domingo, 13 de septiembre de 2009

EL GUERRERO DE MIS SUEÑOS (CAPITULO2)

Khons condujo en silencio durante más de una hora hasta su casa a las afueras de la ciudad perdido en sus propios pensamientos, mierda, él era un guardián, uno de esos que cuidaba que el orden entre las especies permaneciera intacto a través del tiempo, la suya era una especie diferente, una mezcla entre vampiro y humano, tenían los colmillos y la intolerancia a la luz de estos, pero no necesitaba beber tanta sangre ni tan a menudo, con una buena dieta humana podrían pasar más de seis meses sin necesitar de ella, por otra parte, poseía un cuerpo humano, con sentimientos humanos, buenos y malos, era capaz de sentir lástima, cariño, bondad y compasión, pero también egoísmo, rencor, odio… cualquiera de los bajos instintos que los miembros de esa raza eran capaces de sentir, y sí también necesidades humanas. Su misión era tan simple como mantener un orden y tan complicada como evitar que otros seres pudieran penetrar en los limites establecidos, había semidioses con aires de grandeza, demonios ansiosos de poder, humanos que se creían poder dominar el universo invocando a seres de las profundidades…, había sido así a través de los tiempos y seguiría siéndolo, para eso evitar ese caos existían los guardianes, un guardián, eso era él. Años de lucha para terminar cuidando de una muchachita enclenque, ella no decía nada, se limitaba a mirarlo de reojo de vez en cuando. Apretó el pie sobre el acelerador, deseando llegar para volver a salir, necesitaba pensar, entender como había llegado a esa situación, maldito fuera Eleazar y maldito fuera él; cuando llegó abrió el garaje y estacionó junto a una Honda DN-01 reluciente, bajó del coche y esperó a que ella sacara la maleta, con un gesto de la cabeza le indicó que lo siguiera por unas escaleras, cuando llegaron arriba abrió una puerta y le cedió el paso. Mariella abrió la boca ante el caos que se presentaba ante sus ojos.

Era una habitación enorme, una gran cama deshecha en un rincón, en el otro un sillón frente a un aparato de TV de plasma de 40’, una mesa llena de botes de cerveza…, y las paredes pintadas de negro y desnudas.

- No esperaba visitas -dijo él entrando y tirando las llaves encima de la mesa.
- Esto es un caos -exclamó-. una verdadera pocilga.
- Esta es mi casa -dijo enfadado- mí-ca-sa.
- ¿Cómo puedes tener un coche que vale un montón de dinero y vivir en un sitio así? -le preguntó ignorando su tono de antes.
- ¿Quizá por que me gustan los coches y no las casas?- dijo encogiendo los hombros.
- ¿Hay bichos? -preguntó ella al ver que algo se movía en el suelo-. Odio los bichos.
- Me los comí todos -gruñó él.
- Pero se ha movido algo, lo he visto -dijo ella señalándole el suelo con la mano.
- Me lo comeré después -volvió a gruñir-, ahora no tengo hambre.
- ¿Dónde voy a dormir? -preguntó ella cambiando de tema, quería apartarlo de su vista.
- Donde quieras, elige un sitio -contestó haciendo un gesto con la mano que abarcaba toda la habitación-, aunque si fuese tú me decantaría por el sofá, la cama es mía y no te la voy a ceder por más que seas una “invitada”.
- ¿No hay más habitaciones? -se sorprendió.
- ¿Aparte del baño? No, no las necesito, yo vivo solo -le recalcó, se quitó la chaqueta y la lanzó al sillón dejando ver su negra, lacia y brillante cabellera que le llegaba a media espalda-, esto es todo lo que necesito.
- Pero necesito intimidad -dijo ella fijándose en aquel lugar.
- Mira niñita de papá -se volvió furioso- si no te gusta te largas y listo, por mí no hay problema.

Ella lo miró asustada, no iba a llorar delante de aquel salvaje aunque le faltaba poco, al ver la furia en sus fríos ojos supo que hablaba en serio, tragó saliva.

- No hace falta que me grites –dijo agachando la cabeza para evitar el hielo verde de su mirada-. ¿Dónde puedo dejar mis cosas?
- Te haré sitió en el armario mañana -volvió a coger la chaqueta y la señaló con un dedo-, ahora tengo que salir, no toques nada, no cambies nada y no te muevas ¿de acuerdo?
- Sí -bajó la vista.
- Eso espero -dio un portazo y se marchó.

Khons condujo furioso y a toda velocidad la moto durante un buen rato y sin rumbo fijo, necesitaba salir de la casa o agarraría a aquella mujer y la estrangularía sin miramientos, lo único que le faltaba es que se hubiese puesto a llorar. Joder de acuerdo, la casa estaba echa un asco, debería haberla recogido un poco hace días, pero a él le daba lo mismo un par de latas más o menos, total, sólo iba a dormir, aparcó en el arcén, se quitó el casco y se apoyó en la moto inspirando fuertemente. Si aquella princesita estaba acostumbrada a tenerlo todo listo y a su disposición, no tenía ni la más remota idea de con quien se había topado, él no le iba a hacer de criado ni mucho menos, sólo por que ella fuera una delicada damisela, odiaba a las mujeres tontas y frágiles, odiaba a esas que por el hecho de ser una mujer nacidas en alta cuna pensaban que se tenían que comportar como inútiles y que todos debían plegarse a sus gustos y necesidades. Sonrió maliciosamente, estaba deseando verla dar grititos histéricos cuando se rompiera una de sus cuidadas uñas, iba a ser todo un espectáculo y desde luego que estaba deseando verlo.

Mariella comenzó a recorrer la casa procurando no tocar nada, abrió uno de los grandes armarios de dos puertas y vio como su ropa, en la que predominaba el cuero negro, estaba perfectamente colgada y colocada, "al menos es ordenado en esto" pensó, trató de abrir el otro pero fue inútil, también abrió una puerta y se dio de lleno con el baño, era espacioso, tenía un jacuzzi, un lavabo con un mueble debajo y un espejo ovalado, un vater y unas pequeñas estanterías en las que pudo ver algunos utensilios masculinos, cerró y siguió con su recorrido, lo que se suponía la cocina estaba junto al salón-dormitorio o lo que fuera aquello, lo cierto era que no había mucho por ver, los muebles brillaban por su ausencia, aparte de los armarios, la cama, un par de mesas bajas, un par de sillas y el sofá, aunque tenía varios ordenadores, una tele enorme, varias videoconsolas, un equipo de música de alta fidelidad, varios Dvds…, alta tecnología por todas partes, tocó las paredes desnudas y se sorprendió al sentir el tacto frío, las golpeó con los nudillos y escuchó el sonido metálico del acero,¡ ese hombre tenía la casa revestida de acero!, sin duda sabía protegerse bien, se sentó en el sofá a esperar, tal vez volviera pronto.

Era casi el amanecer cuando regresó, abrió la puerta y recorrió con la mirada todo el espacio, al menos no había tocado nada o eso parecía, la vio tumbada en el sofá, se acercó, estaba completamente dormida, con las piernas encogidas y ambas manos debajo de la cabeza, se volvió, se quitó la ropa y se acostó, necesitaba descansar.


Un ruido lo despertó de repente, abrió los ojos y agarró el cuchillo que tenía debajo de la almohada. Mariella, con la misma ropa del día anterior, canturreaba algo mientras terminaba de fregar el suelo, se sentó en la cama de golpe, "mierda", aquella chica había limpiado su casa, y tenía que reconocer que era bastante silenciosa, no quedaba rastro de latas ni de otro desperdicio, los cojines oscuros estaban perfectamente alineados en el sofá, ¿tenía cojines? Se lió la sábana en la cintura y se puso en pie. Ella lo recorrió con la mirada, se detuvo en su torso desnudo, los pectorales eran poderosos, y el abdomen, tragó saliva, era perfecto, se marcaban todos y cada uno de sus músculos, bajó la mirada, pero no pudo ver nada más, se agarraba la sábana, que cubría toda la parte inferior, a las caderas y la arrastraba por el suelo.

- Un momento -gritó ella-, no puedes pasar, el suelo aún está mojado.
- Ya -no le hizo caso-, pero necesito ir al baño ¿o prefieres que lo haga aquí?, a mí realmente me da lo mismo.
- Está bien -lo miró y supo que era capaz de hacer lo que decía-, puedes ir.
- ¿Puedo ir? -miró las dos coletas que caían sobre sus hombros "¿coletas?", joder -, estoy en mi casa, haré lo que me venga en gana, no necesito que me des permiso.

Le había dicho que podía ir, con la indulgencia que una madre le daba a un niño, casi como haciéndole un favor, ¿quién se creía que era?, cerró la puerta del baño de un portazo y fue directo al vater, cerró los ojos un momento y respiró hondo, tenía que calmarse, eso haría, se calmaría y después saldría y pondría una serie de reglas, aquella era su casa, las ordenes las daba él y esperaba que le quedara lo suficientemente claro, los ojos se le abrieron como platos cuando se dio la vuelta para lavarse las manos pero fue directo a la estantería, pequeños tarros y frascos ocupaban cada uno de los estantes, crema hidratante, desmaquillante, exfoliante…, aquello era una invasión de potingues femeninos. Tomó una de las toallas para secarse las manos y se detuvo en seco.

-¡Joder esto es demasiado!- agarró la toalla y salió con ella en la mano-. ¡No quiero esto en mi baño!
-Sólo es una toalla -dijo ella mirándolo extrañada.
-Rosa, es una toalla rosa -gritó-, y con puntillas.
-No son rosas, son fucsias -le explicó.
-Rosa más claro o más oscuro no deja de ser rosa -las tiró al sofá-, no la quiero en mi baño.
-Está bien -ella la recogió y le dio la espalda-, no hace falta que me grites, no soy sorda.
-Pues apártala de mi vista -bajó el tono-, no me gusta, no me gusta el rosa y no me gusta ver mi baño lleno de cremas, no me gusta que me den ordenes y no me gusta que estés aquí.
-De acuerdo -se volvió hacia él, tenía los ojos cuajados de lágrimas y parpadeaba tratando que no se derramaran por sus mejillas-, quitaré los tarros ahora mismo y cuando anochezca me iré.
-No hace falta que las quites, ni tampoco que te marches, me sirve con que dejes libre mi espacio – durante una milésima de segundo una punzada de culpa lo atravesó, manoteó y la sábana que lo cubría se deslizó hasta el suelo quedándose completamente desnudo ante ella, la vio sonrojarse de pies a cabeza y no pudo reprimir una sonrisa, vaya, aquello iba a ser divertido.

Mariella siguió el curso de la sábana al caer y luego lentamente fue levantando la vista mientras su blanca piel adquiría un tono rojo intenso, las pantorrillas y los muslos de aquel hombre eran puro músculo, estaba bronceadas y un ligero vello negro las recubría, siguió subiendo y se paró un segundo o tal vez dos, en su entrepierna, abrió los ojos al ver el tamaño de su miembro, y eso que estaba relajado, tragó saliva, se mordió el labio inferior y siguió su recorrido, el abdomen, el torso, el cuello y por fin el rostro, sintió el corazón latirle a mil por hora mientras un calor extraño se instalaba en su estómago, él la miraba con una mueca parecida a una sonrisa en los labios.

- ¿Qué, has visto bastante? -le preguntó burlonamente.- ¿o quieres seguir mirando?
- Yo… -se sonrojo un poco más, si es que aquello era posible.
- Ah no, espera -se dio la vuelta- falta la parte de atrás.
- No hace falta que te burles de mi -contestó ella, pero no pudo evitar observar su trasero prieto y perfecto, su espalda bien formada, aquel hombre era una obra de arte de carne y hueso-, ¿serias tan amable de vestirte? Por favor.

Fue hasta la cama, se había girado para evitar que ella viera que se estaba excitando con su ardiente e inocente recorrido, había esperado un grito histérico y que se volviera avergonzada, no estaba preparado para aquel detenido estudio, lo estaba poniendo a cien mirándolo de aquella forma, pudo sentir como sus ojos le devoraban la espalda, se sentó y se puso los pantalones.

- ¿Qué pasa? ¿la princesa no ha visto nunca un hombre desnudo? -le preguntó con sorna.

Ella no dijo nada, se volvió, corrió hasta el baño y se encerró totalmente avergonzada mientras oía sus carcajadas, odiaba a aquel tipo, lo odiaba con todas sus fuerzas, apenas llevaba un día en su casa y ya la había insultado, avergonzado y humillado varias veces.

CONTINUARÁ...

8 comentarios:

Ade dijo...

No se puede ser más chulo y tan desordenado, pero eso sí, está para mojar pan ¿eh?

Que risa cuando se encuentra con todos los pontingues de ella y cuando coge la toalla rosa para secarse, en esto último, he de decir que estuve totalmente de acuerdo con él.
¡¡Puagg, rosa...!!

Fantástico Mariola

Lea dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, está para darle de patadas, pero gual me gusta, pero estaría bn bueno que ella lo pusiera en su lugar....

genial capi, espero el sgte y ojala no te demores jajajaj
nah, todo a su tiempo que aquí estaré esperando el capi 3

manoli (mara) dijo...

hola me esta gustando mucho esta novela ¿Para cuando el tercer capitulo? besitos

Manoli (mara) dijo...

Valla!! Adela lo consegui ja ja aj

y yo solita ¬¬ buenooooooo,con un poquito de ayuda ja ja ja ja.

En serio estoy muy enganchada a esta historia.Los personajes son tan diferentes que me parecen ideales el uno para el otro.
Ali eres una artista aunque ya lo debes saber y con la ayuda de Adela os esta quedando una historia buenisima.
¿Para cuando el tercero?

Ciao chicas.Sois las mejores.

Mariola dijo...

Ehhhh, no os metais con mi Khons, a mi me encanta, asi con toda su mala leche y todo.

Bueno me alegro que os vaya gustando la historia, prometo que en un par de días tendreís un nuevo capitulo.

Gracias por comentar y besos.

Juan Miguel dijo...

¿Porque no me sorprende nada? jajajaja.

Sigue así, me gusta.

Sabry Sandal dijo...

Hola corazón, me encanta como va tu historia, nada mejor que un chico malo (este es muy malo, arrggh!!) que necesita reformas! Me apunto luego de la protagonista para darle su dosis de buenos modales, juju. Besos, (no nos hagas esperar mucho para el próximo capi, por fis!)

D. C. López dijo...

Vaya!, k peazo novelaaa, jajaja. Será cabrón el tio, no puede ser más maleducado, jejeje. Pero yo lo cojo y lo enderezo más rápido k un rayo, jejeje.

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