miércoles, 31 de agosto de 2011

EL PRECIO DEL AMOR - CAPÍTULO 24



Entró en el coche y lanzó un puñetazo al volante, no estaba siendo un buen día, había estado vigilando durante varias jornadas el edificio armándose de paciencia, esperó a que la muy perra saliera de casa y cuando por fin lo hizo se topó con que la cerradura ya no era la misma, maldiciendo —pues esperaba que la muy estúpida la hubiese dejado tal cual— fue hasta la floristería, tal vez una visita sorpresa la hiciera entrar en razón, pero esta estaba cerrada a cal y canto. Se disponía a regresar a su puesto de observación cuando la vio entrar al edificio de la policía, sonrió con soberbia, esa puta nada podría decir de él, su identidad estaba más que a salvo, era un profesional y sabía que no había dejado ni un trozo de piel al descubierto. Nuevamente aguardó a que saliera, ahora que la tenía localizada era fácil seguirla y provocar un “amable” encontronazo. Se pasó la lengua por el labio saboreando el placer que le provocaba producir miedo, contemplar el terror en esos ojos era como tener un orgasmo, un delicioso manjar ver las caras palidecer..., casi paladeaba nuevamente su próxima victoria cuando se percató que iba con ese bastardo rubio que últimamente solía acompañarla. Tragándose la ira se puso en marcha tras ellos, tomando la precaución de ir a una distancia prudencial para que no pudieran percatarse de su presencia. Los vio estacionar y acaramelados perderse tras el portón, se llevó la mano a la entrepierna y apretó, sin duda esos iban a darse un buen revolcón y joder se excitó al pensar que tal vez él pudiera disfrutar de ella también. ¿Por qué no? Las órdenes eran no lastimarla y sin duda la zorra lo iba a pasar muy bien mientras se la follaba y él mucho mejor oyéndola gritar. Rió casi malévolamente presionando su erección.

Un buen rato más tarde vio salir al rubiales cabrón y supo que era su oportunidad, se apeó para ir hacia su gozoso destino cuando el ruido de un motor lo hizo girar la cabeza, conocía la motocicleta que avanzaba hacia él y al hijo de puto que iba sobre ella, gruñendo se metió raudo en el coche para evitar ser visto. Volvió a golpear el volante frustrado, lanzando un exabrupto trató de calmarse para evitar llamar la atención. Lo mejor era irse y volver más tarde, ese día poco iba a lograr aparte de perder el tiempo y además la presión de los huevos lo estaba matando. Decididamente, asintió metiendo la llave en el contacto y girándola para arrancar, lo mejor era desaparecer y echar un buen polvo con alguna fulana bien dispuesta, después de todo el ratoncillo estaba en la ratonera y no iba a ir a ninguna parte.

óóóóó

La papelera hizo un sonido sordo al estrellarse contra la pared desparramando su contenido por el suelo, haciendo caso omiso del desastre que había ocasionado, se paseó de un lado a otro como león enjaulado, estaba irritado y mucho, por una parte no podía de dejar sentir dolor ante la imagen de Rae abrazada a Theo, los celos le mordían haciendo presa en él, pero era otra cosa lo que le superaba en aquellos momentos, algo que no acababa de encajar y que no lograba ver por más que se estrujaba el cerebro. Se detuvo de repente como si una luz hubiese brillado dándole la solución. Tan rápido como le fue posible cambió el uniforme por sus vaqueros, su camiseta y las botas, agarró la chaqueta de cuero y el casco de su taquilla, cerró y sin despedirse salió de la comisaría.

La moto recorrió la distancia en menos tiempo de lo aconsejado, aparcó junto a un Sedan, justo al lado del edificio de Rae y se dirigió al portón por la acera limpia de nieve, subió los escalones y empujó la enorme mole de hierro que cedió ante su fuerza, frunció el ceño, tendría que hablar con ella sobre esa falta de seguridad, apretó el botón del ascensor y mientras este llegaba se quitó los guantes guardándolos en los bolsillos traseros de sus jeans, en cuanto el acero se abrió se introdujo en su interior y pulsó el numero del piso. Una vez en el corredor caminó a grandes zancadas y tocó el timbre impaciente una, dos, tres veces. Esperó unos segundos y pegó la oreja a la madera, un leve ruido de pasos le llegó desde el interior, está vez golpeó con los nudillos fuertemente.

—¡Rae abre la puerta! —exclamó aporreando violentamente—, sé que estás ahí.

El sonido metálico del pestillo al correr y el chasquido de la de la cerradura al abrirse lo detuvieron, tan pronto ella asomó empujó la puerta y se coló dentro de la vivienda cerrando tras él. Observó a la mujer que lo miraba con el rostro lleno de sorpresa tratando de controlar la ira que lo consumía. Para no agarrarla y zarandearla se dirigió, con Rae a su zaga, hacia el salón. Una vez allí se volvió como un resorte.

—¡Mentiste! —gruñó encarándola.

Rachelle lo miró parpadeando, percatándose de la rabia que lo atenazaba y sin entender muy bien su actitud ni sus palabras.

—Maldita sea —acercándose a ella la aferró por los hombros y resbaló las manos hasta los antebrazos presionándolos entre sus dedos—, todo este tiempo has sabido quien hay detrás de esas llamadas ¿verdad?
—Estás loco, si lo supiera...
—¡Deja de mentir! —bramó zarandeándola.
—Suéltame —sollozó presa del pánico.

Se detuvo al percibir como el miedo iba tomando posesión de la bonita cara, como los ojos se abrieron de par en par y la piel iba tomando un tono blanquecino, se llamó estúpido por su falta de tacto pero sentía tanto coraje porque ella le hubiese ocultado algo como aquello, tan imbécil por no haberse dado cuenta que estaba descargando toda su frustración de la peor manera posible. Aflojó la presión lo justo para atraerla contra él.

—Lo siento no quería asustarte —murmuró contra su coronilla que ahora descansaba bajo su barbilla—, solo quiero su nombre.
—No hay ninguno —insistió ella pegando la mejilla al amplio tórax, mientras inhalaba el olor a su perfume y a hombre que él emanaba—,  no...—, se interrumpió y casi protestó cuando él la separó de repente alejándola de su calor.

Charlie contempló nuevamente el rostro de la mujer que amaba, pudo vislumbrar durante un nanosegundo la duda brillar en los zarcos iris, pero esta fue tan rápidamente suplantada por la determinación que fue consciente que no le diría nada, ¿por qué? ¿A quién estaba encubriendo? Tenía tantas preguntas y ella le negaba las respuestas. Con pausada lentitud fue subiendo sus palmas hasta los hombros, la columna del cuello hasta acunar la cabeza entre ellas poniendo especial cuidado en no tocar la herida. ¿Es que no se daba cuenta que sólo quería protegerla de cualquier mal que se ciñera sobre ella?

—Rae —susurró embebiéndose de su belleza—, deja que te ayude.

Un sonido extraño surgió de la garganta femenina mientras las retinas se le aguaban, su respiración se agitaba y sus labios se entreabrían. Ante aquello el corazón comenzó a galopar entre sus costillas tan rápido que pensó que le iba a estallar el pecho, el deseo empezó a poseerlo tan rápido que barrió de un plumazo toda la rabia que traía de la calle olvidando lo que realmente lo impulsó a visitarla, fue acortando la distancia hasta que sus labios se rozaron.

Le temblaban las rodillas tanto que pensó que no se sostendría cuando la boca de Charlie se posó sobre la suya tierna y suave, echaba tanto de menos sus besos, sus caricias que quiso abandonarse a él y lo habría hecho si el sonido de las llaves en la cerradura no los hubiese interrumpido. Avergonzada se separó mientras Charlie mascullaba un exabrupto por lo bajini.

óóóóó

Era una suerte el que ese día no hubiese casi trabajo y su jefe decidiera cerrar con bastante tiempo de antelación, así que pasó por el súper compró una buena remesa de chucherías, galletas y otros alimentos no especialmente sanos y se fue rauda a casa de Rachelle, intentaría convencerla de ver una buena peli y charlar de cosas divertidas. Era consciente que a pesar del esfuerzo por parte de su amiga en disimular que estaba bien, no lo estaba consiguiendo, por un lado las pesadillas no dejaban de atormentarla y por otra cada vez estaba más delgada y más aislada en si misma, cosa que no le gustaba nada.

Haciendo malabares para no soltar su cargamento de dulces abrió, cerró con el talón y recorrió el pasillo con una pícara sonrisa ante la sorpresa que le iba a dar. Se detuvo en seco al llegar al salón y ver a Charlie allí.

—Hola —saludó mirando a uno y otra, sin que se le pasara por alto el nerviosismo de ambos ¿acaso interrumpió algo?
—Hola —respondió el policía secamente.
—Amy, es temprano ¿sucedió algo? —preguntó su amiga en un tono preocupado.
—No nada, hace frío y la gente no le apetece emperifollarse para estar en casa —contestó dejando su carga sobre la mesa—, mira traje algunas cosas light.

Un tanto tenso ante la situación Charlie optó por poner tierra por medio, no se le escapaba las miradas interrogantes y nada amables que la guapa morena le lanzaba, ni los nervios de Rachelle.

—Creo que será mejor que me marche.
—Te acompaño a la salida —dijo Rae casi con alivio.
—No es necesario —acercándose le dio un beso en la mejilla y murmuró para que solo ella pudiera oírlo—, volveré a por ese nombre—, luego en tono normal añadió—. Me alegro mucho que estés mejor. Amanda.
—O’Sullivan.

En cuanto estuvo segura que se marchó se giró hacia Rach.

—¿A qué ha venido?
—Supongo que ha sido cortesía —mintió descaradamente—, hoy estuve en la comisaría prestando declaración.
—Vaya eso es una buena noticia.
—Y también fui a visitar al doctor Gordon.
—¡Eso es estupendo! —chilló Amanda—, tienes que contarme como te fue. Mmm ¿qué tal si hago café y me pones al tanto?
—Yo lo haré —río contagiada del entusiasmo—, ve y ponte cómoda mientras.

Amy tomó dirección de su cuarto y ella de la cocina, se detuvo en el dintel y miró la tetera volteada que había soltado al oír los golpes en la puerta, entró, se agachó y la recogió, instintivamente la llevó a su pecho cuando comenzó a sonar el timbre del teléfono, uno, dos timbrazos y se paró. Sacudió la cabeza y dejó el utensilio sobre la encimera, abrió el grifo y metió las manos bajo el agua fría, era una manía idiota pero la tranquilizaba, cortó el chorro, se secó y sacó la cafetera, llenó el cacillo con el aromático producto y la puso sobre la vitrocerámica. Mientras esperaba la imagen de Charlie se dibujó en su mente, allí en su salón tan macho, tan imponente que el deseo la había mojado con solo mirarlo. Frunció el ceño al recordar sus últimas palabras y un escalofrío le recorrió la medula. Se llevó el puño a la boca y se mordió un nudillo.

—No puedo hacerle eso —se advirtió a si misma—, a él no.

Ya estaba medio desnuda cuando el martilleante repiqueteo del teléfono la sorprendió, iba a pasar pero pensó en Rach así que alargó el brazo antes del tercer tono y se lo llevó a la oreja.

—Mi preciosa Rachelle, cuanto siento que te infligieran daño —dijeron desde el otro lado—, sabes que yo nunca quise eso para ti, pero no te has portado bien.
—¿Quién es? —demandó alarmada—. ¿Oiga quién hay ahí?—, sólo obtuvo un clic por respuesta.

Abrió la palma y dejó que el auricular cayera al suelo emitiendo un sonido sordo al estrellarse contra la alfombra, antes de mirar hacia la puerta del cuarto tras el cual se encontraba su amiga. ¿Dios Santo qué estaba ocurriendo allí? 

Continuará...




9 comentarios:

Emilia dijo...

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! estos dos no son capaces de estar cerca el uno del otro sin olvidarse del mundo, hermosa sensación.

Alucino, o sea que Charlie tiene razón, conoce a su acosador y Amy también o eso parece por su reacción, espero que no corra peligro, porque el tipo al que ha enviado a hacer el trabajo sucio da escalofríos.
Chicas como consiguen describir a ese personaje me imagino sus gestos, sus acciones su mirada, como si lo estuviera viendo... escalofríos es poco.
Genial, a ver si este descubrimiento por parte de Amy consigue que todo se aclare y se acelere un poquito.

AKASHA BOWMAN. dijo...

Desde luego el tipo al que se le encargó recuperar el sobre no podía ser mejor para el encargo. ¡Qué tipo tan truhán, salvaje y pérfido, por el amor de Dios, que se lo encuentra Jack el Destripador por las callejuelas de Londres y huye el asesino en serie despavorido! ¿Se puede tener el alma más negra?

La atracción física que siente Rae por Charlie es tan poderosa que por más que se proponga odiarlo o alejarlo de sí, cuando ambos están a solas la energía fluye por sí sola. Es como el choque de dos imanes o como dos volcanes que se acoplan a punto de erupcionar.

Me parece que nuestra ingenua Rae no lo es tanto como parece, ¿qué oculta? ¿Por qué trata de proteger supuestamente a quien la acosa? ¿Por qué se muerde el puño tras recordar las palabras de Charlie?

Espero que en la explicación que le debe a Amy saquemos algo en claro.

Un beso y buena semana, mis niñas.

MariCari dijo...

Qué lástima que llegasen las chuches en ese momento... pero ha quedado muy bonito el capítulo hoy... ay! pobre chica la van a poner los nervios con tanta llamadita un poquito encrispados... menos mal que tiene a dos polis muy machos a su lado... ¡las hay con suerte! ¡o no? Bss...

Laura dijo...

Chicas q duda tengo y ganas de saber quien es el q llama a Rae y
amenaza uy me voy a comer las uñas!
Y Charlie tan preocupado x ella me gusta q sea asi,chicas la historia va muy buena saludos y abrazos!!!

J.P. Alexander dijo...

Uy lo deja interesante y haber si Charlie se avispa y logra hacerse perdonar

Noel Arias dijo...

Este Capitulo me ha dejado algo confundida!!!!
Que sucede?? quien la amenaza y ella lo conoce??


Xq Charlie le pidió un nombre??

Espero las cosas se aclaren y ya quiero ver un poco de acción. Se que Charlie debe escarmentar pero un poquito de amor no se le niega a nadie no??

Besos muchachas!!

Eleanor Atwood dijo...

Amanda, ya te podías guardar las chuches pa tí sola, guapa.
Así que la inocente Rache conoce a su acosador... esto se pone interesante. A ver quién será y porqué le protege.

Esperemos al próximo capítulo.

Besos.

Lectora Nocturna dijo...

Que fuerte, que fueeerteeeee, que fueerteeee!!!!!

Como puede ser que ahora Rae conozca a su acosador......

Haber que pasa en el encuentro, eso si se encuentran......

Que intriga y que emoción

Mis niñas os voy a seguir leyendo porque voy un poco perdida.

Saludis vampi

Irene Comendador dijo...

Miiiiira que oportuna Amy eh.... mmmm ya podía haber llegado no sé... dos horas mas tarde? jajajaja
bueno, lo importante es que el cabronazo que la vigilaba no haya podido hacerle nada (pobre la puta que se lo encuentre ahora ¬¬) y que ella haya podido degustar esos labios que todas querriamos, pero esta última llamada no me ha gustado ni un pelo, será que Rae de verdad sabe el nomnbre del hombre que la acosa y quiere hacer daño ? ??¿¿?¿
Bueno, poco a poco, que estoy intrigada
Besos chicas, MUAKA!!!!

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