jueves, 1 de octubre de 2009

EL GUERRERO DE MIS SUEÑOS(CAPITULO7)


Khons miró a la mujer que dormía abandonada en sus brazos, su cabeza descansaba sobre su pecho, su pierna estaba entrelazada sobre la suya, y su brazo le rodeaba la cintura. Era preciosa, perfecta y eso le dio miedo, después de la primera vez, habían hecho el amor pausadamente primero y más violentamente después. Mariella se entregó a él sin barreras, dándolo todo, poniendo en ello la vida misma. Acarició su pelo sintiéndose extraño, él dormía solo, pero le gustaba tenerla allí, primero cuando se limitaron a dormir y cuando después de despertarse y hacer el amor nuevamente cerraron los ojos completamente extasiados abandonándose al sueño mientras seguían acariciándose bajo las sábanas, tras su quinto orgasmo se encontró relajado y satisfecho de tenerla sobre su cuerpo. La miró y entrecerró los ojos, Mariella era sólo una mujer, una como tantas, ni más ni menos, una mujer que se iría muy pronto de este mundo, pensar eso le llenó de tristeza el corazón sorprendiéndolo a él mismo, porque Khons no tenía sentimientos. Debía hablar con ella, quería saber que le ocurría, Eleazar fue muy vago con sus explicaciones, frunció el ceño, ya encontraría el momento, ahora iba a disfrutar de su abandono, del placer de su piel de seda. Mariella se removió entre sus brazos, él cerró los ojos y fingió dormir.

Mariella abrió los ojos y sonrío al verse sobre él, lentamente se incorporó y lo observó dormir, era tan guapo, el hombre más guapo que había visto en su vida, se movió para acomodarse mejor, sintió un leve escozor entre sus piernas, recordó todo lo que le había hecho y sonrió satisfecha, le recorrió el cuerpo con los ojos, un cuerpo perfecto, hecho para la guerra y también para satisfacer los deseos de una mujer, ella lo sabía bien. El fuego de la lujuria volvió a instalarse en ella humedeciéndose al instante, acarició su pecho pero él no se inmutó, bajó sus labios hasta aquellos que la habían besado unas horas antes y los rozó.

- Te quiero -suspiró contra su boca, luego se levantó envolviendo su desnudez con la sábana y se perdió en el cuarto de baño.

Khons abrió los ojos, aguantó estoicamente su recorrido a pesar que estaba excitándose por momentos, estuvo a punto de tumbarla y volver a hacerle el amor cuando ella lo besó, pero sus últimas palabras habían sido como un puñetazo en pleno estómago, apretó los puños, ella estaba equivocada, confundida, no podía quererlo, a él no, volvió la vista hasta el baño al oír el agua de la ducha, él no se merecía que nadie lo quisiera, sencillamente porque él nunca quería a nadie, nunca se permitiría amar a nadie, jamás dejaría que nadie le importara demasiado, así era desde que tenía uso de razón y así seguiría siendo.


Mariella estaba sentada en el sofá leyendo una revista, estaba hambrienta, debía llamar a su hermano y pronto, aquello no era normal, ella no comía tan a menudo, pero esa misma noche sin faltar se pondría en contacto con Eleazar, miró a Khons que trasteaba algo sobre la mesa, se levantó y se acercó a él.

Khons se fijó en la mujer que se había convertido en su amante, caminaba pausadamente hacía él, con los ojos pardos clavados en los suyos, le sonreía, Mariella siempre sonreía, debía hablar con ella, al principio pensó que era mejor dejar correr el tiempo, que ella le contara si quería hacerlo, pero en aquellos momentos deseó saberlo todo, cuando estuvo a su lado la agarró fue hasta el sofá y la sentó en su regazo, acarició su pelo soltándoselo de la coleta que llevaba a la espalda. ¿Cómo era posible que se estuviera muriendo? ¿Por qué ella no le decía nada? Tomó su rostro entre las manos y la besó con fuerza, sorprendiéndola. Mariella se agarró a su cuello y disfrutó del beso.

- Khons -descansó la cabeza sobre su hombro-, tengo que llamar a Eleazar, necesito alimentarme.
- Bien -él acarició su espalda-, aunque si quieres, te dejaré beber de mí.
- ¡No! - se separó de él bruscamente, se levantó y le dio la espalda-, no puedo alimentarme de ti.
- ¿Por qué? -se puso tras ella, la abrazó por la cintura y la atrajo a su cuerpo mientras lamía su cuello.
- Porque sólo puedo hacerlo de mi hermano, tú no eres nada mío -ella ni siquiera se molestó en mirarlo cuando sus brazos se tensaron a su alrededor.
- Es cierto, tan sólo soy…-la apretó más junto a él, tanto, que casi le costaba respirar, su voz era un susurro cargado de desprecio-, un hombre con el que desahogarte.
- ¡No!, eso no es cierto y lo sabes -trató de soltarse, de enfrentarlo, pero no podía liberarse de su abrazo de acero.
- No importa -él la soltó y fue de nuevo hasta la mesa, ella se quedó clavada donde estaba-. Llámalo.
- Khons..., hay algo más -levantó la vista hasta ella y la vio retorcerse las manos-. Me gustaría que nos dejaras solos cuando él venga.
- Sí, claro -sus ojos parecían hielo verde que la traspasaba llenándola de frío-. Sabes, porque me has asegurado que Eleazar es tú hermano, que si no…
- Lo siento -ella se acercó y alargó los brazos hasta él que se movió apartándose de ella-. Yo…, yo te quiero.
- Deja de decir tonterías -tomó su chaqueta y fue hasta la puerta-. Llámalo, no os molestaré, volveré antes del amanecer.


Tan pronto como él salió de la casa, un terrible sentimiento de soledad se apoderó de ella, amaba a Khons con todas las fuerzas que tenía, era lo que más deseaba en el mundo, estar con él, hacer el amor con él, pasar el resto de su vida en sus brazos, pero el resto de su vida se limitaba a apenas una semana más, no se había sabido expresar bien y lo había herido sin querer,¿Cómo pudo decir que él no era nada suyo?, Dios que estúpida había sido, claro que podía beber de él afianzando vínculos que se romperían en poco tiempo, pero no quería decirle que en unos días más todo se habría acabado y para siempre, no quería su pena, quería su amor, eso era egoísta por su parte y lo sabía por que ella apenas le ofrecería el suyo por unos pocos días, tal vez debería volver con Eleazar y esperar su fin con resignación. Se apartó las lágrimas que corrían por sus mejillas y llamó a su hermano.

Khons condujo a toda velocidad, estaba furioso con ella, decía que lo quería y casi comenzó a creérselo, pero no confiaba en él, ¡Eres un imbecil!, además le había dejado muy claro que era lo que realmente deseaba de él ¿no?, joder pero le había dolido oírle decir que no era nada suyo. Entendía que no se alimentara de él, no le gustaba, pero lo entendía, tal vez alguna cosa le impedía hacerlo, pero lo apartó de su lado como a un insecto molesto, con bonitas y educadas palabras pero sin temblarle la voz. Maldita fuera, Mariella le estaba afectando más de lo que le gustaría, ella se iba a morir un día de estos, otra cosa que no le había dicho, ella se convertiría en nada y él seguiría allí vivo, rodeado de hembras que no eran tan delicadas, que no le pedían explicaciones ni se las daban tampoco, ella lo alejaba de su lado, bien que así fuera, no le importaría darle lo que buscaba, lo pasaban bien juntos, besándose o haciendo el amor, y a eso se atañería de ahora en adelante, si anhelaba desahogarse con él no se lo iba a negar, después de todo era un hombre sano y le gustaba el sexo. Sí, le gustaba mucho el sexo y mucho más con Mariella, una mujer que se entregaba sin reservas, toda la timidez que la envolvía desparecía entre sus brazos, era tan apasionada como él mismo, eso era bueno por que ambos disfrutaban del acto, así que el tiempo que siguiera en su casa las cosas se limitarían a eso, unos buenos revolcones, y listo.

Mariella llamó a Eleazar y se sentó a esperarlo en el sofá, una tristeza la envolvía por completo y se filtraba por su piel llenando cada una de sus células, tal vez debía explicarle su situación a Khons, decirle la verdad, contarle que se iba apagando lentamente y que tan sólo estaría unos pocos días más en el mundo de los vivos o de los no muertos, y que después desaparecería para siempre de la faz de la tierra como si nunca hubiese estado allí, para ella no se erigiría una lápida ni nada parecido, no lanzarían sus cenizas al mar, ni a ninguna otra parte, sencillamente por que no quedaría nada para enterrar, nada para lanzar…, lloró en silencio.

Eran casi las 6 de la mañana cuando Khons regresó, pasó la noche conduciendo su moto, tratando de calmarse, no era capaz de pensar con claridad debido a la furia que lo invadía, lo único que tenía claro era que debía apartarse de Mariella, no quería saber nada de ella, no quería que siguiera a su lado, de todos modos no comprendía porqué Eleazar se la encargó a su cuidado, debía protegerla pero no sabía de que, aquello era como un callejón sin salida, Mariella era como un paquete que llevó a su casa esperando indicaciones que no llegaron nunca.

Entró y dejó la chaqueta y las llaves, Mariella estaba encogida en el sofá con un camisón blanco enrollado en sus piernas, maldijo para sus adentros, no sólo lo había echado de su casa, también se había ido de su cama, su ira se multiplicó. En dos zancadas estuvo a su lado, la levantó en vilo y sin miramientos la dejó caer sobre el colchón, ella abrió los ojos y se encogió en la cama al ver la furia de sus ojos. Khons se tumbó sobre ella, y la besó con violencia, le subió el camisón hasta las caderas, le arrancó las bragas de un tirón y bajó la cremallera de sus pantalones, lo justo para liberar su erecto miembro, clavando los ojos en ella, la penetró con la misma violencia que la había besado, ella lanzó un pequeño grito, pero se agarró con brazos y piernas a él, cerró los ojos cuando el calor comenzó a recorrerla, a inundarla, aún con esas embestidas duras la estaba llevando al centro mismo del placer, él continuaba con los ojos clavados en ella, con los músculos de la cara tensos. Mariella comenzó a temblar debajo de él, le clavaba las uñas en la camiseta tratando de atraerlo junto a ella, para fundir su cuerpo con el suyo, gritó su nombre mientras el mundo se rompía a pedazos ante sus ojos, él fue a su encuentro en ese mismo instante.

Cayó sobre ella, abrumado por lo que estaba sintiendo, pensaba echarla pero las ansias de tenerla fueron más fuertes, el deseo que sentía por ella era más fuerte que él mismo, cuando la vio lejos de su cama, quiso castigarla, tomarla con violencia, demostrarle quien mandaba, pero como siempre su respuesta lo dejó sin aliento, la tomó con furia y ella se entregó con la misma fiereza. Cerró los ojos y enterró la cara en su hombro, oliendo el aroma a flores de su pelo.

- Te quiero -musitó ella, acariciando la espalda aun cubierta por la camiseta.
- ¡Cállate! -se levantó de encima de un salto, dejándola con los brazos extendidos y vacíos-, no vuelvas a decirme que me quieres, nunca más.
- Pero te quiero -no quería llorar, pero las lágrimas brotaron de sus ojos descontroladas.
- Bueno, pues guárdate tu amor para quien lo necesite, o para quien lo quiera -se levantó de la cama, se subió la cremallera y comenzó a caminar-, yo no te lo he pedido, nunca pido lo que no voy a ofrecer.
- Por favor, escúchame -ella fue tras él.
- ¡No! -se volvió, ella se detuvo-, no tengo nada que escuchar.
- Tenemos que hablar -caminó hacia él y le acarició los fuertes brazos-, tienes que escucharme.
- De acuerdo -él se cruzó de brazos para evitar que ella lo siguiera tocando-, te escucho.
- Siento haber rechazado tu oferta para alimentarme de ti -ella se sentó, necesitaba apoyarse en algo o caería de bruces al suelo, cuando le fuera contando todo lo que tenía que decirle-, pero, sólo bebo de mi hermano.
- Mira, no pierdas tiempo con explicaciones –él se sentó a su lado dejando varios centímetros entre sus cuerpos, debería odiarla, pero lo cierto es que la deseaba de nuevo-, no tienes que excusarte ante mi, no me importa lo que hagas o dejes de hacer, quiero que lo tengas claro.
- Aún así -ella secó sus lágrimas de un manotazo-, sé que me acogiste en tu casa porque Eleazar te lo pidió, y ya sólo por eso te debo una explicación.
- No tienes porqué -él la miró con frialdad, disimulando sus ganas de volver a besarla, de apartar aquellas lágrimas que rodaban por sus mejillas-, es parte de mi trabajo, fue una orden y yo la acepté, es sencillo, he sido entrenado para ello.
- Sí, supongo -le dolía la frialdad de sus palabras.
- Bueno -él se levantó tratando de zanjar la conversación.
- Creo que debes saber porqué estoy aquí -dijo ella al verlo alejarse-, me estoy muriendo.
- Lo sé -contestó él deteniéndose en seco, su jefe se lo había dicho pero oírlo de los labios de la propia Mariella fue un terrible golpe, lo dijo con tanta serenidad, como si fuese algo normal, que se quedó impactado, se volvió hacía ella-, Eleazar me lo dijo.
- Bien, no sé que te contó -lo miró unos segundos antes de bajar la vista al suelo-, pero lo cierto es que una noche entre mis pesadillas apareciste tú, yo te nombré y mi hermano pensó que podrías acabar con esto.
- ¿Yo? -se acercó y se sentó junto a ella sin tocarla.
- Sí, es una tontería, lo sé -se retorció las manos-, se lo dije a él, pero ya lo conoces.
- ¿Qué te ocurre? -preguntó-, Eleazar no me contó nada, aparte de decirme que te estabas muriendo.
- Bueno, en realidad no lo sé, simplemente que en unos días todo se habrá acabado para mí -él la abrazó y ella se dejó envolver por sus brazos-, hace unos años conocí el día exacto en que dejaría este cuerpo y este lugar para siempre.
- Mariella -aquello era más de lo que podía soportar-, no te hagas esto, no necesitas seguir hablando si te hace daño.
- Oh, no te preocupes -pegó su rostro a su pecho, reconfortandose con el calor que Khons desprendía, con el sonido de su corazón que latía un poco acelerado-, estoy preparada, es lo bueno de saber cuando te vas a morir, tienes tiempo para hacerte a la idea. Al principio me aterroricé, apenas comía y lloraba todo el tiempo, pero ahora que ya está cerca el momento...- alzó los ojos hasta él, Khons los tenía cerrados-: Sabes, sé que será doloroso, pero trataré de ser fuerte, si puedo trataré de irme en silencio, no quiero hacer sufrir a los que amo.
- Dios -ella hablaba con tal serenidad que a él se le helaba la sangre, había visto el rostro de la muerte muchas veces, incluso una vez sintió su apestoso aliento muy cerca, había temblado de miedo al verla acercarse, y allí estaba ella, hablando tranquilamente pegada a él-, deja de torturarte de este modo, cariño.
- Te quiero Khons -le acarició el torso con las manos-, sé que no sientes lo mismo por mí, pero déjame amarte, apenas serán unos pocos días, trataré de no decírtelo más, pero no me niegues amarte por favor.
- Mariella -la separó de él, si pensó que estaría envuelta en llanto, se equivocó, en sus ojos había tanta paz que se estremeció-, dime que quieres, que necesitas.
- Quiero que me hagas el amor -contestó sin apartar los ojos de él-, lo único que necesito eres tú.

Khons la apretó contra su cuerpo, luego se puso en pie y tiró de ella, la alzó por las rodillas y fue hasta el cuarto de baño, abrió los grifos del jacuzzi mientras comenzaba a desnudarla, la haría suya otra vez, pero ahora sería en el agua. Ella se iría pronto, pero él se encargaría de que subiera al cielo, era lo único que podía ofrecerle, todos y cada uno de los días que le quedaban, de todas y cada una de las maneras que conocía y otras que se le ocurrirían sobre la marcha, pero siempre entre sus brazos.



CONTINUARÁ...

8 comentarios:

Ade dijo...

Antes de nada, ¡¡¡QUÉ OJOZAS TIENE KHONS!!
Madre mía, te hace pensar locuras, hasta de ponerse a cantar ¿verdad Mariola?, jeje.

Así que... "tras su quinto orgasmo se encontró relajado y satisfecho"
Nos han jodido ¿y quién no? que levante la mano, jajaja.

Lo de Khons no sólo es sólo deseo, a la vista está que hay algo más, pero el muy tonto se niega a verlo.

Mariella parece que tiene muy asumida su muerte, no sé yo.

Mariola dijo...

Bueno Ade pues si, unos "ojozas" increibles que dan ganas hasta de ponerse a cantar jajajaja. Pero como alguien me preguntó que como era Khons pues se me ocurrió dejar una muestra.

Primero que nada tendrian que levantar la mano los que llegan al quinto digo yo (risa malevola).

No sé lo que pasará con Khons, pero tu tenías mucha fe en que iba a cambiar, yo creo que sigue siendo un poco borde (me encanta).

Que quieres si la tiene asumida, pero hasta que le llegué el momento parece ser que lo va a pasar muy bien.

Gracias por comentar, Un Besazo.

Ade dijo...

Así los "ojozas" harán compañá a los "ajos" de mara, jajajaja.

Por cierto Mariola, déjame soñar, y no me estropees lo de los orgasmos, jooo.

Y claro que Khons cambiará, como si lo estuviese viendo, acuérdate que soy tauro y cabezota.

Besazo también para ti.

Lea dijo...

primero...

pero que ojazos ya me imagino el resto jujujujujujujju




segundo
que capi mas trsite, casi lloré
y sí Khons sigue siendo borde, pero encantador

aaaaaaaaaaaaaaa................. ahora a esperara hasta el domingo
que tortura

mara dijo...

Termino de llegar a casa y todavía no me dió tiempo de leer.
Pero niñaaaaaaaaaaaa que ajos más lindos.Haysssssss (Suspiro)
Luego vengo.^_^

mara la de los ajos dijo...

Ya vineeeeeee.
Hayssssssss!! (Suspiro) Qué linda que es ella y que bruto que es él ¬¬

Valla si se puso ínteresante ^_^
Así que ella no sabe como va amorir solo que lo va a hacer por que lo soñó y lo que sueña se cumple.
!!!Que ganas de saber como continua¡¡¡

Esto de juaves y domingos es un royo
"Santa perver" Alias Mariola , Alias alys

Un besito chicas .....PUF!!! intentare ser paciente

JM. dijo...

Que cruel eres y en más de un sentido, a ver que le haces pasar a esa pobre chica.

Espero el proximo capitulo, aunque ya lo leeré el lunes. Un beso o dos.

Mariola dijo...

Ummm Ade y yo Leo más cabezota que tú jajaja.

Fi, no tengas pena, piensa en lo bien que se lo va a pasar Mariella mientras le llega la hora, y eso que tu sólo has visto los ojos que si ves el resto Ufff.

Mara, Dios me has rebautizado jajaja, yo no soy perver, retorcida puede jajajaja, nada el domingo sabrás como continua. Besitos Lady Ajos.

JM, alias el mafioso, ¿que yo soy cruel?, eso tu dame ideas jajaja, y dale con la pobre chica. Diviertete en Malaga, y me quedó con los dos besos, mejor que con uno. Por cierto necesito tu ayuda un día de estos. Besos

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