domingo, 18 de octubre de 2009

EL GUERRERO DE MIS SUEÑOS(CAPITULO13)



Eleazar suspiró mientras sentaba a Mariella sobre su regazo, la muy idiota se había negado a alimentarse y estaba débil, después de mucho insistir y sólo cuando los dolores se fueron haciendo cada vez más insoportables, se decidió a comer, sólo un poco había dicho, Eleazar sonrió acomodándola sobre sus muslos, sabía que en cuanto ella probara el sabor de su sangre, se lanzaría ciegamente a saciar su hambre con desesperación, se quitó el jersey, iba a ofrecerle su cuello, pero estando tan hambrienta podría ser peligroso, le desgarraría la carótida sin esfuerzo, así que estiró el brazo y vio como sus pupilas se dilataron casi hasta ocultar el iris pardo al ver el pulso que palpitaba en su muñeca, la detuvo un momento y la tranquilizó acariciando suavemente su cabello, luego la instó a bajar la cabeza para que saciara su necesidad.

La puerta se abrió de un empellón chocando violentamente contra las paredes, ambos levantaron la vista, allí en el umbral estaba Khons en todo su esplendor, las piernas poderosas abiertas enfundadas en sus pantalones de cuero negro, su torso musculoso apretándose contra camiseta negra, el pelo cayéndole libre sobre los hombros, y los ojos verdes brillando en la penumbra, a Mariella se le nubló la vista al verlo allí parado, poderoso, viril, magnífico.

Khons clavó la vista en la imagen que tenía delante, Eleazar semidesnudo la tenía sentada en sus rodillas, ella estaba mucho más delgada, la tez de un tono blanquecino y sin brillo, las oscuras ojeras que se dibujaban bajo sus ojos acentuaban aún más su palidez, se veía débil y terriblemente hambrienta. Iba a alimentarse de su hermano, dio unos pasos adelante sin apartar la vista de ella ni un segundo, furioso consigo mismo, era él el que tenía que estar en aquel lugar, era su fuerza vital la que tendría que alimentarla, era su sangre la que debería haberla mantenido sana y fuerte, pero había sido tan increíblemente idiota que se lo negó, a ella y a si mismo, nunca bebió de ella mientras estuvo con él y en aquel mismo instante sólo de imaginarse clavando sus largos colmillos en la seda de su piel hizo que su miembro presionara duro y palpitante contra sus pantalones. Caminó despacio hasta ellos, muy despacio, con la vista clavada en ella, en sus colmillos que nunca antes le mostró, estaba hipnotizado, eran perfectos, blancos y puntiagudos, gimió en contra de su voluntad al imaginarlos clavándose en su cuello. Mariella bajó la cabeza hasta el brazo extendido de su hermano.

- Eleazar –gritó Khons-, apártate de mí mujer. ¡Ahora!

Mariella alzó la cabeza sobresaltada al oír sus palabras, deseaba comer, lo necesitaba imperiosamente, había sido una tonta al intentar dejarse morir por un hombre que jamás iría a buscarla, que jamás la amaría, pero allí estaba con el brillo frío de sus felinos ojos verdes clavándose en ella, y sí no estaba equivocada la había reclamado como suya, pero estaba tan deteriorada que no podía hacer mucho caso a sus sentidos, tal vez había oído mal incluso tal vez la imagen del guerrero de sus sueños que estaba frente a ella no fuera más que un espejismo. Cerró los ojos para hacerlo desaparecer, pero al abrirlos de nuevo seguía frente a ella sin moverse.

Eleazar se puso en pie con ella en brazos, y se la tendió sonriente, Mariella pasó de los brazos de uno a otro en cuestión de segundos, sin entender muy bien que estaba pasando, parpadeó al verse apretada por los fuertes brazos del hombre que amaba y el corazón le latió tan deprisa que pensó que se le iba a salir por la boca, miró a su hermano que iba saliendo de la habitación, al llegar junto a la puerta se volvió sonriente.

- Os dejaré solos -dijo.
- Buena idea -contestó Khons atrayéndola más contra su cuerpo-, y procura que nadie nos moleste durante unas cuantas horas, por favor.
- Se hará como dices- asintió Eleazar y cerró la puerta a sus espaldas, con un sordo sonido.

En cuanto Eleazar hubo salido, Khons, con ella todavía en brazos fue hasta el sillón y se sentó, la observó, sus ojos estaban sorprendidos, pero llenos de una gran tristeza, debajo de ellos se dibujaban unas violáceas marcas producto de su sufrimiento, y era consciente que él y sólo él era el culpable de aquel aspecto demacrado.

- ¿Qué te ha ocurrido? –Acarició sus labios con un dedo sintiendo su suavidad-, estás muy delgada.
- Perdí el apetito –contestó apartando la vista para ocultar su mentira.- ¿Qué haces aquí?
- Una vez me dijiste que si quería volver a verte te buscara yo- le apartó un mechón de cabello que caía sobre su frente- y aquí estoy, quería verte, necesitaba decirte muchas cosas Mariella, te eché mucho de menos. Pero antes quiero pedirte…
- ¿Me echaste de menos?- lo miró incrédula.
-¿Tú que crees? –volvió a dibujar el contorno de sus labios muy despacio y se removió debajo de ella, la vio abrir los ojos y tratar de apartarse al sentir lo duro que estaba, él la estrechó un poco más fuerte impidiendo que se levantara-, vamos cariño, ambos sabemos lo mucho que te gustaba.
- No seas...
- ¿Sincero? – la cortó arqueando una ceja.
- Si has venido a burlarte de mi será mejor que te vayas –notó el calor del rubor por todo el cuerpo, al oír sus palabras y al sentirlo bajo ella tan excitado.
- No, estoy aquí por otra cosa, pero antes tienes que beber, luego hablaremos, ahora aliméntate. -intentó levantarse la camiseta para quitársela pero ella lo detuvo.
- ¡No! -sujetó sus grandes manos entre las de ella y lo miró aterrorizada-, del cuello no, es muy peligroso.
- De acuerdo -alzó la muñeca hasta ella y vio como le brillaron los ojos de ansiedad, tomó el brazo y bajó la cabeza, se detuvo unos segundos y dibujó con un tembloroso dedo las marca que había dejado su cuchillo cuando le salvó la vida, abrió la boca y gimió cuando clavó sus colmillos en él. Sintió como se retorcía bajo su cuerpo, mientras emitía sonidos extraños.

Dulce, caliente y con un toque de especias, ese era el sabor de la sangre del hombre que amaba, el sabor de la sangre que llenaba su boca y bajaba por su garganta calentándole el cuerpo, fortaleciéndola instantáneamente y mezclarse como una sola en sus venas, camino de su acelerado corazón, bebió una y otra vez, embriagándose con su sabor, con su calor, excitándola tanto que jamás aunque no volviera a beber de él podría olvidarlo, nunca había probado una sangre como la de Khons, y sabía que jamás tomaría una sola gota que supiera tan exquisita como la que ahora la estaba devolviéndole la vida. Estaba tan segura de ello que succionó con todas sus fuerzas, para llenarse de ella, para deleitar su paladar con el rojo manjar que le habían ofrecido. El jadeaba, gemía y se movía de vez en cuando.

- ¿Te duele? -preguntó levantando la cabeza un momento de su fuerte muñeca las pupilas de él estaban tan dilatadas que apenas dejaban ver el verde de sus ojos.
- Me duele, pero no el brazo, vamos cariño sigue bebiendo –contestó con la voz entrecortada, ante su asombro ella se puso en pie, y al momento se sentó entre sus piernas.
- Así será más cómodo – sonrió, bajó la cabeza y siguió bebiendo de él.

Khons estaba tan caliente que apenas podía respirar, sentirla beber de él era muy excitante, a pesar que era del brazo, sintió su pequeña y trémula mano bajar hasta su endurecido miembro y acariciarlo por encima del pantalón, volvió a gemir, aquello era estupendo y se lo estaba perdiendo por idiota, ella soltó el botón y bajó la cremallera, introdujo la mano entre el cuero y la piel calida de él, buscó hasta encontrar lo que quería, tomó en la mano su pene endurecido sin llegar a abarcarlo y lo liberó, bajó la otra y lo sujetó con ambas manos, sintiéndolo crecer entre ellas, bebió con más fuerza mientras subía y bajaba lentamente las manos por aquella piel aterciopelada, Khons metió su mano libre bajo el brazo de ella, llenando su mano con uno de sus pechos, lo apretó con suavidad y tanteó por encima de la tela buscando su pezón endurecido, odiaba que llevara pantalones, si llevara falda fácilmente colaría su mano por debajo y le proporcionaría un poco de placer, ella levantó la cabeza saciada, sin dejar de acariciarlo, apretando y soltando con suavidad, él ser removió una vez más, sus ojos se encontraron y sobraron las palabras. Khons le apartó las manos que ahora acunaban sus testículos, la tumbó en el suelo y le arrancó la ropa. Deslizó la mirada por su cuerpo, devorándola con los ojos, de un tirón le abrió el sujetador liberando sus senos y las braguitas rasgadas descansaron un poco más allá haciendo compañía a su camiseta, a las botas y a los pantalones que acababa de sacar por sus tobillos lanzando un impaciente gruñido, ambos desnudos, ambos hambrientos uno de otro, se tumbó sobre ella y comenzó a acariciar la sedosa piel de Mariella, sus grandes manos le fueron recordando lo que no había sido capaz de olvidar

- No puedo esperar, cariño -murmuró con voz ronca, abriéndole las piernas-, te juro que deseaba hacer las cosas bien, quería hablar contigo, pero no puedo aguantar sin tenerte un segundo más.
- Hazme el amor Khons –fue su respuesta cuando arqueó las caderas para sentirlo, para reclamarle lo que necesitaba.

La vio sonreír mientras entraba en ella con fuerza, la oyó reír mientras empujaba contra ella, la vio llorar cuando se abrazó a él envuelta en los temblores del orgasmo, él cayó sobre ella extasiado, pronunciando su nombre entre jadeos entrecortados.

- Te amo Mariella -dijo rozando levemente sus labios-, te amo.
- ¿Me amas?
- Sí, te amo y quiero pedirte perdón por todo el daño que te hice, por todas las estupideces que dije en mi casa- le sujetó la cara entre las manos- te amo, te amo tanto que quería alejarte de mí a toda costa, por que tenía miedo…
- ¿Tenias miedo?- preguntó ella acariciándole la espalda.
- Sí tenía miedo de hacerte infeliz, de no ser lo que esperabas, de hacerte daño- Mariella vio la duda en sus ojos- Y aun hoy no estoy seguro de que hago bien diciéndote que te amo.
- Me amas- ella sonrió- ¿de verdad me amas?
- Sí mi dulce niña, por eso vine -lamió su labio inferior- porque me estaba volviendo loco sin ti, porque te deseo en mi cama, en mi vida, todos y cada uno de los días que me queden, porque quiero que seas mi esposa, la madre de mis hijos.
Khons -ella se abrazó a sus hombros.- yo también te amo, y me da igual que seas un terco, que no seas un romántico, que maldigas y andes desnudo por la casa, realmente eso no me molesta, yo me enamoré de ti siendo como eres.
- Lo sé -la miraba con tanto amor que no le cupo ninguna duda que hablaba en serio-. Sé mi esposa Mariella, te juro que trataré de hacerte feliz cada día, aunque no siempre lo consiga, sé mi compañera.
- Sí -alzó la cabeza para que la besara-, sí Khons.
- Y tendremos 20 hijos por lo menos -río él.
- ¿Veinte?
- O 15 ó 30, tantos como tú quieras- su mirada se nubló un instante- y te juro que querré a todos por igual.
- Creo que dos o tres serían suficiente.
- Bueno, podemos negociar eso -se movió sobre ella para acomodarse mejor-, y podemos esperar hasta que estés lista, no hay prisa.
- Claro -ella apartó la mirada.
- ¿Qué pasa? -le volvió la cara-, ¿no quieres tener un hijo?
- Demasiado tarde para decir eso -dijo ella un poco asustada esperando su reacción-, estoy embarazada.
- Estás... -la abrazó con más fuerza y luego la soltó de golpe apartándose de ella-, Dios, ¿estas bien?, ¿te hice daño?- acarició su vientre aún plano- ¿alguna vez te he dicho que eres perfecta?
- Estoy bien, no me hiciste daño- ella abrió los brazos y él se instaló sin pensarlo en ellos- ¿No estás enfadado?
- No amor, estoy excitado -sonrió frotándose contra ella mostrándole cuanto volvía a desearla-, y mucho.
- Acabamos de...
- ¿Estás cansada? -preguntó él sobre su boca.
- No –contestó enlazando las piernas a sus caderas.
- Eso pensaba –lentamente la llenó de él y comenzó a hacerle el amor de nuevo.
CONTINUARÁ...
NOTA: Falta una pequeña parte pero prometo no hacer esperar, hoy mismo la subiré.

4 comentarios:

Lea dijo...

Al fin el bruto este, entró en razón XD jajajajjaja
que bello capítulo espero ansiosa la última parte...
besos niñas

Ade dijo...

Le costó, vaya que le costó, pero hay que ver lo bien que se declaró al final (aquí vienen muchos suspiros).

¿15, 20 ó 30 hijos?
Un consejo Mariella, después del segundo o el tercero, empieza a utilizar la píldora, o los parches.

"- Me duele, pero no el brazo"
Jajajajajaja.

Quedo a la espera de esa pequeña parte que falta por subir

mara dijo...

ja ja ja ja Haynsssssssss !!! que me meo de risa.
Leyendo el comentario de Adela.
Pero pienso cómo ella .
¿30 hijos? ¬¬ aunque al ritmo que van seguro que les da el tiempo ja ja ja ja.

Perdono oficialmente a Khons por que reconocio que fué estupido.
¿Cuando? Reconoció que dice estupideces y......."El que dice estupideces es estupido" ¿No? Descubrio que la vida es como una caja de bombones......La abrió y se comio uno ja ja ja ja.
Un capitulo wapisiiiiiiimo.
"Tú suelta a mi mujer" ^-^

Bueno espero el final Besitos chicas.

Mariola dijo...

Oh Dios como me estan dejando a mi pobre Khons, no es justo.

Ade 30 ó 40 o los que hagan faltan, o por los menos los intentos, total por probar que no quede.

Ah Mara, me alegro que te gustase el capi, jajajaja, y puede que tengas razón, tal vez sea estúpido pero a mi no me importaría tener uno como ese para mi solita jajajaja.

Gracias por leer y comentar.

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