miércoles, 10 de noviembre de 2010

CONQUISTADO POR UN SUEÑO CAPÍTULO 31 (2ª PARTE)



Aldair terminó el beso cuando la sintió patalear, aún aferrado a ella salieron a la superficie, Liana tosía a causa del agua que había tragado, un poco preocupado le palmeó la espalda hasta que se recuperó. Roja por el esfuerzo alzó la cabeza hacia él con los ojos brillando de furia.

—¿Acaso quieres matarme? —inquirió con la voz ronca y lo empujó para apartarlo de ella, sin conseguirlo.
—Os aseguro mi señora que ese es el último de mis pensamientos en estos momentos —aseveró atrapando la pequeña mano bajo la suya fijándola con ahínco en su torso—, pero os pido disculpas por mi falta de delicadeza.
—Vale —asintió sin moverse—, pero la próxima vez que quieras darte un baño no hace falta que me ataques como un animal salvaje, el río es enorme hay sitio de sobra, pero si te gusta este lugar en particular con decirme que me largue es más que suficiente—, alegó ocurrentemente.
—Reconozco que os asalté como un animal —sonrió con picardía—, aunque el término apropiado sería en celo—, soltó una carcajada al ver como abría los ojos antes de colocar ambas palmas en sus nalgas y atraerla hacia su erección—, ya veis que no os miento.
—¡Joder! —exclamó al sentir contra su vientre el miembro de Aldair, que a pesar de la gélidas aguas en las que se encontraban sumergidos hasta la cintura, estaba duro como una roca—, estás...
—Día y noche —murmuró junto a su oído en un tono bajo y áspero antes de atrapar entre los dientes el tierno lóbulo—, con sólo teneros cerca, con invocaros en mi mente.
—Aldair... —cerró los párpados cuando su lengua alivió el escozor que le habían producido los leves mordiscos.
—Me estáis matando de deseo Liana —apretó su trasero amoldándola más a él y soltó un jadeo cuando las yemas femeninas se posaron en su espalda—, os juro que no soy capaz de concentrarme en nada que no sea en vos, en enterrarme en vuestro ardiente templo.

Liana comenzó a derretirse ante la melosa y enronquecida entonación de sus palabras y sobre todo bajo los besos que él iba regalando a su cuello. Cuando comenzó a recorrerle el mentón con los labios se pegó un poco más a él y clavó las uñas en sus omoplatos. Su rendición era total cuando Aldair de forma avariciosa asaltó su boca, simplemente la abrió para darle un total acceso a su lengua y salió a su busca compartiendo y saciando la hambruna que la poseía desde hacía días. Durante un exiguo instante pensó en aclarar la situación, pero la mente le dejó de responder, era incapaz de razonar cuando él la besaba de ese modo, así que hizo lo único que podía, sentir. Tragándose un gemido deslizó las manos por los costados y las metió bajo el agua, descendió por las caderas masculinas al tiempo que recogía a puñados la tela del kilt hasta notar el vello de sus muslos rozarle los nudillos, la subió lo justo para colarlas debajo, buscó con codicia la erecta verga y la estrechó entre los anhelantes dedos. Se percató del temblor que lo recorrió cuando sus palmas acariciaron la aterciopelada piel y el orgullo ante su poder la hizo sonreír, mas esta desapareció cuando un estremecimiento la sacudió al abandonar él las carnosas carnes que estrujaba con fervor, para acunar sus pechos y acariciar los endurecidos montículos.

Aldair esperaba rechazo o al menos unos cuantos insultos cuando confesó su necesidad, suspiró aliviado al ver que no sólo él estaba padeciendo con aquel alejamiento, por su apasionada respuesta ella también lo había añorado. Una ola de pasión lo envolvió cuando la inquieta lengua de Liana danzó junto a la suya, respondiendo con la misma fogosidad al enardecido baile, el corazón se le desbocó al advertir el roce de sus uñas marcándole la piel y todo su ser palpitó en el mismo instante que se vio abarcado por su cálido puño. Sonrió sobre sus labios al percibir la sacudida del hermoso cuerpo al sostener los turgentes senos. Acabó el beso ansioso por deleitarse con todos y cada uno de sus encantos. Bajó la mirada hacia sus propias manos, resolló cuando se percató que tras el fino y blanco tejido que le cubría el talle y bordeados por el irisado haz del astro nocturno, se dibujaban desafiantes sus oscuros pezones, ni siquiera la diminuta prenda que los sujetaba ocultaba el sabroso manjar que ambicionaba catar. Agachó la cabeza y atrapó entre sus dientes uno de ellos, Liana estiró el cuello y abandonó su quehacer.

—No era necesario que dejarais de tocarme —protestó él buscando sus ojos.
—Creo que suscribo la indicación —señaló ella haciendo un mohín e inclinándose hacia delante.
—Sois una descarada —curvó los labios en una seductora sonrisa al ver su gesto de invitación—, os adoraré eternamente por eso.
—¿Piensas seguir hablando todo el día o vas a terminar lo que has comenzado? —demandó levantando una ceja.

La carcajada de Aldair resonó por todo el valle, sin más le sacó la camisa por la cabeza y la arrojó hacia la orilla sin preocuparse demasiado en donde caía. Inflamado por la visión, agarró el artilugio que lo separaba de los deliciosos pechos y tiró hasta arrancarlo, liberándolos. Liana soltó un leve gemido de protesta, que se convirtió en un jadeó de placer apenas él emprendió con ardor la tarea interrumpida, sus labios cubrieron la erguida punta succionándolo con ansias, sintió un leve dolor cuando Liana enredó las falanges en su cabello para acercarlo más, pero recibió ese gesto con profusa satisfacción.


Molesta por el paño que se interponía entre ella y la virilidad de su hombre, tironeó impaciente en un vano intento de despojarle de él y disfrutar de su total desnudez, mas para sus adentros agradeció el gusto de los escoceses por esas vestimentas que no presentaban dificultad alguna para su lasciva exploración, era genial poder introducir las manos por debajo, disfrutar del arrebatador tacto de su dermis, de los tensos músculos y de la cautivadora sensación de mezcla de seda y acero entre sus palmas, que codiciaba en su interior.

Aldair execró cuando se topó con el botón de sus pantalones, <<maldita fuera la manía de ella de usar ese atavío>>, se juró a sí mismo rasgarlos en cuanto volviera al castillo. Frustrado alzó los párpados y se encontró con la mirada divertida de Liana.

—Deberíais utilizar faldas o vestidos —inquirió—, es mucho más placentero y  atractivo a la vista de un hombre que este atuendo que cubre vuestras bellas piernas.
—Ummm, hubiese apostado a que cuando me miras el trasero llevando los vaqueros puestos te resulto muy atrayente —añadió con sorna—, y te aseguro que no me recuerdas precisamente a una mujer con tu faldita.
—Lo mío no es una... —sacudió con más fuerza la botonadura intentando sacarlo del ojal—, maldita sea Liana, me estoy consumiendo por entrar en vos, por sentiros...
—No te pongas nervioso campeón, déjame a mí —sin esfuerzo logró liberarse a la vez que bajaba la cremallera dejando al descubierto el encaje de sus azuladas braguitas—, ¿y ahora que hago me los quito o los dejo puestos?—, preguntó traviesa jugando con la goma de la delicada telilla.
—Pagareis por esto –afirmó amarrándola por las caderas.
—Estoy dispuesta a recibir el castigo —respondió y sujetándose a sus hombros alzó un pie y después el otro ayudándolo a deshacerse de los tejanos y la ropa interior.

Tan pronto estuvo desnuda, llevó las manos a su cinturón y sacó la correa de la hebilla, los metros de tela que formaban los pliegues de su kilt se deshicieron formando una cortina a su alrededor, no quería que nada se interpusiera entre ellos, pretendía disfrutar del roce de la tersa piel en cada centímetro de la suya. Sin soltar el tartán la rodeó y la besó apasionadamente, absorbiendo su deleitoso gemido. Con los orbes brillantes por el deseo se separó de ella, asió los pantalones y recorrió con lascivia su talle.

—No os mováis de aquí —ordenó girándose y caminando hacia la orilla.

Liana clavó los ojos en el hombre que se alejaba de ella al percatarse como sus trapecios se tensaban con cada paso que daba, ladeó la cabeza cuando el plateado líquido dejó de cubrir su prieta retaguardia, se le secó la garganta al verlo inclinarse para despojarse de sus botas —en otro momento le hubiese parecido gracioso— y ver como sus nalgas se contraían con el movimiento. Lo sentía mucho por Gerard Butler, pero sin duda Aldair tenía el mejor culo de la historia de la humanidad y era todo suyo para palparlo cuanto quisiera. Lo vio dejar la ropa en la orilla y deshacer el camino con una expresión de salvaje lujuria. Parecía un dios antiguo con esos músculos definidos, aunque mucho mejor terminado que los que pudo ver cuando en su viaje de estudios visitó Grecia. Deslizó la mirada por toda esa maravilla hecha carne, cuya constitución sería la envidia de cualquier gladiador y del agrado de los leones, pero no, ella sería quien le paladease. Se detuvo en la erguida excitación y se mordió el labio inferior, fijo que Zeus y su panda de olímpicos coleguillas se sentirían totalmente avergonzados de sus alabados atributos si vieran ese espécimen de macho. Apretó los muslos al sentir como todo su ser palpitaba por las ganas de tenerlo profundamente hundido en su interior, estaba tan caliente que no le sorprendería ver hervir el agua de un momento a otro. La suave brisa en contraste con su crepitante piel hizo que ésta se erizara, instintivamente se cubrió con los brazos.

En un momento de cordura optó por llevar los ropajes hasta la ribera, lo último que deseaba era apartarse de ella, pero si la corriente se las llevaba iba a ser muy dificultoso encontrarlas después y no sería buena idea que ninguno regresara al castillo mostrando sus vergüenzas. A pesar de la prisa por disfrutar de Liana, se entretuvo retorciendo las prendas, lo último que quería era que su mujer enfermase al cubrirse con ellas goteando.
Al arrojar los atuendos sobre la hierba, gruñó al imaginarla arribando a su hogar sobre la grupa de su yegua, sin más vestido que la caricia de Cerridwen sobre su provocadora figura. Cuando su miembro vibró ante tan exótica imagen se olvidó de todo y se giró para ir al encuentro de su hermosa amazona.

Mientras avanzaba Aldair no podía apartar la vista de la hembra que como una incitante sirena esperaba por él, pequeñas gotas, que refulgían como piedras preciosas bajo los argentos rayos, resbalaban por su dermis, el cabello mojado se arremolinaba alrededor del rostro sonrosado, los negros orbes lo contemplaban rebosantes de pasión y los labios rojos e hinchados por los besos compartidos se entreabrían invitándolo a saciar toda su necesidad. Frunció el ceño cuando se tapó para él.

—¿Por qué os cubrís? —interrogó tomándola por las muñecas.
—Tengo frío.
—No os preocupéis por eso, mo gràdh —susurró apartando las manos para deleitarse la vista con sus pechos—, os prometo que pronto entrareis en calor.
—Deja de hablar Tigre —sonrió enlazando los brazos alrededor de su cuello y envolviendo con una pierna su cadera—, y ataca de una vez.

Aldair enredó los dedos en su pelo, le echó la cabeza hacia atrás y arrastró la lengua a lo largo de la trémula garganta paladeando su fresco sabor, al tiempo que llevaba una de las manos al venerado pubis deslizando dos dedos, su respiración se convirtió en un jadeo irregular cuando estos resbalaron dentro de su candente centro empapándose del denso fluido. Había pretendido ir despacio, tomarse su tiempo para disfrutar de Liana y que a su vez ella lo hiciera de él, pero entre su lenguaraz osadía, sus suaves y envolventes gemidos y el saber que estaba lista para su invasión lo volvieron loco. Guió su pene hacia la tersa entrada y con un enérgico movimiento se clavó dentro de ella. Cerró los ojos por el placer que le supuso sentir la seda interna aprisionarlo, tomó la otra pierna y la alzó hasta que la dejó enlazada a él.

Liana se fue quedando sin aliento al percibir como centímetro a centímetro la colosal verga se iba introduciendo en su interior, apretó los párpados y emitió un sonido gutural cuando la colmó por completo. Durante un instante fue incapaz de moverse y lo único que pudo hacer fue ahogar un sollozo al volver a sentirse plena de nuevo, señor, cuanto había echado de menos a su guerrero. Presionó con los talones para sentirlo más adentro e instintivamente comenzó a mover las caderas ascendiendo y oscilando mientras él se movía justo al contrario. Los envites de Aldair eran rudos y salvajes, la iban llenando más y más hondamente percibiendo la explosiva cabeza rozar su útero, mientras los engrosados testículos chocaban contra su vagina una y otra vez, al tiempo que las callosas amasaban avariciosamente los glúteos y las yemas de sus falanges se deslizaban por la canaladura de su trasero. Tembló cuando los labios masculinos se posaron en sus hombros y caldearon la piel de su cuello. Se amarró más firmemente a él cuando la añorada energía empezaba a remontarla clavando impúdicamente las uñas en su paletilla, atrapó los candentes labios mordisqueándolos, repasándolos y lamiéndolos hasta que él respondió a su ávida demanda con una sutil risa. Enredó los dedos en su cabello cuando un leve estremecimiento empezó a sacudirla, deseosa de fundirse con aquel hombre para siempre.
Las embestidas se hicieron más cortas y rápidas, acelerando los latidos de su corazón.

—Dejaos ir gràdh —la voz de Aldair junto a su boca le llegó tan ronca que parecía de otro mundo—, venid conmigo.

Quería gritar a los cuatro vientos lo que la abrumaba, sin embargo sólo era capaz de emitir pequeños gemidos ahogados. Creyó desmayarse cuando él, abriendo su enorme palma sobre la espalda la inclinó hacia atrás hasta que esta tocó el agua, mientras guiaba la otra por el valle de sus senos, la dejaba resbalar por su vientre hasta el punto donde se mantenían unidos, con pasmosa suavidad presionó el clítoris antes de acariciarlo con lentos movimientos circulares al tiempo que la llenaba una última vez con un potente empujón. El grito de placer de Aldair resonó en sus oídos justo cuando el mundo se rompía en mil pedazos y ella estallaba entre los brazos del hombre que amaba, percibiendo como la cálida miel de su semilla la inundaba.
                                            
No supo el tiempo que permanecieron abrazados controlando la agitada respiración, pues su mente se negaba a salir de la nebulosa de felicidad en la que se hallaba. Emitió un tonto chillido cuando Aldair la izó en volandas y se encaminó con ella hacia la orilla. Se acurrucó contra el fornido tórax cuando la nocturna brisa la rozó haciéndole castañear los dientes. Una vez sus pies tocaron la hierba y como si fuese delicada como una mariposa, Aldair la depositó con mucho cuidado sobre el esponjoso pasto tendiéndose a su lado.

A pesar del frío que le ponía la carne de gallina, permaneció acostada con la vista fija en las titilantes estrellas que se escapaban juguetonas entre las ahuecadas y grisáceas nubes, sintiendo los apasionados orbes estudiar su desnudez.

Apoyado sobre un codo no podía dejar de embeber cada curva de aquella silueta que silenciosa observaba el cielo, dejó vagar los largos dedos por su tersura.

—Sois tan hermosa —musitó Aldair embelesado con la hembra que le tenía cautivo—, y tan cruel.
—¿Cruel? —demandó atónita girando el cuello.
—Me habéis castigado duramente manteniéndome alejado de vos —respondió complacido con los sutiles estremecimientos que sus lábiles roces le producían—, os he echado mucho de menos.
—También yo a ti —dijo perezosamente—, no me gusta que estemos disgustados.
—No volveremos a estarlo, os lo juro.
—¿Ya no estás enfadado conmigo? —interrogó asustada por la sombra que opacó las verdosas retinas.
—Desearía deciros que no —bajó el rostro hasta su plano estómago y depositó un tierno beso en el ombligo antes de descansar la mejilla en él—, quiero hijos Liana, anhelo que mi simiente germine en vos, ver este vientre redondo por una nueva vida que sea mitad mía y mitad vuestra.
—Aldair –suspiró quebrándose por sus palabras.
—No digáis nada, mi señora —se posicionó sobre ella descansando su peso en los antebrazos—, sé que no estáis preparada y estoy dispuesto a esperar un poco más, pero prometedme que no atentareis contra vuestra salud con esas hierbas del Diablo.
—No puedo jurarte eso —apartó la mirada un poco avergonzada ante su despliegue de comprensión y la carencia de la suya.
—Os lo suplico —ahora su tono de voz era casi lastimero—, no sé que sería de mi si por culpa de ese maldito mejunje os pierdo.
—Seré prudente —aseguró al ver el rastro de dolor que deformó la majestuosa cara.
—Me conformaré con eso por el momento —exhaló junto a sus labios, abriéndole las piernas con las rodillas—, y ahora dejadme demostraros cuanto os deseo.

Liana acató gustosa dicha orden, alzó las caderas invitándolo a tomar posesión de lo que le pertenecía desde el mismo instante en que sus almas se fusionaron por primera vez.

—Tha gràdh agam ort —le oyó decir entre la niebla de placer que envolvía su cerebro mientras la penetraba.
—Yo también te amo —resolló entre jadeos esperando que él pudiera escucharlo.


Continuará...


13 comentarios:

Irene Comendador dijo...

Vamos a ver, entre karol y vosotras quereis incendiarme por completo, y no tengo disponible a mi hombre en etos momentos, malas mas que malas, joer que no se hace esto, por Dios

Bueno ahora si, a ver que me concentre
ok, no puedo y me esta quedando un comentario de lo mas ridiculo
joer que no se ni que puse al principio
(dadme 5 minutos)......

Este hombre con su culo prieto, (si es que me lo e imaginado como si lo tubiera delante , me cago en la puta, que pelis porno ni que pelis porno
si seguro que si me informo , vosotras teneis que estar penadas por ley, o prihibidas, o algo asi, seguro

ya no se si borrarlo todo o dejar este vomito de verborrea que he puesto
bueno que mas da
asi podeis ver lo que ocasionais a las pocas neuronas que poseo, esto no se hace, y listo. Mañana publicare un pequeño relato que la regale a Karol, y creo que esta dedicado ahora tambien a vosotras
Un beso mis chicas guapas, y tapad a la pobre mujer que se nos resfria

me voy (en todos los sentidos de la palabra) ajajajajajajaj

os quiero mucho mis chicas
Irene

KaRoL ScAnDiu dijo...

Ai Dios..... yo sique echaba de menos ver a Adair en acción... es la lecheeeeeee...

Ha sido, maravilloso, magnífico, caliente, sensual, poderoso, doloroso,... joe, si es que ya no sé ni por donde iba...
Bueno, como dice la Ire, me ba (en todos los sentidos), jaja:D

Ha sido espectacular, ese pedazo de polvo en el agua bajo las estrellas, ha sido... bua, a valido la pena la espera, seguro que ellos pensaran lo mismo, jaja:D

Que os quiero mucho mis chicas, sois lo mejor:D

kisses

veronik dijo...

Ho mi niñas ya se habian tardado con estas emocionantes muestras de pasion...la temperatura subio bastante y eso q ya hace frio afuera jejeje....y que ternura ademas....yo quiero uno asi¡¡¡¡¡¡ besos...

PD. ahora si pasando lista el dia q debe de ser jejej....

Ade dijo...

IRENE, que risa contigo. A ti te costaría trabajo escribir, pero para mi supuso mucho esfuerzo el leerte porque las carcajadas me lo impedían.
Estás loquita.
Mejor no nos investigues que pueden salir muuuuchas cosas, jajaja.

KAROL, sabía que echabas de menos esa faceta de Aldair, me alegro que la disfrutases y que te gustase tantísimo.
Gracias por lo de "sois lo mejor".

VERONIK, ya eres de la familia y cuando no pasas lista se te echa mucho de menos, pero esta vez has estado puntual, como se nota que el capítulo es de los "interesantes" ¿ehhh? Jajaja.

¿Qué sería de nosotras sin vosotras? Mejor no pensarlo.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ SIEMPRE.

AKASHA BOWMAN. dijo...

Creo que nunca había leído tan rápido y con tal concentración ninguno de los últimos capítulos. ¡No me extraña que Aldair echara de menos esos momentos de intimidad, porque ya los añoraba hasta yo...! jejjejee

Me ha encantado la descripción del físico de Aldair mientras se alejaba hasta la orilla para dejar la ropa (esas nalguillas prietas jeje)y la detallada descripción que hacéis de sus encuentros íntimos, siempre tratando el asunto con sutileza y belleza. Eso es lo que os hace grandes. He leído textos en que trataban los encuentros sexuales de un modo salvaje y sin nada de delicadeza ¿No resulta más hermoso y seductor tratarlo con la elegancia que lo hacéis vosotras? Al menos para mí sí, y resulta sumamente fácil cerrar los ojos e imaginarse cada escena, cada instante...

Desde luego sí sería más práctico que los hombres se vistieran con esas "falditas" escocesas, pero no olvidéis que no a todo el mundo le sentarían igual de bien que a nuestros highlanders, no puedo imaginarme a algún que otro esperpento luciendo los cuadros tan horriblemente jejejejejej

Genial capítulo, espero ya el del Viernes (haber si puedo leerlo ese mismo día, que ayer estuve esperando esperando y no dábais publicado jeje. Como me levanto entre las 4 o las 5 a.m. me resulta imposible estar hasta tarde en el ordenador.)

Besitos de vuestra lectora incondicional

Javier Muñiz dijo...

Hola,gracias por este estresante e incandescente relato, un placer leeros...gracias por todas vuestras bellas letras, pasar buena tarde, besos.

J.P. Alexander dijo...

Ay que bellos y que candentes son esa parejita. Que envidia de Liana yo tb queria ver el culo de Aldair. Ojala esta reconciliacion dure. Un beso chicas y lindo miercoles les quiero mucho

Unknown dijo...

Fuck! Chicas son maravillosas en esto. El capitulo les quedo genial, las descripciones precisas. Se me hizo muy muy corto...

Oh! Aldair es HOT jajaja quien no querria un macho como el, con ese fisico y con esa actitud ... :P
Ademas es taaan tierno!

Bueno, esa fue mi humilde opinion. Volveré pronto :)

Iris Martinaya dijo...

Al fin sucumbió Aldair, y también Liana. Que listo Aldair al pensar en dejar la ropa a salvo de la corriente.

Y también esa sugerencia de que se deje ya de los vaqueros, jeje.

Un beso

Lu Morales dijo...

Hola!
Tarde, pero he llegao!!

Ya era hora una reconciliación en condiciones entre estos dos. Si es que no van a aprender nunca, por mucho que se enfaden, van a volver a caer en los brazos el uno de la otra. Qué bonito es el amor!!

Ya vendrás tiempos peores, por ahí anda un ladrón de medallones no con muy buenas intenciones. Miestras tanto, a disfrutarrr!!

Que paséis un feliz finde!!
Besos!!

pepis dijo...

OMG!!!!!!!!!! mis diosas hermosas ,lindas , preciosas , encantadoras , hipnotizadoras etc ... etc... realmente me quede sin palabrassssssssssssssssssssssssssssssssss ja eso ni yo lo creo.
por Dios que me cai de nalgas en la cama hum de tal imprecion jiji.
que capitulo tan interesante, casi me tengo que tomar las pastillitas palllllllllll corazon jiji , se han lucido con este capitulazoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.
les doy un waooooooooo pues la forma que tienen de escribir me deja anodadada las adoro .por lo tanto el diploma de diosas les queda corto tengo que inventarme otro mejor jiji.
es un capitulo muy lindo sin ser vulgar y senti que estaba mirandolos jijij (que ligona ) que lindo , les quedo genial . me alegro que al fin Liana y Aldhi dejaran la guerra que tenian y haber si ahora arreglan sus diferencias y hablan , pues amor tienen a mares . este Aldhi esta mas bueno que un mantecado de chocolate, justo lo que receta el medico para dias de calor cabe mencionar que por donde vivo esta la temperatura a 15 grados (frio) pero con esta historia la temperatura de mi apartamento sube a 100 grados jiji, hasta el proximo cap. besitossssssssssss. :)

INFECTADA X dijo...

jajajajjajajjjja que me meo con lo de Gerard Butler y con los coleguillas de Zeus jajjajjajj. Es que se os ocurren unas cosas, que me meo.
Que polvazo, madre santa. Que polvazo.
El pensamiento de él cuando pensó en que tenía que quitarle los vaqueros ha sido la ostia jajajajjaaj

Silvia dijo...

Llevaba mucho tiempo queriendo leer la reconciliacion pero jamás pensé en algo tan ardiente que me dejo bastante acalorada.
Pepis tiene mucha razon cuando os llama diosas, vuestro poder son las letras.
Gracias por este quemante capitulo.

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