domingo, 4 de octubre de 2009

EL GUERRERO DE MIS SUEÑOS(CAPITULO8)


El día era muy frío, Khons se abrigó y miró hasta la cama donde Mariella dormía plácidamente, tomó sus guantes de cuero y se acercó hasta ella, estaba agotada, sonrió satisfecho, hicieron el amor durante todo el día hasta que ambos quedaron rendidos en brazos del otro, unas veces fueron lentas y calmadas y otras, otras la pasión los arrastró a ambos llevándolos a la locura. El deseo que sentían uno por el otro era innegable, tan sólo bastaba una mirada, una sonrisa, para que el aire de la habitación se caldeara o que saltaran chispas a su alrededor. Ella lo amaba, estaba seguro de eso, no sólo se lo había dicho varias veces y sino que también se lo había demostrado con su entrega total, era una lastima que él no sintiera lo mismo o tal vez una suerte puesto que ella pronto se iba a ir para siempre, fuera como fuera su corazón estaba a salvo, pero le dolía saber que se acercaba su final, puede que no la amara, pero le tenía cariño que ya era mucho viniendo de él. Acarició su mejilla, luego se puso los guantes y salió, debía hablar con Eleazar, necesitaba saber por qué aquella adorable mujer tenía que morir.

Bajó al garaje, arrancó su moto y salió a toda velocidad levantando la gravilla a su paso, sin aminorar en ningún momento la marcha llegó a la gran casa, aparcó de cualquier manera y subió los escalones a todo correr, no se molestó en llamar, abrió la puerta y se coló dentro.

- ¡Eleazar! -gritó en el pasillo vacío donde su voz se vio multiplicada por el eco, nadie le contestó-. Eleazar, ¿dónde coño estás?
- No hace falta que grites así -vestido con unos pantalones de pinzas negros, y la camisa blanca sin abrochar y por fuera, el aludido contestó a su espalda
- Tenemos que hablar -dijo volviéndose y echándole una fugaz mirada-, ¡ahora!
- De acuerdo -Eleazar comenzó a caminar delante de él, recomponiéndose la ropa-, vamos.

Ambos entraron al lujoso despacho, aquel donde había visto por primera vez a Mariella, Eleazar se sirvió una copa y luego otra que tendió hasta Khons, este la tomó pero no bebió de ella.

- ¿Se puede saber que diablos ocurre para que vengas a mi casa dando esos gritos? -preguntó Eleazar tranquilamente.
- Necesito saber que le pasa exactamente a Mariella, y como puedo ayudarla -dijo Khons dejándose caer en un sillón.
- Ah, es eso -contestó Eleazar.
- ¿Te parece poco? -la mano de Khons se crispó sobre el brazo del sillón-. Tú hermana se está muriendo, y tú estás tan tranquilo, ¿acaso no te importa?
- Claro que me importa -gritó Eleazar-, llevo años maldiciéndome por ello, luchando contra muros invisibles, sin conseguir nada.
- ¿Por qué? -preguntó Khon-. ¿Por qué tiene que morir?
- Por culpa de un hombre lleno de odio, por culpa de un chico irresponsable -Eleazar dejó el vaso sobre el escritorio-, por culpa de mi padre, por mi culpa.
- Cuéntamelo - Khons estaba poniéndose nervioso por momentos, veía los remordimientos en los ojos de su amigo y olía su dolor-, cuéntame por qué es tu culpa.
- Es una larga historia -contestó Eleazar.
- No tengo prisa -replicó Khons estirando las piernas.
- Yo tenía 3 años humanos cuando nació Mariella, era una niña preciosa, alegre y regordeta, perfecta, fue la alegría de la casa durante unos meses, hasta que mi padre, comenzó a pensar que no era hija suya, alguien le malmetió esas ideas y él las creyó, mi madre era una mujer dulce y enamorada incapaz de mirar a otro hombre, siempre pendiente de todas las necesidades de su macho, pero aún así mi padre se cegó por los celos y la ira, la acusó de adúltera y la separó de su lado, mi madre rota por el dolor, se dejó morir, no le importó nada, la deshonra y la vergüenza que su marido había vertido sobre ella la sumió en una tristeza tal, que apenas fue capaz de vivir unos pocas semanas más, si él ya no la quería no tenía razones para estar viva, un día la encontraron en su cuarto tirada en el suelo, sencillamente se había quitado de en medio.- Los ojos de Eleazar estaban perdidos, sin duda veía el pasado-: Mi padre creyó que la culpa de su infamia la habían llevado al suicidio, así que ahora que ella no estaba, su furia fue hasta la persona más débil, Mariella, mientras a mí me colmaba de regalos, a ella la trataba con desdén. Ella era muy pequeña y no entendía nada, no comprendía por que su padre no la quería, todo lo que hacía y decía era como un insulto para él, no le pegaba pero la insultaba o simplemente la ignoraba, haciéndola sufrir, cualquier criado ocupaba un lugar más importante que ella para mi padre.
- Eso era injusto- dijo Khons dando un trago de su vaso.
- Lo sé, pero para él Mariella era la prueba viviente del adulterio de mi madre- murmuró.
- Era sólo una niña -Khons alzó la voz-, aunque tu madre fuese culpable, ella no era responsable.

- No, tienes razón -Eleazar paró un momento-, era una niña, deseosa de cariño que luchaba con todo lo que tenía por un poco de amor de su padre, que la rechazaba una y otra vez de malos modos. Yo no era mucho mejor, era mi hermana sí, pero verme siendo el favorito, alzado hasta lo más alto me impulsaba a ser como mi padre, así que tampoco le hacía mucho caso, la mayoría de veces hasta me olvidaba de ella. Y la demás gente hacía lo mismo. Poco a poco Mariella dejó de intentarlo, se apartaba de todos y cada vez permanecía más tiempo encerrada en su mundo. Se hizo fuerte a base de golpes de la vida, no confiaba en nadie, no se acercaba a nadie, para evitar que la trataran con desden, ni tampoco demostraba su afecto por nadie, se quedaba en un rincón, mirando con sus bonitos ojos y rara vez abría la boca. Así que creció sola.
- Sigue -le instó Khons al ver que Eleazar se quedaba callado, el sufrimiento y la soledad de Mariella lo llenaron, él sabía que se sentía, la necesidad de un niño de una caricia de su padre o de su madre.
- Una tarde, yo tenía 15 años, fui hasta el arroyo del Diablo, era un lugar peligroso, con grandes corrientes, me habían prohibido terminantemente ir allí, pero yo ya era un hombre -sonrió con tristeza-: así que lleno de coraje, me fui al arroyo, otros iban y no entendía por que no podía hacerlo yo, no sé como, pero me acerqué demasiado a la orilla, la fuerza del agua me atrajo de una manera mágica, sencillamente no podía apartar los ojos de aquella poderosa fuerza, di un paso en falso y resbalé, caí al agua…, no recuerdo mucho de lo que ocurrió después, sentí un dolor terrible en la cabeza y todo se puso negro. Estuve 5 días inconsciente, pero al sexto, me desperté como si nada hubiese ocurrido, era un milagro. Mi padre se abalanzó sobre la cama dando gracias, Mariella sonreía en un rincón del cuarto sin acercarse, todo era felicidad y algarabía a mi alrededor. No entendía nada, estaba muy confuso, pero al ver tanta alegría recuerdo que sonreí.

Permaneció en silencio un instante, viendo las imágenes en su cerebro como si hubiesen ocurrido apenas unos minutos antes, Khons se removió, lo miró y asintió.

- Al principio yo estaba temeroso, esperaba el castigo por lo que hice, pero nadie me dijo nada, era como si nunca hubiese ocurrido, fui a ver a mi padre a pedirle perdón, él me abrazó y me dijo que no me preocupara, que estaba vivo, que él había luchado por mí y eso era lo importante. Recuerdo el alivio que sentí.

- Bien -Khons se puso en pie y fue hasta la ventana, hundiendo sus ojos en la oscuridad, le dolía mucho conocer la triste infancia de Mariella-. ¿Qué tiene que ver ella en eso?
- Déjame continuar -Eleazar no se movió ni un ápice-. Un día, encontré a mi padre sentado en las escaleras hablando con Mariella, ella asentía, al final mi padre la abrazó, ella se volvió hacia mi, corrió a mi lado y se agarró a mi cuello, luego con voz dulce me dijo “no me importa Eleazar, no me importa porque yo te quiero mucho”, jamás podré olvidar aquella cara, su sonrisa o sus ojos brillantes, Mariella estaba feliz porque por fin haría algo que nos complacía, jamás podré olvidar aquel día mientras viva. Vi a mi padre llorar por primera y única vez en la vida, me acerqué hasta él, alcé la barbilla orgulloso y le espeté la frase que siempre me decía a mi “los hombres no lloran”, él me miró y me contestó. “Los hombres lloran hijo, y los cobardes como yo aun más”. Me explicó como se había dejado embaucar por las mentiras, como los celos royeron sus entrañas hasta acabar con todo sentimiento lógico, había provocado la muerte de mi madre pero...
- ¿Pero? -Khons seguía con la vista fija en la oscuridad reinante fuera, el corazón le latía con fuerza.
- Lo que me contó después fue lo más horroroso que un hombre puede hacer
-Eleazar enterró la cara entre las manos-: había cambiado la vida de un hijo por la de otro-, los ojos de Khons se clavaron en los suyos, asintió-: cuando caí al río mi vida pendía de un hilo, el golpe había sido fuerte y en mal lugar, mi padre invocó a Serami.
- ¿Qué hizo qué? –Khons se volvió bruscamente, no daba crédito, si había criatura cruel en el mundo, era esa semidiosa sedienta de sangre. Ellos luchaban contra aquellos seres, ¿Cómo pudo hacer ese hombre algo así?
- Cambió mi vida por la de Mariella, cuando se enteró de la verdad, el odio por si mismo lo consumió, se fue dejando morir, y se odió mucho más cuando Mariella se encargó de cuidarlo en sus últimos días, siempre amable y dulce con él, ella supo perdonarlo, pero él no consiguió perdonarse nunca a sí mismo. Tenía 12 años, hipotecó la vida de su hija de la forma más despiadada con sólo 12 años y lo peor de todo es que se lo dijo, informó a Mariella de su terrible destino y ella se sintió feliz porque sería útil por una vez en su vida. En los últimos momentos, me dijo que cuidara de ella, que existía una forma de liberarla, pero dijo nada más. He vivido todo este tiempo buscando y luchando tratando de encontrar la manera pero ha sido inútil.
- ¿Por qué la enviaste conmigo? -le costaba respirar, se imaginaba a Mariella sola, suplicando cariño, tal y como había hecho con él.
- Las pesadillas se han ido sucediendo a lo largo de su vida, pero en el ultimo año han sido mucho más frecuentes, se despierta aterrorizada -dijo vio a su amigo asentir con la cabeza, sin duda las habría sufrido también con Khons-, una noche, la noche antes de llevártela, volvió a tener esos horrorosos sueños, pero ella gritaba tu nombre, te agradecía que la hubieses salvado. Yo me aferré a ese sueño, pensé que tú serias capaz de liberarla de la maldición que pesa sobre ella.
- ¿Por qué no te cambiaste por ella? -gritó Khons enfurecido-, ¿acaso eres tan cobarde para pagar tu culpa en vez de cargársela a una inocente?
- ¿Crees que no lo intenté?, le pedí que el día señalado viniera a por mí en vez de a por ella -Eleazar alzó los ojos y lo miró, Khons supo que era sincero-, pero Serami se rió de mi, me castigó por interferir en sus planes.
- ¿Cuándo? -preguntó Khons, sintiendo la angustia atenazarle la garganta, pensando en cuanta injusticia había sufrido Mariella en su corta vida.
- Pasado mañana, el día de la séptima luna llena, después de su cumpleaños - contestó Eleazar.

Khons no dijo nada más, giró sobre sus pasos y salió de la habitación dejando a Eleazar más solo que cuando había entrado con él en el despacho, la desesperación en el rostro de su amigo era palpable, quería a su hermana y estaba atado de pies y manos por la impotencia de saber que ella iba a morir y no sería capaz de hacer nada por evitarlo. Khons necesitaba aire fresco, respiró profundamente llenándose los pulmones, quería saber la verdad y ahora que la conocía estaba asqueado, tal vez hubiese sido mejor seguir ignorando aquella historia de odio, de sufrimiento… Arrancó la moto y condujo hasta su casa, una necesidad extrema de sentir a Mariella cerca se apoderó de él con una intensidad que lo abrumó y sorprendió a partes iguales. Ella seguía dormida cuando llegó, se acercó a la cama, se sentó y la abrazó, embargado por unos sentimientos cruzados que no lograba entender, no la amaba, pero no quería que nada ni nadie la apartara de su lado, Mariella abrió los ojos somnolientos y murmuró su nombre.

- No pasa nada cariño -la pegó todo lo posible a él, como si con eso pudiera liberarla del destino que habían elegido cruelmente para ella-, duérmete, yo estoy contigo.
- Khons, mi amor -ella se abrazó a él y cerró los ojos.

Por primera vez en toda su vida, Khons supo el sabor que tenían sus propias lágrimas.


CONTINUARÁ...

5 comentarios:

Ade dijo...

El padre es un HP, ¿por qué no dió su vida por la de su hijo?,
el muy cabr*n, ofreció la de su hija, ¡qué asco!
Pobrecita Mariella, leches.

¿Qué Khons sólo siente cariño por Mariella? claro, y ahora voy y me lo creo, ¡ja!

Este capítulo me dejó muy triste.

Lea dijo...

si no la ama, pues entonces no su qué es lo que siente...


ese padre es un hp, coincido con ade...

mira ese bastardo, kya que rabia

pero yo sé que khons encontrara la forma de salvarla no?

anda alanya, tú serás buenita cierto?

mara dijo...

0_0 ¿Como se puede cambiar un hijo por otro ? ese hombre es un retrogrado
mala sangre,machista,asqueroso,cerdo Hyssssssssss que mala leche me dió.

Pobre Mariella,seguro que Khons descubre la manera de salvarla.La parte de cómo trata el retrogrado a la mama y a ella me dejó hecha polvo.

¿Que no la ama?¬¬ ya y los cerdos vuelan ja ja ja ja a aj .

Bueeeeeno hasta el jueves.

JM. dijo...

Joder que borde que es ese padre no? Nada que ver como era el tuyo ¿verdad?

seguro que has disfrutado mucho viendo al gran hombre llorar.

Un besazo.

Mariola dijo...

Primero que nada GRACIAS por comentar.

Jajajaja, Ade tu tan expresiva como siempre jajajaja.

Firiel, no se, ya veremos como tenga el animo, yo buenita soy pocas veces, me aburre jajaja.

Mara XD, no cojas esos berrinches jajaja, y hasta el jueves no hasta el martes.

JM, no nada que ver a como era el mio, por suerte para mí. Si disfruté mucho haciendole llorar que quieres que te diga.

Besos para todos.

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