios entreabiertos e hinchados por los besos compartidos. La amaba. Como le gustaría decirle que su corazón estaba repleto de amor por ella desde que la había visto la primera vez. Sonrió cuando los suaves dedos le repasaron su mandíbula y al mismo tiempo una enorme incertidumbre le golpeó.

Con pesar se apartó de ella hasta quedar tumbado, se tapó la tez con el brazo en un intento de ocultar el miedo que tomó posesión de él. Habían hecho el amor de forma salvaje y ¿ahora qué? No quería ser uno más, no podría soportarlo.

Amanda miró con detenimiento a Theo, a pesar de que era mucho más grande y corpulento, tenerlo encima era todo un placer, uno al que se podría hacer adicta sin ningún esfuerzo. Se sentía como si estuviera en un sueño allí entre sus brazos. Sus verdes orbes clavados en ella eran una caricia a sus sentidos, veía tantas cosas en ellos o quizá solo las estaba imaginando, pero fuera como fuese quería disfrutar de aquello un poco más. Alzó la mano y la posó sobre la rasurada mejilla deseando percibir su calor. Ronroneó como una gatita satisfecha cuando él le dijo lo bonita que era regalándole un delicado beso. Casi protestó al ver como se giraba hasta quedar boca arriba y cubrió la cara con su antebrazo. Se cubrió con las mantas mientras una repentina sensación de frío le recorrió por completo.

Era consciente de la atracción que el hombre que estaba a su lado tenía por ella, pero también de lo que pensaba y aunque se disculpó por las crueles palabras que vertió de forma dañina, y creyó en su arrepentimiento, su forma de actuar no había sido el de una mujer decente. Se entregó de forma descarada a sus caricias en el portal de su casa y luego en su cama continuaron dando rienda suelta a una pasión que no creyó poseer. Nunca fue así con ningún otro, había disfrutado del sexo sin inhibiciones, pero jamás había estado a punto de arder en llamas con un simple toque y ni por asomo rozar la pérdida del conocimiento cuando el éxtasis la reventó en ondas rompiéndola a pedazos. Se volteó hacia él y le llamó, permaneció impasible. Se le quebró el alma cuando sin mirarla siquiera se sentó en la cama dándole la espalda. Un sollozo escapó antes que pudiera evitarlo.

Oyó como ella susurraba su nombre cálidamente, le escocieron los ojos, tragó saliva y se incorporó. Tenía que tranquilizarse antes de poner las cartas sobre la mesa, pero el sonido de un lamento lo hizo mirar por encima del hombro. Amanda lo observaba con los iris cuajados de lágrimas aferrando las mantas contra su cuerpo.

—¿Qué ocurre? —preguntó preocupado inclinándose hacia ella que cerró los parpados.
—Nada.
—Amanda.
—Yo… —entreabrió las pestañas húmedas—, supongo que tienes que irte.
—¿Por qué supones eso? —demandó pasando un brazo por los hombros atrayéndola hacia él.
—Ya tienes lo que querías, ves al final tenías razón soy una mujerzuela que…
—Deja de decir tonterías, ya te dije que no pensaba lo que decía, estaba enfadado, celoso, herido —bufó haciendo que lo mirara— y no, no tengo lo que quería Amanda, sólo una parte, una muy pequeña por que yo quiero todo.

Lo contempló a través del acuoso velo que empañaba su visión, parecía enfurecido pero también nervioso y perdido, temeroso.

—Es cierto que fuiste mía, y lo deseaba con todas mis fuerzas, pero… —titubeó un segundo, era el momento—, pero yo quiero a la mujer completa, con su genio y su ternura, quiero esto—, acarició suavemente la testa—, y esto—, deslizó una mano por encima del cobertor que cubría el tentador cuerpo—, pero sobre todo quiero esto—, tiró suavemente de las mantas hasta que dejó sus senos al descubierto y posó la palma entre ellos—. Si no puedes darme lo que pido lo entenderé, aunque no me conformaré con menos.

Un tenso silencio se instaló entre ellos, él la observaba expectante, ella miraba la mano abierta sin parpadear. ¿Estaba entendiendo bien o eran sus ansias la que la hacían pensar que se estaba declarando? La ronca voz de Theo la sacó de sus cavilaciones y dudas.

—Te amo —prosiguió ante el mutismo—, siempre lo he hecho, sé que no puedo pedirte que sientas lo mismo que yo, por eso entenderé y aceptaré tu decisión sea cual sea.

El corazón comenzó a bombearle con tanta fuerza que pensó que se le quebrarían las costillas, un sentimiento de paz y de jolgorio la desbordó, mientras ríos salados manaban de sus retinas bañándole los pómulos. La amaba, Theo la amaba.

—Amanda, lo siento tal vez no debí…
—Te amo Theodore Lewis —añadió interrumpiéndolo poniéndose de rodillas frente a él—, tanto que ya apenas puedo respirar si no estás cerca.

Apenas creía lo que le estaba confesando, esa preciosa mujer correspondía a sus sentimientos, continuaba hablando pero ya no la escuchaba, no quería nada más que besarla, amarla. Acunando el rostro entre sus grandes manos le cerró la boca con un beso mientras la arrastraba de nuevo hacia el colchón.

óóóóó

Sentada en el porche y arrebujada en el enorme anorak que la protegía del frío contemplaba el vasto bosque que se extendía ante ella, quiso levantarse y perderse entre aquellos abetos para siempre, acabar con todo de una vez. Levantó la vista hacia el cielo plomizo, tristes nubes grises se movían incansables ante sus ojos, así oscuro y acongojado sentía su corazón. Ni siquiera se percató cuando Charlie salió y sentándose a su lado les cubrió a ambos con una gruesa manta. Se sentía tan sola y perdida.

Había estado observándola durante mucho rato, llevaba más de una hora allí fuera mirando al frente sin moverse. Se apartó de la ventana y dirigiéndose al sofá agarró una de las prendas de abrigo sobre el respaldo, debía estar helada, salió y maldijo cuando la bofetada de aire le cruzó la cara, deseó volver dentro pero fue hacia el banco, desplegó la cobija, se sentó y los tapó a ambos, no dijo nada solo se quedó allí mirando sin ver. 

Tras un rato que lo mismo pudieron ser 1 ó 10 minutos sacó la mano y le agarró la barbilla obligándola a mirarlo. El dolor, la angustia y el miedo que vio en los celestes orbes le golpearon como un puñetazo en el centro del estómago. Un cepo de culpabilidad le aprisionó el corazón, no era responsable de su terror, pero sí de aquel pesar que opacaba su bella mirada, bien sabía Dios que daría media vida por poder regresar al pasado y hacer las cosas bien, por borrar aquel fatídico día en que jugó como un idiota con sus sentimientos, pero no podía hacer nada por cambiar lo sucedido. Tal vez si ella lo escuchara, si fuera capaz de explicarle el por qué de todo aquello pudiera perdonarlo, ya que él no lo haría jamás.

—Rae —se percató como parpadeaba como si hubiese estado a kilómetros de allí—, ¿estás bien?
—Eh, si —la voz de Charlie la sacó de su ensoñamiento—, tengo frío.
—Llevas mucho tiempo aquí —se puso en pie y la cubrió por completo—, vamos dentro.

Se dejó arrastrar hasta el confortable y cálido interior, el calor de la cabaña fue como un bálsamo para sus helados huesos. No protestó cuando la llevó hasta el sofá, se sentó y la depositó sobre su regazo, a sabiendas que no estaba bien lo que hacia suspiró y se acomodó sobre sus muslos antes de enterrar la cabeza en el amplio tórax cubierto con la camisa de franela. Cuando los protectores brazos la rodearon alzó los suyos para posarlos alrededor de su cuello. No pensó en nada más, su cuerpo se encendió de deseo, sus terminaciones nerviosas se alteraron con su contacto. Pero era consciente que en aquellas suaves caricias no había pasión, no era el hombre quien la tocaba, era el amigo quien la reconfortaba.

No estaba cómodo con ella tan pegada a él, podía sentir las yemas de los dedos sobre el cuero cabelludo, los turgentes senos rozándole el brazo, las nalgas sobre su muslo y sobre su miembro que comenzaba a tomar vida propia, pero era consciente que después de lo sucedido no lo estaba provocando, que lo último que quería era alimentar el fuego de la lujuria que comenzaba a consumirlo. Debía obviar lo que anhelaba y hacerse a la idea que entre sus brazos no estaba la mujer por la que perdía el sentido sino la niña temerosa que corría a buscar su protección cuando algo la asustaba.

Con un suspiro alzó la cabeza del nido de su pecho y buscó su mirada, los chocolateados iris despedían un brillo mitad duda mitad compasión. Se quedó ahí prisionera en aquellos orbes que pedían a gritos lo que ella estaba dispuesta a dar, sí, lo deseaba con todo, cada fibra de su ser clamaba por ser poseída por él. Iba a echar por tierra sus principios, sus estúpidas buenas maneras, quizá apenas le quedara tiempo, quizás quien acechaba en la ciudad acabara con ella a la mínima oportunidad y quería vivir, quería sentir a Charlie suyo al menos una vez más. Sin más dilación bajó la testa y posó los labios sobre los suyos.

Se tragó el gemido que pugnó por salir de su garganta cuando la vio agachar la cabeza hacia él. No era tonto y vislumbró cada uno de sus pensamientos mientras la observaba, no sabía que estaba pasando exactamente por su mente, pero en algunos aspectos era tan transparente que resultaba aterrador para un tipo como él, harto de casi todo. Dejó que la tímida boca rozara la suya, crispó los dedos en la cintura femenina al percibir el sutil toque de la punta de la lengua en su comisura, cerró la mano en un puño impaciente por tomar lo que le ofrecía, por invadir aquella cálida cavidad y comenzar una lucha de sentidos en la que ambos serían vencedores y vencidos, pero algo en su interior se encendió diciéndole que parara. Con disgusto deslizó las palmas por sus brazos y la apartó. Se sintió como un gilipollas cuando se percató de la incredulidad de su cara, pero prefería parecer eso que no volver a ser el cabrón de antaño.

—No, Rae.

La estaba rechazando, un insoportable dolor le traspasó el corazón ya tan destrozado que no pensaba que pudiera romperse más, pero al parecer estaba equivocada. El calor del rubor por la vergüenza la cubrió por completo, trató de apartarse pero el golpe había sido tal que la dejó inmóvil. Así que allí estaba como una idiota, sentada sobre el hombre que amaba desde que tenía uso de razón y al cual parecía repelerle.

—Lo siento —masculló rígida como una roca.

Quiso golpearse por su rudeza, pero joder es que con ella no sabía como actuar sin meter la pata, mierda ¿por qué las cosas eran tan difíciles ahora?

—No es culpa tuya —carraspeó mientras asía su barbilla para que lo mirara—, no te avergüences cariño, en todo caso soy yo el que debería estarlo.
—No debí…
—Calla —apartó la vista un instante antes de volver a fijarla en ella, se removió un poco para que sintiera su erección en las nalgas—, te deseo Rae, es lo único que hago día y noche, pero… —, tomó aire—, pero tenemos que hablar.
—Yo no quiero hablar —susurró más calmada.
—Pero yo sí, escúchame estás vulnerable y si ahora hiciéramos el amor terminaríamos por sentirnos culpables —curvó los labios al ver su incredulidad—, te conozco, no eres lo que hoy pretendes mostrar y yo tengo que aclarar muchas cosas contigo, tienes que saber por qué pasó…
—No deseo saberlo —respondió sacudiéndose de él—, ¿acaso cambiará algo que me cuentes por qué me usaste?
—No y te juro que me gustaría volver atrás y borrar todo el daño que te hice —afirmó con voz tenue.
—Pero no puedes —se izó molesta y se separó de él— no puedes eliminar el dolor, ni la angustia, ni la desesperación.
—Lo sé —se puso en pie y aferró sus hombros—, aunque tal vez puedas lograr entenderme y volver a confiar en mí.
—Está bien —musitó con altanería—, habla.

Sin soltarla tiró de ella y la hizo sentarse, él permaneció levantado, dando cortos pasos y frotándose las manos nervioso, tenía que hacerlo, era la única forma de empezar de nuevo, la única manera justa y honrada de tratar de comenzar algo con ella desde un principio, sin mentiras ni reproches. Tragó saliva, una, dos veces y clavó la vista en la mujer que lo miraba sin parpadear, un escalofrío le recorrió la medula y una patina de sudor le perló la frente, era hora de dejar las cosas claras, de poner la verdad sobre la mesa.

óóóóó

Como una furia entró al despacho, odiaba ir a aquel sitio de ricachones pero era parte de su trabajo, su jefe no se reuniría con él en un bar de mala muerte, no, ese tipo de gente debía hacer ostentación de su dinero y su clase. Aún escuchaba los gritos de la secretaria a la que había apartado como a una mosca y que quedaron ahogados cuando cerró la costosa puerta de un golpe. Contempló el sillón de piel que le daba la espalda moverse despacio hasta girar por completo y que el gran hombre le mostrara su cara de disgusto. Le importaba tres mierdas si estaba enfadado o no, más lo estaba él que no lograba llevar a buen puerto ninguno de sus planes.

Sin mediar palabra el grandísimo hijo de puta abrió un cajón y le tendió un papel doblado, Dios como le gustaría patear esa cara hasta vaciarle las cuencas oculares, como disfrutaría viendo ese traje perfecto salpicado por la roja sangre. Apartó los funestos pensamientos y alargó el brazo para tomar lo que le ofrecían.

—¿Qué es esto? —preguntó mirando lo que estaba escrito.
—Tú ultima oportunidad.

Alzó la vista de la hoja y la clavó en el ricachón, las ganas de reventarle la cabeza se acrecentaban por segundos, apretó los párpados y echó mano de su poder de concentración para no saltar por encima de la mesa y estamparlo contra la ventana que tras él se alzaba como un ojo enorme hacia la ciudad.

—Estoy harto de pedir favores, unos que me cuestan dinero y tiempo —sentenció el hombre haciendo un aspaviento—, ve ahí y acaba lo que debiste terminar hace tiempo.
—No me gusta que me digan lo que tengo que hacer —gruñó guardándose la nota.
—Ni a mi perder unos buenos dólares en un inútil.
—Pues vaya usted mismo y haga el trabajo —frunció el entrecejo desafiante—, no, el señorito no puede mancharse las manos.
—Si vuelves a fallar estás despedido.

Respiró profundo para aplacar la bestia que rugía en su interior, algún día, sí algún día ese arrogante acabaría con los huesos partidos dentro de algún contenedor de basura, pero ahora tendría que aguantar las ganas de abrirlo en canal como la alimaña que era, asintió y se volteó para retirarse, antes de salir miró por encima de su hombro.

—No erraré.
—Por tu bien, espero que tengas razón —fue la respuesta que oyó cuando dejaba el despacho. 

Continuará...



12 comentarios:

ana dijo...

a sido buenisimo por fin theo le a dicho la verdad y parece que se quedan juntos pero me he quedado con la duda de lo que van a contarse los protas en fin ya se vera un beso y el capi genial

Laura dijo...

Q dicha q entre Theo y Amanda se dijeran sus sentimientos y aclararan las cosas me alegro x ellos 2,ahora esta el asunto de Rea y Charlie era mejor q el la apartara xq es cierto los 2 se ivan a sentir culpables despues y volverian a lo mismo,esta bueno q Charlie diga todo lo q paso con la apuesta.
Q pasara con ese tipo q le dio una direcion sera donde esta Rea q dudas...gracias cichas x el capitulo se cuidan mucho!

Emilia dijo...

Amy y Theo se han sincerado.
Espero con ansiedad esa explicación de Charlie y que todos no sólo RAE, podamos comprender porque actuó como lo hizo.
Deseo que a ese cerdo le salga el tiro por la culata, y que se vuelva contra su pagador, ese sería un gran final para estos dos.
Esperando ya que llegue el próximo miércoles para acudir a esta nuestra cita, no me la perderé por nada.

vangelis28 dijo...

No se ustedes pero yo extrañe enormemente "la escena" de amy y theo de veras esperaba que nos describieran cuando ellos hacian el amor quede con gusto a poco del capi anterior!!......tendre que conformarme con mi imaginacion!!!buahh
Niñas pucha que nos tienen en un alma en un hilo con la reconciliacion de Charlie y Rae espero que Charlie se explique bien para salir de esta....

pepis dijo...

Que bonito lo que ha sucedido entre Theo and Amy. Tengo que reconocerles que estuvo de lo mas caliente pero ame la forma en que se estan emparejando.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ellll amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrre que bello es !!!! LOL,
Creo que me he vuelto ha enamorar LOL. A Charlie creo que le va costar perdonarse el mismo por lo que le hizo ha Rae y que bueno para que se de cuenta que esas cosas no se le hacen a nadie .
y bueno creo que la hora de sincerarse va ha ser un trago duro , pero pasara y las cosas se pondran en su lugar .
me dan ganas de darle uno buenos azotes a ese maton de alcantarilla podrida .uffffffffff es un insoportable , !matenlo !, !matenlo! !!!!!!!PLEASE !!!! jiji.

Sinceramente las fotos que ponen estan muy acertados con los capitulos , cada foto es como el tema del capitulo muy interesante , siempre la pegan , al igual que los videos que han hecho de las otras novelas y respectivas fotos.
Buenisisisisisisisisimo les quedo el capi , muchas gracias , chikkkkas besos hasta nuestra proxima cita .

J.P. Alexander dijo...

Amanda y Theo son un linda pareja me fascino como están sincerandose . Les mando un beso y se me cuidan chicas.

Anónimo dijo...

me ha encantado la relación de theo y amanda, espero con ansiedad que pase lo mismo con rae, y por Dios quien es el cabron que la odia tanto. ¡Tendrá algo que ver con la apuesta?
Estoy deseando saber como sigue Un beso oy hasta pronto.Cuidensen Pino

Noel Arias dijo...

Amanda y Theo!!!

Me gusto que pudieran dejarse llevar por todo lo que sienten. Ahora que dejen a un lado el pasado y comiencen una linda etapa. Se aman e hizo falta pasar por tas estas experiencias para darse cuenta que son le uno para el otro.

Ahora, que Charlie se sincere. Que confiece todo lo que tiene guardado y convenza a Rae que la ama con el corazon. Sin duda, todavía le costara que ella vuelva a confiar libremente, pero con amor puede curar las heridas.

Espero tengan un tiempo agradable juntos antes de ese loco se cruce en su camino.

quien sera???

Chicas son unas genias!!! buen trabajo

MariCari dijo...

Muy buen capítulo, por fin se han entendido Theo y la morena, je ,je... Bss...

Lectora Nocturna dijo...

El capi magnífico, espectacular. Theo por fin se ha declarado, y al final estan juntos. Y nada habra que esperar a saber que le va a contar ccharlie a rae.

saludis vampi

Lighling Tucker dijo...

tal y como dije x facebook vine en cuanto pude pero vine eh?? jajaj me lei los dos caps k me faltaban jajajja lectura para mas, asi k genial!!
theooo con su amanda k bonitooo!! oh k ganitas!! al fin le exo narices y se declaroooo ohh k me muer de la emocion!!

me encanto!!!! ahora kiero k sea feliz RAEE, pero YA!! pore mujer k lo necesita! charlie ponte las `pilas chaval eh?? jajajajaj

niñas k adoro vuestras letras! sois las mejores!! no hay nadie como vosotras haciendlo libros juntas! asi k os felicito de corazon! sois mis escritoras favoritas!!


cuando podais pasr x mi blog x fiiiiiii, bueno estrellitas feliz fin de semana! el proximo sabado estoy x akiiiii

AKASHA BOWMAN. dijo...

Me ha encantado la declaración sincera de Theo, sin artificos prosaicos ni iramientos, sincero como la vida misma y como el momento exigía. No es necesaria la poesía para hablar de amor, ¿verdad?

En cambio, entre Rae y Charlie las cosas llevarán su tiempo, parece ser. Charlie sin quererlo mete la pata cada vez más, hiriendo a su adorada Rae con sus impulsos desmedidos. Espero sinceramente que esa conversación pendiente resuelva algo las cosas.

Estoy en ascuas en cuanto al mandamás, de veras que me siento intrigada con ello.

Un beso y buena semana, queridas.

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