viernes, 23 de julio de 2010

-CONQUISTADO POR UN SUEÑO — CAPÍTULO 14 (1ª parte)-




Sólo una palabra ocupaba su mente en estos instantes: MIERDA, y por más que lo intentaba, mientras giraba despacio sobre sí misma para tratar localizar a Aldair y al mismo tiempo hacerse una idea de donde narices se encontraba —algo materialmente imposible, ya que estaba rodeada de grandes árboles y la oscuridad le impedía ver a través de ellos—, no era capaz de pensar en otra cosa que no fuese lo perdida y sola que se hallaba en una tierra desconocida.

Se retorcía los dedos compulsivamente y su respiración se aceleraba a un ritmo vertiginoso, hasta llegar a pensar que se desmayaría de un momento a otro presa de la ansiedad y encima sin una maldita bolsa de plástico a la que echar mano, “mierda”.

—Vale Liana, cálmate, así no vas a lograr nada –se llevó las palmas al estómago—, repite conmigo y con tranquilidad, aspira..., espira..., aspira..., espira..., aspira..., espira...

Con la última exhalación logró que sus pulmones no quisiesen explotar y que su cuerpo se relajase un poco, pero todo se fue al traste cuando a lo lejos escuchó el aullido de un lobo.

—Oh, joder —sollozó arrodillándose y llevándose las manos a la cara, apoyó la frente en la tierra notando la frescura de la hierba en su piel—. ¿Dónde estás, Aldair?—, se dejó caer de lado, abrazándose las piernas fuertemente contra el pecho—. No me dejes sola...



Se hallaba de nuevo en su cuarto, justo en el mismo sitio donde había desaparecido hacía ya unas semanas. El regocijo que sintió al encontrarse  por fin en Ceann-uidhe, desapareció enseguida al comprobar que Liana no estaba con él.

—¡Maldita sea! –bramó enfadado consigo mismo por no haber sabido cuidar de ella tal y como se lo prometió.

Tras envolver bien el medallón y guardarlo a buen recaudo, presa de la preocupación tomó su espada que descansaba donde la había dejado encima de la mesa y salió como alma que lleva el diablo en su busca. Liana estaba sola y sin duda asustada en algún lugar dentro de sus extensas tierras, ¿y si se encontraba también en peligro? Negó apartando de si esos oscuros pensamientos, ella estaba bien y pensaba hallarla aunque fuese lo último que hiciese en esta vida, ahora que estaba a su lado no iba a permitir que nada ni nadie se la arrebatara, nunca.
No bien había dado unos pasos cuando chocó contra una encogida figura, a la que sujetó por los brazos para que no cayese.

—Mirad bien por...
—Padre –musitó emocionado.
—Hijo mío, habéis vuelto.

Se abrazaron brevemente, pues el júbilo del reencuentro no hizo olvidar a Aldair su cometido.

—Los dioses han escuchado mis súplicas —dijo el anciano conmovido agarrado a los antebrazos de su vástago—, decidme ¿habéis...?
—Ahora no padre —interrumpió—, he de reunir a los hombres y partir de inmediato.
—Pero hijo si apenas acabáis de llegar —añadió con preocupación al ver su demudado rostro—, debéis descansar y reponer fuerzas.
—Lo haré más tarde —aseguró—, cuando la haya encontrado.
—¿Encontrar a quién? —preguntó extrañado.
—A Liana —sin más se marchó dejando al antiguo Laird en medio del pasillo.

Baldulf McRea se quedó en el sitio sorprendido por el comportamiento de su muchacho, ¿Liana?, ¿era acaso ella la causante de ese brillo en los ojos de Aldair y de ese miedo que se reflejaban en ellos?  Tenía que averiguarlo y quedándose ahí parado poco podría hacer, así que echó a andar y más rápido de lo que cabía esperar en un hombre con sus años y sus achaques, aun así cuando llegó al patio su hijo ya había convocado prácticamente a todos los hombres y las antorchas que portaban iluminaban el lugar, haciendo que pareciese de día. Sonreía agradeciendo la bienvenida que venía en forma de numerosas palmadas, enérgicos abrazos y alguna que otra palabra, los agasajos terminaron cuando uno de los mozos se acercó con su bello y enorme semental y de un salto Aldair montó en él. La curva de sus labios desapareció siendo ocupada por un rictus severo, mientras se removía  impaciente sobre su cabalgadura esperando a que los jinetes ocupasen su lugar en las monturas que poco a poco eran traídas al patio y guardasen silencio. Al ver que la algarabía no sólo no cesaba sino que iba a más con la llegada de nuevos aldeanos, levantó el brazo con el que sujetaba la tea haciéndoles callar.

Una mezcla de satisfacción y desazón lo recorrían a partes iguales cuando vociferando fue dando órdenes a los que encontraba a su paso, la gente se fue arremolinando en el patio a su llamada con sus rostros iluminados de felicidad por su regreso, fueron muchos los que lo saludaron y lo recibieron con beneplácito. Se sentía feliz por ellos puesto que tenía en su poder la llave de su libertad, pero tanta dicha no estaría completa hasta que la poseedora de su corazón estuviera sana y salva a su lado. Desde lo alto de su caballo silbó y agitó en el aire la antorcha que portaba para que los suyos fijaran su atención en él y en las palabras que iba a dirigirles.

—Necesito vuestra ayuda para buscar a una mujer.
—¿Y desde cuando necesitáis ayuda para eso, señor? –preguntó uno de los reunidos, causando la risa de los presentes.
—Muy gracioso, Kai –masculló fulminando con los ojos al que había hablado, pero prestamente su mirada se suavizó al describirla—. Se trata de una muchacha, su suave y negro pelo está cortado rozándole la nuca, es alta y hermosa como ninguna otra que hayáis visto y sus largas piernas están cubiertas por unos extraños pantalones.
—¿Estáis seguro que se trata de una hembra, señor? Por la descripción más parece un bastardo inglés.
—Otra tontería más, Kai y haré que os cosan la boca amenazó rechinando los dientes y cogiendo con fuerzas las crines de Dúshlán, haciendo que éste se moviese inquieto.
—Perdonadme, señor –balbuceó el aludido avergonzado al haber ofendido a su Laird.
—¡No admito jacarandas con esto! –gritó mirando a todos sus hombres detenidamente—. Se trata de Liana, vuestra futura señora. Así que  dispersaos por todas partes y no dejéis ni un solo recoveco sin avistar.

Baldulf sonrió para sus adentros, al parecer aquel grandullón del que se sentía tan orgulloso había encontrado esa dama que tanta falta le hacía y por el tono de su voz al detallarla y por como se enfadó con unas simples e inofensivas burlas, estaba claro que era muy importante para él. Dejó escapar una carcajada, su hijo estaba enamorado y no sabía por qué, pero tenía el presentimiento que esa relación daría que hablar.
Rezó para que fuese hallada sana y salva.

Con Aldair en cabeza, todos pusieron inmediatamente a sus monturas al trote, lentamente el fuego de las antorchas se fue difuminando al perderse en la oscuridad.


Cuando veía a alguno de sus hombres aparecer, la esperanza brotaba dentro de su pecho para morir dolorosamente al oírles decir siempre lo mismo: “lo sentimos, señor, pero no hemos tenido suerte”. ¡Maldita sea su mala estrella! La incertidumbre empezó a hacer mella en él ¿y si por una mala jugada del destino se había quedado en su época? No, se negaba a creer semejante atrocidad, sentía en sus entrañas que ella estaba ahí, sólo tenía que escudriñar mejor, con más ahínco y pronto la encontraría.
Contempló la gran extensión de terreno que se presentaba ante él, prácticamente lo habían revisado todo menos lo más complicado, el bosque. Tantos árboles y rocas entorpecerían la búsqueda, pero no se daría por vencido. Azuzó a Dúshlán para ponerlo al trote, se adelantaría a sus hombres y sería el primero en adentrarse en su interior.
Al llegar al comienzo de la arboleda, varios puntos luminosos de color ámbar le dieron la bienvenida, el caballo se movió nervioso en el sitio y Aldair le acarició el cuello para tranquilizarlo.

—Shh, amigo, no se atreverán a meterse con nosotros.

Sacó su espada y presionando con las piernas en el flanco del animal, éste empezó a caminar adentrándose entre el espeso follaje. Las abundantes y largas ramas le obligaban a agacharse continuamente, pero se mantuvo encima de su cabalgadura, los lobos que les seguían el rastro guardando las distancias no se aventurarían a atacar si se mantenía a esa altura con el fuego en su poder y si lo hacían, no sobrevivirían al filo de su arma. Enseguida se olvidó de ellos, los rayos de la luna eran incapaces de atravesar la frondosidad de los grandes árboles y con sólo la luz de una antorcha no era suficiente para ver con claridad, que además fuera vestida con ropajes oscuros no ayudaba mucho. Sólo le quedaba hacer una cosa, lo mismo que había hecho durante horas.

—¡Liana! ¡Contestadme, Liana!

Gritaría hasta quedarse ronco, pero que cayese fulminado en ese mismo instante si no retornaba a su hogar con ella entre sus brazos.

—¡Sé que estáis ahí! –voceó haciendo rodar la llama de un lado a otro, prestando especial atención para no rozar las hojas y sin perder detalle de todo lo que le rodeaba—. ¡Decidme algo, Liana!

A sus oídos llegaron tenuemente unas voces, miró hacia atrás, pequeñas llamaradas se agitaban flotando en la nebulosidad que les envolvía, sonrió aliviado, con la ayuda de su gente sería más fácil localizarla.

Hizo que Dúshlán se parase con una leve presión en los costados, quizá su mente le estaba jugando una mala pasada, pero juraría haber escuchado un sonido conocido, justo cuando se disponía a llamarla una vez más, una brisa nocturna trajo consigo un grito femenino rompiendo el silencio que le rodeaba, “Liana”. Hostigó al animal a ponerse al galope y maldijo cuando este rehusó la orden, sabía que era imposible cabalgar velozmente por entre aquellos árboles, aun así insistió en acelerar la velocidad del paso sin preocuparse de las ramas que arañaban su piel, dispuesto a matar a cualquiera que osase tocarla. Daría con sus huesos en el infierno antes que consentir que le pasase nada malo.



El ruido de alguien, o algo, olisqueando el aire le hizo levantarse de golpe. Un enorme lobo gris que estaba a unos pocos metros de distancia, la miraba con la cabeza ladeada, parecía inofensivo, pero por muy pariente cercano que fuese de los huskys y de los malamuten, se trataba de la oveja negra de la familia y no debía olvidarse de eso, sobre todo cuando dicha familia empezaba a aumentar de forma escandalosa, empezó a contar hasta llegar a la indecente cifra de diez cánidos, todos con poderosas mandíbulas, repletas de afilados y abundantes dientes que en cualquier momento podrían desgarrarla sin ningún problema. Aunque debía tocar madera, pues estos seguían bien guardados y con suerte seguirían así, sólo esperaba que recién se hubiesen dado algún festín y la dejasen en paz.

¿Cuánto tiempo más aguantarían, tanto ella como ellos, sin hacer nada más que estudiarse? La respuesta vino rápida cuando el que parecía el jefe, levantó su pata derecha y empezó a acercarse a ella seguido por todos los demás. Su réplica tampoco se hizo de esperar, apresuradamente se quitó la mochila y rebuscó en su interior algo con lo que defenderse sin dejar de observar al lobo que tenía enfrente y que se había parado de nuevo contemplándola, sólo que esta vez los belfos se elevaban haciéndole ver unos largos y blancos colmillos.
Lo había dejado todo por el amor de su vida y ahora no sólo no estaba con él, sino que iba a morir de un modo que nunca antes se le había pasado por la cabeza.

Continuará...

GRACIAS POR LEERNOS Y COMENTAR.

16 comentarios:

AKASHA BOWMAN. dijo...

Bueeeeno, me satisface ver que nuevamente soy la primera en deleitarme cone esta atrayente historia.
Creedme si os digo que he estado en el bosque espeso y oscuro con Liana, en medio de una acuciante oscuridad,desprovista de los sonidos familiares del siglo XXI. Es para sentir auténtica angustia...

¡Qué sensación la de ver a Aldair tan preocupado, organizando a su gente y sin sosiego ante la ausencia de su señora! Debía ser digno de ver montado a lomos de su caballo, antorcha en mano, cabello al viento y ese rictus severo en el rostro. Ayyyy, qué mala es la imaginación, que nos lleva por sendas peligrosas...

La escena de Liana acorralada por la manada de lobos grises espectacular. Creo que hasta yo me estremecí leyendo.
Menos mal que Aldair está cerca...


Gracias por crear estas bellas historias, aunque no lo creais alegran la existencia de quien os lee, sobretodo si consiguen meterse en el relato, como lo hago yo.

Saludos y espero el próximo. El reencuentro será apoteósico.

KaRoL ScAnDiu dijo...

AAAHHHHHHHH... que pedazo capítulo...
Si es que Aldair me tiene mas enamorada a cada silaba, y es no hay hombre igual...
QUe encuentre a Liana, tiene que hacerlo, y si no "¡Maldita sea su mala estrella!" jajajaja, os quedó genial;D.. espero el siguiente con locuraaaa;D"

Andy dijo...

HAY MI DIS TENEGO QUE ESPERAR AL MARTES PARA SABER SI LA ENCUENTRA INJUSTICIAAAAA!!!! JEJEJE EXELENTE CAPITULO POBRE LI ¿NO TENDRA UN POCO DE CHOCOLATE PARA DARLES A LOS LOBOS POR CASUALIDAD? CAPAZ QUE SE CONFORMAN JEJEJE

UN BESO GRANDE!!!

Kyra Dark dijo...

Hola, guapas!!
Anda, que hace un monton que no os digo na. Estoy en pleno arrebato inspiracional y aunque me paseo por internet tampoco tengo demasiado tiempo.
Pero seguís estando en mi corazoncito, que lo sepáis.
Besitos

Lana Drown dijo...

¡Halaaa! ¿Aldair se sorprende porque Liana lleva pantalones? ¡Jooo,tengo que ponerme al día con los primero capítulos que no sé a qué se debe!Me ha recordado a "Prada y Prejuicio", ella viaja al pasado y el chico también se extraña al verla vestida así, jajaja.

Besitos, chicas, y genial como siempre.

J.P. Alexander dijo...

Madre como lo dejan asi Aldair es tan lindo latima que tenga muchas admiradoras.

Anónimo dijo...

Awww Noo! Aldair tiene que encontrarla pronto porque sino... ay! no quiero ni pensarlo u_u que fome que se hayan separado, aunque por lo que entiendo estan en el mismo sitio ¿no?

bueno, saludos!!! :)

xo!

veronik dijo...

Un fin de semana largo¡¡¡¡¡¡ niñas como les encanta tenernos en suspenso.... y el martes esta muy lejos¡¡¡¡¡¡ gueno ni modo a esperar haber si no vuelvo locos a la familia jejeje un besaso y feliz fin de semana.....

PD.pasando lista¡¡¡¡

Iris Martinaya dijo...

Ay, que corra Aldair, que los lobos esos parecen hambrientos. Me gustaría ver las caras de los del clan cuando vean a Liana con sus vaqueros. Ya me imagino a Liana modernizando a todos allí, se aliará con las mujeres y se confeccionaran todas sus propios vaqueros?, jeje.

Espero el siguiente con anisas.

Besos y que tengáis un estupendo fin de semana.

krlitalabeba dijo...

Diossss es que hay q ver que liana tiene una suerteeeee pero de perros jejeje xD de verdad no pega ni una q bellooo y preocupado es Aldair casi no se le nota q lo atrapo en sus redes liana diosss ahora esperar hasta el martes porq me imagino q va a llegar el caballero con su caballo diosss q tiernoooo ♥♥♥


CHICAS GRACIASSS POR EL CAPITULO SALUDITOSSSSSSS

Anónimo dijo...

Ay a ver si a esta Liana se le ocurre algo. Yo que sé, utilizar los tampones por ejemplo jajja. De verdad que ha sido muy buen el capítulo, pero es que la pobre primero se suelta del peazo tío bueno de Aldair, luego aparece (gracias al cielo si no me muero) cerca de él y se topa con lobos hambrientos. Por favor , eso sí, a los lobitos que los auyente y no los mate, que me recuerdan a mi Garita (la husky). Besos mis almejillas
Al Gerard Buttler (se escribe así?) lo tengo justo aquí al lado de escribir comentarios y me está poniendo frenética. ¡Ay! a seguir soñando ¡Que bueno está el cabrón!
Macu Marrero

Lu Morales dijo...

Hola!
Desde luego Liana lleva la negra, pobrecica!!
Imagino que en el último momento aparecerá Aldair. Aunque si le pusiérais a mano unas piedras de sandelobo ella sola podría mantener los lobos a raya (no se trata de tirarles las piedras a los lobos, si se frotan una con otra saltan chispas y los animalitos éstos se mantienen alejados).

Apurando ya las últimas horas del domingo, os deseo feliz semana, mañana otra vez lunes, uufff!!

Besos!!

Un Viaje de Amor y Erotismo dijo...

Joder.

No solo se separan mientras viajan a través del tiempo, sino que Liana será al cena de una manada de lobos... Más vale que Aldie aparezca pronto!

Lo bueno es que mañana ya es martes y ustedes resolveran todas las dudas con su pluma mágica, lo malo, estaré en el trabajo :( Lo bueno? lo leeré igual!

Un besito, mis chikis!

Sabry Sandal

laqua dijo...

¿¿Cómo?? ¿¿No era que los lobos amenazan pero no muerden?? ¡¡UFA!! ¡Y yo que creía que eran unos lindos perritos peludos inofensivos...! ¡He vivido engañada toda mi vida! Claro, con un siberiano como Udo (sí, así se llama el mío), yo estaba convencida de que podía andar a bosque traviesa sin llevar frazada.
En fin, pero bueno, pobre Liana, ¡que se suba al árbol! ¡Eso, ahí está! Que se suba al árbol y seguro Aldair (joder) la encuentra (joder). (Sí, jeje, acá en Argentina no quiere decir lo mismo que en España, así que la puedo usar indiscriminadamente sin ofender y además, cada vez que la leo me acuerdo de Aldair en vuestro cuento aniversario del cumpleaños, jijijiji, y me da una gracia!! Es como si lo estuviera viendo).
En fin, niñas, estoy regresando y poniéndome al día. Un gustazo estar con ustedes de nuevo, en casa :D
Se las quiere.

Ade dijo...

Se me había pasado agradeceros a todas vuestros comentarios.

Miles de gracias por vuestras palabras.

Besos.

SANDRA dijo...

aquí retomo la historia,madre mia en el mes de julio. espero ponerme al día en unos díaas

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