miércoles, 17 de agosto de 2011

EL PRECIO DEL AMOR - CAPÍTULO 22



Al escuchar un largo carraspeo detrás de él, parpadeó intentando dispersar la humedad que se aposentó en sus ojos y soltando a Theo se giró para encontrar un malhumorado médico que con los brazos cruzados les miraba con cara de pocos amigos.

—No sé si saben que esto es un hospital y no un ring de boxeo.
—Perdóneles, por favor —pidió Amy dando un paso adelante—, son los nervios.

El galeno los observó durante unos interminables segundos, para terminar asintiendo al comprender la situación.

—Sé que están preocupados por su amiga, pero el pelearse no ayuda en nada, excepto que puedan necesitar la mía para que atienda a uno de ustedes —señaló a los hombres—, o a los dos por heridas.
—¿Cómo está? —preguntó Charlie impaciente.
—La señorita Adams se encuentra estable, sufre magulladuras y un pequeño corte en la mejilla izquierda que necesitó un par de puntos.
—Gracias a Dios.
—Sin embargo...
—¿Sin embargo qué? —inquirió Lewis al ver que se callaba.
—Seguramente necesite ayuda, está muy afectada por lo sucedido.
—Se la daremos —aseguró Amanda.
—La de los amigos está muy bien, pero en este caso será mejor una de un profesional —especificó dándole una tarjeta—, es el mejor que conozco en el campo.

Ella asintió agradecida, leyendo el nombre del psicólogo impreso en la cartulina, antes de guardársela en el bolso. Si su amiga necesitaba ayuda la recibiría, cualquier cosa para que se recuperase del susto.

—¿Podemos verla?
—Sólo puede pasar una persona —levantó las manos al ver como los dos policías se disponían a protestar—, ya le he dado de alta, la verán en unos minutos.
—En ese caso iré yo, me necesitará para vestirse —dijo Amy para mirar a Theo enseguida—, lo siento, quizá debas ir...
—No, mejor que vayas tú es lo más apropiado en este caso.
—¿Estás seguro? —preguntó alzando una ceja—, que el que la atacase un hombre no significa que te vaya a rechazar.
—No es por eso, es que nosotros... no... —tartamudeó nervioso diciendo más de lo que deseaba—, seguro está más cómoda contigo.
—Bien —sonrió sin poderlo evitar al darse cuenta de lo que eso significaba—. Saldremos enseguida—, avisó echando a andar tras el doctor.

Apretó los puños para evitar aplaudir como un loco y se mordió el labio inferior para no gritar de alegría, no sólo estaba eufórico al saber por fin que Rae estaba bien permitiéndole a su corazón latir con normalidad, sino que averiguar que ese exuberante cuerpo aún le pertenecía era una sensación que nunca antes había sentido. Ella seguía siendo suya y por lo más sagrado que haría lo imposible para que así siguiese.
Miró a su colega, las ganas de restregárselo era demasiado tentador, pero había otra cosa mucho más importante.
—Que fue lo que pasó —requirió en cuanto Amy desapareció tras la puerta.
—No sé mucho, pregunté a los compañeros pero no supieron decirme nada aparte que Rachelle se encontraba presa de un ataque de nervios —se encogió de hombros—, el tipo que corrió en su ayuda les comentó que vio a un hombre atacándola pero poco más, ahora está prestando declaración en la comisaría, supongo que tendremos que esperar a leer el informe.
—¿Crees que ha sido el que le acosa?
—No lo sé, quizá fue un atraco de tantos —respondió Theo frunciendo el ceño—, pero después de las amenazas que sufrió no descarto nada—, se cruzó de brazos—, tal vez sea simple mala suerte, aunque no creo en las casualidades.
—Cabrón, tenemos que hacer algo para pillarle y rápido.
—La denuncia sigue su curso y en breve se pondrá pinchar sus teléfonos, estoy seguro que en nada será arrestado.
—Si, pero mientras tanto está libre y asustándola.
—Ojalá supiera quien es.
—Le reventaría de un puñetazo —masculló golpeándose la palma con su puño.
—Pide número, yo voy primero.
—Ni en sueños ocupas ese lugar —bufó Charlie.
—Soy yo el que está con ella y no tú —indicó apuntándole con un dedo en el pecho.
—Habló el santo padre.
—¿Qué quieres decir?
—Pues que presumes mucho y no te comes ni un rosco.
—El rosco tiene nombre y oídos —dijo una voz conocida que hizo que Charlie se encogiese.

Se volteó y la imagen de la mujer que estaba a su espalda le impactó, demacrada, con el rostro bañado de una mortecina palidez era una sombra melancólica de su Rae. Observó con furia el apósito que cubría la mejilla, se clavó las uñas en las palmas al ver el dolor y el miedo que brillaba en la profundidad de los vidriosos ojos. Quiso abrazarla, consolarla, pero tras su metedura de pata supo que lo mejor era bajar la cabeza y disculparse.

—Rae, perdona yo...
—Déjalo, no estoy de humor para tus tonterías —se acercó a Lewis—, quiero ir a casa.
—Y a casa iremos —afirmó pasando con delicadeza un nudillo por el señalado pómulo—. ¿Cómo estás?
—Muy cansada, ¿nos vamos?

Theo asintió y enlazándola de la cintura echó a andar hacia la salida.

—Increíble, pero comienzas a darme pena, O´Sullivan —musitó Amy parándose a su lado.
—Yo me doy asco —sentenció viendo como la pareja desaparecía tras la puerta.
—Si, de eso también hay bastante.
—Y con razón.
—¿Theo te arreó mientras estaba fuera y te colocó tus escasas neuronas? —preguntó sorprendida por sus afirmaciones.
—Debí permitirle que lo hiciese, así no hubiese abierto mi bocazas como siempre hago. ¿Cómo puedo ser tan gilipollas?
—Bueno basta ya —le paró alzando una mano—, harás que te coja simpatía y eso ni borracha. Me voy o se irán sin mí.

Charlie contempló la espalda de la morena mujer, normal que no le cayese bien, desde el principio fue un bastardo y por más que lo intentaba no lograba cambiar. <<Mierda>> se golpeó en la frente.

—¿Le puedo ayudar en algo?

Torció la testa hacia la bonita enfermera que le miraba con un fulgor lujurioso en los grises ojos que lo dejó frío. Curioso como hace unos meses hubiese hecho que su instinto de cazador se pusiese en marcha, pero ni para eso servía ya.

—Aquí no pueden ayudarme.
—Tal vez yo si pueda —sus labios se curvaron provocativos mientras una de sus rojas y cuidadas uñas descendía lentamente por su pecho.
—Gracias por el ofrecimiento —le pellizcó la barbilla—, quizá en otra ocasión.

Dejando a la pasmosa mujer con la boca abierta, caminó con grandes zancadas buscando el gélido aire que le oxigenase. Aspiró con fuerza una vez fuera, se acercó a su moto, se puso el casco y antes de poner en marcha el vehículo tomó una determinación. Nadie haría daño a Rae. Nadie.

óóóóó

Estaba empezando a ponerse nervioso y tras eso siempre venía el cabreo. Tanto silencio no era habitual en una persona que por lo general hablaba sin parar, además de que él no estaba habituado a que le ignoraran. ¿Qué se había creído ese delgaducho? Sean Simpson era mucho mejor y no sólo en tamaño. Le miró de arriba abajo. Con el pelo lacio y castaño claro, unos huesos anchos, pero sin apenas músculos que rellenase ese 1,80 de estatura era poca cosa a su lado.

—Si te vas a quedar todo el día mirando a través de la ventana y sin decir nada, me largo.

Un músculo vibró en la mandíbula del hombre que le daba la espalda, conocía a Sean desde hacía unos meses y la sensación que tuvo al verle esa primera vez se volvió a acentuar al escuchar el tono con que le habló. No era de fiar, demasiado orgulloso para doblegarse del todo a alguien, pero también demasiado avaricioso, le enseñabas un billete de los grandes y babeaba como un perrito ante un hueso, y eso le venía muy bien. Aunque de poco le sirvió esta vez, el muy estúpido no había hecho bien su trabajo. Con deliberada desidia se dio la media vuelta y lo observó durante unos segundos. El tipo era grande —le sacaba más de una cabeza— y corpulento, que unido a un rostro nada agradable donde los depravados oscuros orbes predominaban bajo unas pobladas cejas, hacía que uno se pensase dos veces como hablarle, sin embargo ahora mismo no se encontraba con ganas de pensar.

—¿Yo a ti para que te pagué? —inquirió mascullando.
—Para conseguir el sobre.
—Exacto, y no sólo no lo has conseguido sino que encima la marcaste.
—Te dije que fue sin querer, además si no te lo hubiese dicho no sabrías nada de eso.
—Siempre se te olvida una cosa y es que soy más listo que tu.
—No te atrevas a insultarme —amenazó dando un paso adelante.
—Quien tiene el dinero tiene el poder y de los dos tú eres el pobre.
—¡Me importa una puta mierda tu dinero! —voceó con la respiración agitada.
—Si es así, la puerta la tienes detrás de ti —le subrayó tranquilamente con un gesto hacia ella mientras se cruzaba de brazos.

Contempló, intentando aguantarse la sonrisa que pugnaba por brotar, como Sean dirigió una mirada de soslayo hacia la salida, podía imaginarse a las codiciosas neuronas formando un corrillo para decidir que hacer, como si no supiese de antemano cual sería la decisión que tomarían.

—Quiero más pasta —exigió acercándose a él.
—Cuando me des lo que quiero, la tendrás.
—Trato hecho, Devon —afirmó adelantando la palma abierta.
—Trato hecho, Simpson —declaró cerrando el pacto con un fuerte apretón de manos.

óóóóó

A través de la oscuridad que regia en el dormitorio apenas podía distinguir la silueta de Rachelle, pero la acelerada respiración y los suspiros que lanzaba de vez en cuando le confirmó sus sospechas.

—¿No puedes dormir? —preguntó acariciándole el brazo.
—No.
—Te voy a traer la pastilla que te mandó el doctor.
—No me dejes sola —pidió sujetándole la mano.
—Tranquila, estoy a tu lado ahora y siempre —confirmó abrazándola.
—Gracias.
—¿Para qué están las amigas, eh?
—Por lo visto para soportar mis penurias.
—Te recuerdo que esto es como un matrimonio, es tanto para lo bueno como para lo malo.
—Sólo que siempre es malo.
—Siempre no, acuérdate de nuestras vacaciones de verano y lo bien que nos lo pasamos.
—Parece que fue hace un siglo —se quejó exhalando.
—Eso tiene fácil solución.
—¿Quieres que veamos las fotos?
—Es buena idea, pero también podríamos hacer las maletas e irnos por ahí unos días.

Una tenue sonrisa iluminó la faz de Rachelle al pensar en ello, poder viajar y dejar atrás lo que se había convertido su vida, si, eso es justo lo que necesitaba

—Sería estupendo.
—Pues no se hable más. Mañana hablaremos del tema tranquilamente frente a una humeante taza de café y unos deliciosos bollos.
—De acuerdo.
—Pero ahora me levantaré, te calentaré un vaso de leche y te lo tomarás junto con la medicina.
—Nooo.
—Shh —la separó—, necesitas descansar esa cabecita—, dijo tocándosela antes de encender la lámpara de la mesilla y levantarse —, regreso enseguida.

Soltando otro de sus involuntarios suspiros, se cubrió la cara con el antebrazo y en cuanto sus párpados se cerraron el cubierto rostro del hombre la asaltó de nuevo, sus pérfidos orbes se reían de ella mientras con el filo de la navaja le recorría la mandíbula con exasperante  lentitud, subiendo por su pómulo hasta posarse en uno de sus ojos presionando la punta en él.

—No —jadeó incorporándose mirando alrededor.

Estaba en casa y aun así no se sentía segura, ya no estaría a salvo en ningún lado, <<en ninguno>> se repitió a si misma dejando que una solitaria gota se deslizase por su mejilla.

—Bueno, ya estoy a... oh cariño —se acercó rápido al verla así—, todo va a ir bien—, le aseguró abrazándola.
—No es verdad —sollozó contra su pecho.
—Si lo es, mañana será otro día y lo verás todo bajo otro prisma.
—El prisma se jodió hace tiempo, justo cuando Charlie... —el nudo en la garganta le impidió continuar.
—Ese pasó a segundo lugar, pero ¿qué digo? Está en el décimo quinto como mínimo.
—Que más quisiera que fuese así, pero no logro arrancármelo de aquí dentro —se señaló la cabeza.
—Con los años perdemos memoria.

Se separó y la miró con pesar.

—¿Y de aquí? —se llevó las palmas al corazón—, ¿cómo lo saco de aquí?
—Con mucha fuerza de voluntad y dejando que el tiempo actúe.
—El tiempo ha pasado y no hizo nada, me obligo cada mañana a olvidarle, pero siempre sucede algo que me le recuerda y aunque hago que regrese la jugarreta que me hizo para odiarle, ¡no lo consigo! —recalcó donde un golpe en el colchón.
—Según como lo veo tienes dos opciones, o te lo arrancas o le abrazas.
—Tiene que ser lo primero, ya viste antes en el hospital lo imbécil que es.
—Lo vi, pero... —recordó la noche que coincidió con él en ese bar.
—¿Pero qué?
—Ahh... —se miró la mano que aún sostenía el vaso—, pero debes dormir, así qué tomate esto antes de que termine derramándolo, que conociéndome lo haré en nada.

Rachelle cogió la leche y la pastilla, lo mejor era tomársela y dejar que el sueño la abrigase durante unas horas. Sin pensarlo mucho se la tragó y bebió el níveo líquido. Dejó que Amy le quitase el recipiente y la arropase cuando se tumbó. Cerró los párpados antes de que la oscuridad absorbiese la habitación y rogó porque la medicina hiciese pronto efecto. No quería pensar en nada, ni ahora ni nunca.

Tras arroparla se recostó a su lado y fijó la vista en el techo, esperando pacientemente a que el medicamento hiciera efecto y Morfeo la apresara tan fuertemente que estuviera segura que dormiría sin preocupaciones. Suspiró en la penumbra del cuarto al ver que la respiración de su amiga se iba regulando, sin duda pronto encontraría la placidez del  reparador sueño que tanto necesitaba. Se arrebujó bajo la manta dejando que las palabras de la conversación que habían mantenido regresaran a su cerebro, la inocente y confidencial confesión le taladraba el pensamiento. Rachelle amaba a Charlie, sus sentimientos por él no habían disminuido ni un ápice a pesar de la vergonzosa actitud del policía. Se había tenido que morder el labio para no preguntarle en voz alta qué significaba Theo para ella. Quizá fuera un flotador al que agarrarse en ese momento de deriva, tal vez un amigo por el que sentía aprecio pero nada más, ella no lo quería, no como una mujer desea al hombre que ama, no como ella lo deseaba. Curvando los labios cerró los párpados, aún quedaba esperanza para ella y ahora que sabía que no traicionaría a su amiga lucharía por él. Sin más dejó que la bruma del sueño la envolviera.


Continuará...




11 comentarios:

ana dijo...

dios veremos peleas de tigresas? por que eso estaria bien por cierto el capi como siempre excelente tias esto se pone muy bien en fin un beso y feliz verano

Wendy dijo...

Me he perdido algún capitulo y compruebo que Rae sigue enamorada de Charley, mucho me temo que Theo no tendrá mucho que hacer como no consiga sacarselo de dentro pero ¿serrá posible?
El acosador ya ha pasado a mayores, la ha atacado, afortunadamente sin causarle mucho daño, alguien le está dando las ordenes pero no he conseguido reconocerlo.
Está muy interesante, de comerse las uñas y los dedos.
Besos, chicas.

Noel Arias dijo...

Simplemente amo esta historia y con cada capitulo se vuelve mas interesante!!!
Charlie!!! haz algo si quieres llamar la atencion de Rae!!

Laura dijo...

Pobre Rae con todo lo q esta pasando ojala pronto se recupere,y Charlie q siempre mete las patas q hombre apenas para ahorcarlo ja q vida!

J.P. Alexander dijo...

Uy Haber que pasa con Rae ojala pueda recuperarse. Le mando un beso y se me cuidan mucho chicas.

Lectora Nocturna dijo...

Hola mis niñas queridas. ya he vuelto de mi viaje. Hay una entrada especial y si hay alguna aludida que me mande comentario en esa misma entrada. Pronto desvelare la sorpresa y podria ser para una de vosotras. Solo digo eso.

Pobrecita mi Rae en el hospital, que fuerte. Me encanta Lewis, el poli, es magnífico y es perfecto para ella. cuantos capis me he perdido, no lo se. Voy leyendo hacia atras, parezco un cangrejito. Al empezar el capi 22 he tenido mucha intriga y lo he leído.

Como siempre mis niñas queridas os ha quedado maravilloso y espectacular.

Pronto mas entradas de mi viaje en mi blog y mas sorpresas. Ya os pasareis cuando podais.

saludis vampi

Eleanor Atwood dijo...

Cachis la mar, Charles, que siempre tienes que fastidiarla!!!
qué barbaridad... y Amy a punto de contarle a su amiga lo que él le confesó en el bar... si es que una se muerde la lengua cuando lo que debería hacer es darle rienda suelta a la sin hueso.
Por lo menos parece que intentará reconquistar a Theo. A ver cómo le sale...

Besos chicas.

AKASHA BOWMAN. dijo...

Empiezo disculpándome por la tardanza; en mi blog ya pedí perdón a todos mis amigos explicando que es que estoy esta temporadita sin conexión a Internet, y hasta hoy que he ido a un ciber para publicar y pasarme a leeros.

Vaya dos machos machísimos, que dondequiera que van la arman y tienen que llamarles a cuentas. Si es que son como niños... a veces daría gana de sacudirles por la pechera.

¿Sabéis? Pues me ha dado pena Charlie, viendo cómo Rae y Theo se alejaban asidos de la cintura. La verdad es que tal como dice Amy parece que a base de golpes se le hubieran recolocado las escasas neuronas de su cabecita.

¿Me permitís una apreciación? No sé si conocéis la serie americana "Navi: Investigación criminal" (de la que me confieso fan) Pues nuestro Charlie cada vez se me parece más al ligón de Tony Dinozzo jejejjejejeje

Ainssss que me muero de curiosidad por desgranar la historia de ese pérfido Devon...

Un beso enorme y nos leemos la semana que viene (procuraré ser puntual).

Besos

pepis dijo...

hello chikkas maravilla , como les va la vida ? jiji. me gusto el capi , y sinceramente pobrecito Charlie siempre metiendo las patas ufffffff por Dios que el hombrecito la caga en los momentos mas importantes. y Rae que cosa ha le esta lloviedo sobre mojado , bueno chikkkas besos se cuidan .

MariCari dijo...

Pobre Rae, espero que no le quede cicatriz en la cara y si le queda que Charli se la bese descaradamente en cuanto la vea, y si se derrite mejor que mejor!! je ,je...
Me parece que cuando vean las fotos del verano se va a a encontrar alguna sorpresa... umhhh! ya me muerdo las uñas, ja ,ja...
Pobre su amiga, qué pena me da por Theo que lo ama con todas sus ganas... pobre!!

Bss... amigas...

Irene Comendador dijo...

Punto bueno, Charlie se enteró de que Rae con Theo nacin de nacin, y me alegro, al parecer tienen una oportunidad de ser felices ambos.
Punto malo, que su amiga no le hable del cambio que notó en Charlie me cabrea, este hombre es un borrico, es verdad, pero Rae tiene que saber que la quiere de verdad.
Ains, que vida esta, a ver ahora si es verdad que se van de viaje, y no pasa nada cuando esten ausentes, que nervios.
Un beso mis niñas, poco a poco me pongo al día :DDD

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