jueves, 26 de noviembre de 2009

CONQUISTADO POR LA PASIÓN (CAPÍTULO14)


Brianna se deshacía con las caricias de su marido. Los dedos de los pies se encogieron dentro de sus zapatos y un escalofrío le recorrió la columna, su cuerpo, sobre el que no tenía control, la traicionaba. Lo deseaba, echaba de menos su pasión, su ternura en el lecho. Levantó las manos para enredarlas en su negro pelo, Dios santo, se moría por sentir su cálida boca sobre la suya, por tocarlo, pero no debía permitir que ese hombre la usara de nuevo, pero no podía mostrarse débil ante él, con gran esfuerzo las volvió a bajar dejándolas lacias a sus costados. Con decisión lo empujó, deteniendo sus abrasadoras caricias.

Niall se quedó quieto al ver la frialdad de sus ojos, juraría por su vida que la sintió temblar bajo sus manos un momento antes, que no era indiferente a sus caricias. Esperaba que después del largo tiempo pasado -se había alejado de ella, no había vuelto a tocarla, aunque le costó la vida misma más de un millón de veces, no ir a su habitación por las noches, no agarrarla cuando paseaba sola por el bosque y tumbarla en el suelo para hacerle el amor una y otra vez- el orgullo de Brianna se habría aplacado, pero no, ahí estaba intacto. Deseaba a esa mujer con un ansia salvaje, ¡y por todos los diablos!, pensaba tenerla.

-¿Recordáis que dijisteis que me pondríais obstáculos? -dijo suavemente, acariciando su cuello con los nudillos.
-Lo recuerdo -replicó en voz baja tratando de no parecer afectada-, pero tengo deberes importantes, que reclaman mi atención.
-Brianna, no juguéis conmigo- enmarcó su rostro entre sus grandes manos- sois mi esposa y os tendré cuando me plazca.
- Está bien señor- se mantuvo quieta sosteniéndole la mirada- no os negaré mi cuerpo, subamos si es lo que deseáis.

Niall le apresó el cuello con una mano, sin llegar a apretar, la otra la estampó con violencia contra la pared, cerca de su cara, provocando que ella cerrase los ojos por el sobresalto, los abrió al instante fijando su mirada en él. Niall se perdió en aquellas esmeraldas que lo quemaban. Trató de ver que reflejaban, orgullo, valentía y una profunda tristeza, un efímero sentimiento de culpabilidad hizo mella en él. Supo que era sincera, le entregaría su cuerpo, se tumbaría y se dejaría hacer, pero nada más, no lo tocaría, no lo besaría y no sería suya.

Brianna pensó que la mataría cuando su mano se cerró sobre su cuello y se asustó al ver como dirigía su otra mano hacia su rostro, pero no la llegó a tocar, oyó el golpe seco cuando se estrelló contra el muro, abrió los ojos lentamente, Niall la miraba de forma extraña, como si tratara de leer en su interior, sus iris estaban violáceos, los miró embelesada, destilaban deseo, ira, desilusión y desconcierto. Tragó saliva, Virgen Santa, cuanto deseaba a ese hombre, cuanto lo amaba y cuantas lágrimas derramaría por su culpa. Unos pasos que se acercaban a la carrera la sacó de aquellos pensamientos.


-Señora, necesitamos su ayuda -la voz de Margaret sonó angustiada.

Niall soltó su cuello inmediatamente, pero continuó aprisionándola con su cuerpo, no podía alejarse de ella.

-¿Qué sucede? -preguntó intentado separarse de su esposo.
-Es urgente, venga conmigo, rápido.- Margaret retorcía el delantal con sus regordetas manos.
-Margaret -dijo zafándose al fin de Niall-, ¿qué sucedió?
-Oh señora, está muy grave -la mujer comenzó a llorar-, sólo vos podéis ayudarlo.
-Dios mío -Brianna pensó lo peor- ¿Es Aldair?, ¿le ha ocurrido algo?
-No -murmuró la sirvienta-, es el pequeño Robert, está muy enfermo.
-Llevadme con él, rápido -tomó las manos de la sirvienta-, necesitaré mis hierbas.

Ambas mujeres partieron corriendo, Niall se quedó inmóvil con la vista fija en ellas hasta que desaparecieron, la preocupación y la voz desgarrada de Brianna al pensar que se trataba de Aldair lo dejaron helado, el dolor que se reflejó en su rostro imaginando a su amigo herido o enfermo, fue un dolor genuino. Apretó los puños hasta que se clavó las uñas en las palmas, la ira ensombreció su rostro, maldijo en silencio y se encaminó tras su esposa.

Tan pronto como cogió la pequeña bolsa donde guardaba algunos de sus remedios, corrió junto con Margaret, entre las pequeñas cabañas a las afueras del castillo hasta que llegaron a su destino.

La puerta se abrió en cuanto llegaron, un hombre con cara de desesperación, les indicó con un gesto que pasaran, todo estaba en penumbra, un extraño olor a humedad y enfermedad hizo que Brianna arrugara la nariz, el hombre las guió hasta una mujer que lloraba y se retorcía las manos con inquietud, Brianna se fijó en ella, era joven, de caderas anchas y cuerpo robusto, en sus ojos se reflejaba toda la angustia del mundo.

-¿Qué os sucede? -preguntó tocándole el brazo.
-Es mi niño -señaló la cama-, está muy enfermo y no sé que hacer.

Brianna bajó la vista hasta el jergón donde una cabecita rubia sobresalía del montón de pieles que lo cubrían, se agachó y tocó la frente del pequeño, ardía en fiebre. Con mucho cuidado apartó las pieles, el muchacho apenas tendría unos tres años, estaba encogido y no se movía, su respiración era lenta y el sudor empapaba su menudo cuerpo.

-Abrid la ventana –dijo poniéndose en pie-, hay que ventilar la estancia.
-Pero... -la mujer se acercó a ella-, pero...
-Dejadla hacer -dijo Margaret acercándose a ambas.
-Necesitaré agua limpia y fresca, algunos paños, una vasija y una jarra -dirigiéndose a la mujer le tendió una bolsita de tela-, poned esto a hervir.

La mujer asintió tomando la bolsa y luego desapareció rápidamente, el hombre se acercó y la observó trabajar en silencio.

-¿Desde cuando está en este estado?
-Desde ayer por la mañana -contestó fijándose en el cuerpo inerte de su vástago-, señora…, es mi único hijo, no podría soportar verlo morir.
-Haré lo que pueda -rebuscó en su bolsa-, pero deberían haberme avisado antes, está ardiendo en fiebre.
-No queríamos importunarla -ella le miró fijamente, le estaba mintiendo, preferían no tener que hacer tratos con ella, pero no le importó, ahora debía concentrarse en el pequeño que yacía inconsciente en el jergón.

Brianna, desnudó al pequeño y fue pasando paños humedecidos por el cuerpo, en un cuenco molió algunas hojas de eucalipto y pino, un poco de corteza de saúco y tomillo, cuando estuvo todo bien picado, sacó una crema y la vertió en el cuenco, lo mezcló todo, tomó la pasta entre sus dedos y la fue extendiendo por el pecho del niño, en cuanto la mujer volvió con la infusión de romero, tomillo y saúco, trató de hacerlo beber, le costó mucho tiempo y esfuerzo lograr que la bebiese, pero al final consiguió que el niño tomará la mitad.

-¿Se pondrá bien? -preguntó Margaret en un susurró.
-No lo sé - alzó la cabeza -, he hecho todo lo que estaba en mi mano, esperó que Dios escuche mis plegarias y me ayude a salvarle la vida.
-Volved al castillo señora.
-No, me quedaré con él -tomó un paño y lo humedeció-, preocupaos que los padres coman y descansen, se les ve exhaustos.
-Como ordenéis -Margaret se volvió hacia los padres, y les hizo salir.

Brianna refrescó una y otra vez la piel acalorada del niño, preparó incansablemente su remedio, y pacientemente, fue dándole pequeños sorbos de infusión, al cabo de unas horas estaba completamente agotada y frustrada. Miró al pequeño Robert, era poco más que un bebé, con el cuerpecito encogido, la respiración lenta, lo cubrió con una sábana, apoyó el codo sobre la cama y descansó la cabeza en la mano. Esperar, todo lo que podía hacer era esperar, si al menos hubiese tenido más hierbas, hubiese preparado otro tipo de remedio, pero con lo poco que disponía no podía hacer mucho más. Rodeó a Robert protectoramente con sus brazos. Lloró de impotencia y presa del cansancio, se adormiló.

Niall abrió la puerta de la cabaña, una ligera brisa proveniente de la ventana abierta le acarició el rostro, se fijó en la mujer que dormitaba sentada en una silla y con la cabeza sobre el jergón, tenía los brazos alrededor de Robert, se acercó sigilosamente para no despertarla y se agachó a su lado, apartó con cuidado los mechones que caían sobre el rostro, observó las oscuras marcas que se dibujaban bajo sus ojos cerrados, en las huellas de las lágrimas que surcaron sus mejillas, alzó la mano para acariciarla, pero se detuvo. Se puso en pie y contempló la escena, Brianna sufría por aquel niño, lo abrazaba como una madre a su hijo, la imagen de ella con sus hijos pasó por su cabeza, sí, estaba seguro que ella protegería como una loba a sus cachorros, la imaginó con sus pequeños jugando, revoloteando alrededor de sus faldas, una sonrisa curvó sus labios. Ella se removió en sueños, Niall lentamente se apartó, y con el mismo sigilo con el que entró, volvió a salir. Ahora una idea rondaba su cabeza, por mucho que ella se negara a darle un hijo, lo tendrían y no uno, sino varios.

Dos jornadas pasaban ya, Brianna permaneció al lado de Robert día y noche, estaba tan agotada, que incluso a veces se le nublaba la vista. Ordenó que los padres del pequeño se alojaran en otra parte, ya que eran más un estorbo que una ayuda, comprendía su angustia y su desesperación, pero no soportaba a aquel hombre mirando por encima de su hombro y lanzando maldiciones, o aquella mujer con sus lloros histéricos; apenas durmió preocupada porque el pequeño empeorara y lo poco que comió fue porque Aldair la obligó casi a la fuerza, amenazándola con sacarla de allí si no probaba bocado.

Volvió a refrescar el cuerpecito del niño, el cual unas horas antes trató de abrir los ojos en vano, sumiéndose de nuevo en la inconsciencia, la fiebre bajó durante un rato, dándole esperanzas, pero volvió de forma virulenta, llenándola de desasosiego, tenía que hacer algo pronto o le perdería, no sería capaz de superar aquella noche. Cuando empezó a convulsionarse, lo tomó entre sus brazos y se puso en pie, se tambaleó por la debilidad, pero con decisión siguió caminando hacia la puerta. Al abrirla, el sol le dio de llenó en la cara cegándola durante unos instantes, había mucha gente apostada en la puerta de la pequeña cabaña, le llegaron sus rumores así como el grito desgarrado de la madre del pequeño, continuó su camino sin detenerse, todos la siguieron movidos por la curiosidad

Le dolían los brazos de soportar el peso de Robert que aunque era bastante delgado y en otra ocasión no le supondría ningún esfuerzo, ahora apenas podía sostenerlo, debido a la debilidad que sentía. Se detuvo cuando alguien le bloqueó el paso, alzó la vista y se encontró con los ojos azules de su esposo fijos en ella.

Niall percibió desde el patio donde entrenaba, cierto revuelo, envainó su espada y se acercó a ver que pasaba, una comitiva seguía a una mujer a través del prado, cuando estuvo lo bastante cerca, distinguió a Brianna con el pequeño en brazos, se encaminaba con paso tambaleante hacía algún lugar, por un instante pensó que el niño había muerto, corrió hacia ella, si se trataba de eso, estaría afectada, no regresó a la cabaña, pero sabía del empeño y la dedicación que Brianna para salvarle la vida.
Se posicionó frente a ella con las piernas abiertas, Dios Santo, estaba pálida, ojerosa y su mirada, aunque reflejaba una profunda tristeza, desprendía determinación y fiereza.

-Dejadme pasar -dijo con voz suave.
-¿A dónde vais? -hasta su voz parecía cansada, pensó Niall.
-No es asunto vuestro -contestó alzando la barbilla.

Niall trató de coger al niño, pero ella lo pegó más a su cuerpo y negó con la cabeza. Levantó la cabeza y vio los rostros sombríos de su gente, sin duda pensaban que su esposa estaba loca, pero aún así se hizo a un lado, Brianna echó a andar de nuevo. Llegó hasta el borde del río, era comienzos de septiembre, si en verano aquellas aguas ya estaban frías, ahora lo estarían mucho más con el otoño tan cerca. Oyó el rumor de las conversaciones a su espalda, decían que estaba perturbada, pero sabía que era la única oportunidad para salvarle, sin pensarlo, comenzó a adentrarse en el río, pero la voz de Niall le llegó como un rugido obligándola a parar.

-Brianna, deteneos lo vais a matar.
-Morirá de todas formas -lo miró un instante antes de seguir caminando.

Continuó avanzando hasta que las frías aguas le llegaron por la cintura, comenzó a tiritar, el vestido se le enredaba entre las piernas, oía las voces y los gritos de la gente del clan para que se detuviera, no se volvió, no soportaría ver sus rostros asustados. Tomó aire y siguió hasta llegar al centro del río, donde era más profundo, cerró los ojos y rezó, "Virgen Santa, ayudadme a salvarle", apretando el débil cuerpecito contra su pecho, se sumergió dejando que el agua los engullera a ambos.
CONTINUARÁ...

9 comentarios:

Lea dijo...

ains que bello... que no se muera, pobrecito...


ahora ver como se enfrentó a niall...

lo último aplacó toda mi ira contra el bruto laird...
que le voy hacer

amami dijo...

bueno en cuanto deje al pendon de la tonta esa,puede que perdone al laird,mientras tanto mi aldair como ninguno.
Haber que hace la tonta estupida dela amante. contra bri.
Chicas os admiro por escrir unos relatos tan entretenidos y dejar que nosotras tambien demos nuestra opinion os quiero,besos

Anónimo dijo...

Brianna es toda un aseñora.Espero que pueda salvar al chiquitin.

Y que el Neherdental se de cuenta de una vez de la mujer que tiene al lado.

besos chicas

mara dijo...

Hainssss!! La de arriba soy yo. Si la anonima ja ja ja

Johan dijo...

Ven!, siempre sorprendiendome, y yo que pense que iban a terminar lo que habian dejado a medias en el capitulo anterior!, pero que va, he quedado mucho mas satisfecha, me encanta que hagan uso de mas personajes, como que la historia se vuelve muchisisimo mas ...mmmm, impredecible es la palabra adecuada? no lo se xD. En fin, espero con ansias el proximo, capi, cada ves me gusta mas la actitud de Naill, es que que como que se esta dando cuanta de a poquito no? y eso como que le cambia el caracter estar con ella le cambia el caracter..., Ahora ya quiere hijos de mi brianna y eso asegura que la quiere a su lado. Ya me gustaria ver la cara de muriel cuando se entere de eso! dios que buen opercot sera ese, directo al estomago!.
Jaja, sigan asi angels!.
Ciao!

Maria dijo...

ainssssssss q bonito!!!Ay pero el niñito tiene q sobrevivir eh,no me lo sacrifiquen....leñe,se me estan erizando los pelos como tachas,pensando en el nene.
De momento,buena actuacion de Niall,pense que la detendria...pero no...puedo ir perdonandolo poco a poco eh....pero si ustedes fueran tan buenas,lo adoraria si abriera los ojos de una vez y viera q lo q el cree amar,es una vibora con piel de mujer...vennn,ya me estoy acordando de ella y ya me empieza de nuevo la rabia KJUEHR6JBBbHB!!!!!!
mE ENCANTO!!!!
Mañana mas??

Un beso xikillas!!

J.P. Alexander dijo...

Ojala el niño no se muera tan valiente.

Que Nialls se golpee fuerte la cabeza y entre en razon.
Que valiente es Briana.
Sigan chicas.
Ah y deseo la sangre de Muriel que sufra mucho.

Ade dijo...

Gracias chicas por seguir ahí, al pie del cañón y no perderos ni una.

Mañana tendréis la oportunidad de saber si Robert se salvará o no.

Veo que Niall os empieza a gustar un poco más, eso está bien, pero... ¿os durará mucho?, ¿o por el contrario acabaréis adorándole? Ummmmm

Miles de besos para todas.

Maribel dijo...

Esta chica es mi niña y me tiene muy orgullosa. Eso si que es ser una persona con un corazon de oro. Me encanta su ternura, como se deshace con el niño.
Y bien, ahora niall... vale, esta ganando unos cuantos puntos pero tiene que demostrar aun mucho. No creais que le voy a dar el visto bueno asi como asi (ya quisiera yo jejejeje).
¿Y mientras tanto??? ¿Que pasa con Muriel? ¿Se ha muerto ya de asco al mirarse al espejo????

Seguid, chicas, me encanta esta historia. ¿Recuerdas Ade, cuando me decias que no te gustaban las novelas contemporaneas y te gusto la mia? Pues me pasa con esta, no soy de historica pero vuestra historia me tiene pillada.

Andaaaaa, dadme un fin de semana a Aldair.....
jajaja, no podia irme sin intentarlo...

Besoooossss a las dos.

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