viernes, 14 de enero de 2011

CONQUISTADO POR UN SUEÑO CAPÍTULO 37 (2ª PARTE)



Había dejado a Liana al cuidado de una solicita Brianna para que fuese aseada y cuidada de sus heridas y regresó al patio a esperar la vuelta de los hombres, estos no tardaron en aparecer silenciosos y cabizbajos portando con ellos el cadáver de la niña. Tras ver el lamentable estado del cuerpo varias mujeres se hicieron cargo con premura de la finada para limpiarlo, dio órdenes de que una vez fuera adecentada siempre hubiese alguien velándola y orando por su alma antes de que fuera devuelta a los suyos para que recibiera sepultura junto a sus antepasados. Por los colores que portaba sobre el raído corpiño supieron que pertenecía a un clan amigo. Niall había decidido que él personalmente se presentaría ante Robert McDonald y daría las explicaciones pertinentes, después de todo había sido uno de los suyos el causante de tan desgraciada pérdida, Aldair le acompañaría para presentar sus respetos y relataría el motivo por el cual dicha fatalidad sobrevino en sus tierras, esperaba que con dichas aclaraciones la amistad entre ellos siguiese indeleble, pero eso sería mañana. 
Tras bañarse en el río para limpiar el cuerpo y el alma, sólo logró que la sangre de su piel desapareciese corriente abajo, ya que el pesar que lo roía se mantenía intacto en su interior. Exhalando abruptamente decidió que había llegado el momento de llevar a cabo el doloroso cometido.

Entró en el salón y subió las escaleras de dos en dos, al llegar al corredor dirigió la vista hacia la derecha donde estaba su estancia. Tuvo que luchar contra el impulso de encauzar sus pasos hacia donde se hallaba su amada para estrecharla fuertemente contra él, pues ese anhelado quehacer debía esperar, así que giró hacia la izquierda donde estaba el dormitorio de su progenitor. Apretó los puños tratando de encontrar una explicación plausible a lo sucedido, pero en lo único que logró pensar fue en una terrible palabra, traición.

Al llegar ante la puerta, tomó el pomo y entró sin llamar. La encorvada figura se revolvió y al ver el intenso pesar en los zarcos ojos se quedó sin respiración.

—Debo hablar con vos, padre.
—Sí, debemos hacerlo —confirmó sin apenas voz—, yo... supongo que ya sabréis lo del medallón.
—Entonces ¿no lo negáis? —demandó sintiendo como se le retorcían las entrañas.
—No hijo mío, no lo niego.
—¿Por qué? Una inocente ha muerto y si no llega a ser por su valentía y lo cercano de nuestra presencia mi señora hubiese corrido su misma suerte —masculló quedamente.
—Lo siento tanto —sollozó.
—¿Sentirlo? —bramó dando un golpe en el muro con el canto de su puño—, eso no me sirve, exijo saber el motivo que os impulsó a cometer tal villanía—, requirió acercándose hasta él.
—¿Cómo decís? —preguntó levantándose.
—No os hagáis el sorprendido.
—Quiero pensar que el trauma por el que pasó Liana os afectó.
—¿La habéis visto? —interrogó en un tono bajo.
—Lo hice.
—Entonces sabréis que lo suyo no fue una simple conmoción. He estado a punto de perderla y vos sabéis que sin ella yo no soy nada.
—Perdonadme —rogó cubriéndose el rostro—, y entendedme.
—¿Por qué debería hacerlo? —demandó sujetándole por los hombros.
—Creí que hacía bien —contestó descubriéndose para sujetar los poderosos brazos—, mas me di cuenta de mi error demasiado tarde.
—Ante la perfidia no hay equivocación posible —espetó.
—Volvéis de nuevo a repetir esa vil palabra —curvó el entrecejo.

Aldair estuvo a punto de estallar de furia ante la osadía que aún mostraba su progenitor, ¿cómo podía mostrarse contrito tras confesar tal falta? ¿Cómo se atrevía a implorar su perdón después de haber traicionado tan cruelmente a su pueblo? Observó el ajado rostro y una punzada de duda lo atravesó al ver el sufrimiento reflejado en aquellos cansados ojos. Apretó con fuerza los párpados para evitar mirarlo, no se iba a dejar influenciar por la lástima ni el cariño que sentía por aquel hombre que siempre había sido el espejo en que mirarse, el ejemplo a seguir..., no, la realidad se había hecho evidente ante sus palabras y por mucho que le doliera no iba a claudicar ante un desalmado capaz de anteponer los principios de los que tanto alardeaba y el honor del que hacia gala a cambio de cualquier fruslería, ese hombre no era más que un villano sin compasión.

—Hubiese jurado que me amabais y la amabais a ella.
—Vuestra duda me daña el alma —aseguró apenado.
—La mía está quebrada tras vuestra revelación —biseó cabizbajo.
—Empiezo a sospechar que habéis sido poseído por Nemain —con los rugosos nudillos en su barbilla le levantó la cabeza, era consciente de las graves consecuencias que había ocasionado su silencio mas no por ello iba aguantar tal falta de respeto por parte de su hijo—. Miradme cuando os hablo.
—¿Molesto? –preguntó una voz femenina.



La cama se le hacía inmensa y fría sin Aldair a su lado, necesitaba de su abrazo para que su alma entrase en calor y de sus palabras para que su mente se tranquilizara y dejara de atosigarla con las temibles imágenes de lo ocurrido. Cansada de esperarle y de seguir sufriendo, decidió ir a buscarle ignorando las quejas de los adoloridos músculos cuando se movió. Esperaba no tener que caminar mucho para encontrarle, pues cada paso que daba era un tormento para su maltratado cuerpo, así que cuando el sonido de unas conocidas voces le llegó tenuemente vio el cielo abierto, pero cuando una de ellas se transformó en un tono áspero y la siguió un golpe sordo, el firmamento se llenó de oscuros nubarrones. ¿Qué estaba pasando? Preocupada por lo que llegaba a sus oídos se obligó a acelerar los pasos. Una vez se encontró frente al cuarto fue incapaz de guardar silencio. Los dos hombres más importantes en su vida se estaban peleando y eso no lo iba a permitir.

Padre e hijo se voltearon al escucharla, con el rostro mudado por el susto al verla bajo el dintel.

—Liana —exclamó Aldair acercándose rápidamente—, ¿os encontráis mal?
—No, es que te echaba de menos —admitió mientras se dejaba arropar entre los consoladores brazos.
—Siento haberos dejado sola —murmuró con la mejilla apoyada en su coronilla.
—¿Va todo bien? —inquirió separándose lo suficiente para poder mirarle.
—S... Sí.
—Si fueras actor te llevarías como mínimo un par de Razzie Awards, así que cuéntame.
—No hay nada que contar, vayamos a la alco... —calló cuando los dedos femeninos se posaron sobre sus labios.
—¿Por qué estabais discutiendo?

Aldair negó y guardó silencio, por bastante sufrimiento había pasado ya para además hacerle ver en estos instantes la cruel realidad de por qué aconteció todo.

—No perdona mi despiste ni mi desliz al no contarle lo sucedido —informó Baldulf—, y lo comprendo—, admitió apesadumbrado.
—No es momento para esto —dijo tajando Aldair.
—Si que lo es —aseveró Liana.
—Debéis esperar a recuperaros, vos sois lo único importante —señaló pasando los nudillos por su pómulo.
—Y vosotros lo sois para mí, me duele veros tristes y enfadados el uno con el otro.
—Liana.
—No me iré de aquí hasta que no hayáis solucionado vuestros problemas —aseguró alejándose un paso y cruzándose de brazos miró a Baldulf—. Doy por sentado que se trata de lo que me contaste cuando fuiste a interesarte por mi salud—, observó como éste asentía y al examinar a Aldair su expresión casi le hizo reír—. ¿Qué es eso de que no perdonas a tu padre? El pobre hombre no lo hizo a mala fe.

Aldair la miró como si la demencia se hubiese apoderado de ella, no podía ser posible que sus oídos acabasen de escuchar semejante desvarío.

—¿Sois capaz de dispensarle?
—Claro ¿por qué no iba hacerlo?
—Porque él es el causante por el que casi fallecéis.
—Mira que eres exagerado, sólo es culpable de querer ayudar, lo demás achácaselo a la edad que nos vuelve olvidadizos.
—¡El cumplir años no implica ayudar a Liam! —voceó exasperado.
—¿Cómo osáis insultarme uniendo mi nombre al de ese bastardo? —interrogó Baldulf.
—Te has vuelto tarumba, Aldair —espetó ella a la misma vez.
—¿Acaso estoy errado? —inquirió contemplando como los dos seres que más quería lo miraban como si se hubiese vuelto loco.
—Me duele profundamente que hayáis pensado algo así de mí, moriría feliz bajo miles de torturas antes que haceros daños a ti o a mi reciente hija.
—Los indicios me remiten a vos.
—La única prueba que hallaréis es que quise proteger al clan quedándome con el medallón, creí que estando en mi poder estaría a salvo, que nadie pensaría que un viejo decrépito sería su guardián, mas me equivoqué y fallé una vez más al callar cuando descubrí su desaparición. Quise daros unos días de felicidad y conseguí lo contrario.
—Yo creí...
—Lo que creísteis no estuvo bien, dudar de vuestro progenitor fue un desatino —musitó abatido, sentándose en el lecho.
—¿Por qué pensaste esa tontería? —quiso saber Liana.
—Porque mi mente estaba nublada por lo que os habían hecho, era incapaz de pensar con raciocinio y la única posibilidad que vi para que ese bastardo estuviese en posesión de la joya fue que alguien se la había entregado.
—Eso lo comprendo, pero es tu padre —subrayó Liana—. ¿Cómo pudiste siquiera imaginar tal atrocidad de un hombre de tal nobleza? Si desde que llegué aquí se ha desvivido por complacerme, por hacerme sentir una hija más que una nuera, es tan bueno que le confiaría mi existencia ciegamente.

Parpadeó ante la retahíla de su dama, sin duda alguna ella había sabido ver más allá de todo lo que parecía tan evidente ante sus ojos, Liana había sabido escuchar mientras él se había cerrado en su acusación y no permitió recibir una explicación.

—¿Y tú me llamas terca a mi? —continuó poniendo las manos en las caderas—, eres un redomado tonto, un necio que no se para a pensar las cosas ni las consecuencias de sus actos—, renegó un tanto alterada—, Baldi está enfermo y tu infundada acusación podría haber agravado su estado. No siempre las cosas son como parecen—, dio unos pasos hacia él señalándolo con el dedo—, y da gracias que estoy débil porque te juro que si no fuese así te daría un puñetazo en esa narizota por imbécil.
—Os lo recordaré cuando hayáis recuperado las fuerzas —musitó pasándole un nudillo por su mejilla—, pues merezco ese golpe.

Aldair apartó la vista del enfurruñado rostro para fijarla en el hombre que le había dado la vida y parte de ella se le fue al contemplarle hundido y con los apagados iris llenos de humedad. Se maldijo por su necedad y por su falta de juicio, ¿cómo fue capaz de recelar de una persona tan llena de bondad? Un Laird querido por su pueblo y admirado por el resto de los clanes debido a su honradez no iba, casi en el ocaso de su vida, faltar a su integridad y mucho menos hacia su vástago. Deseó que Liana estuviese llena de energía para que llevase a cabo su amenaza. Arrastrando los pies, pues le pesaban tanto como la conciencia, se acercó hasta él y se arrodilló a su lado.

—Sé que no tengo perdón, que me he portado como un mal hijo, mas os imploro clemencia —suplicó atrapando una de sus artríticas manos entre las suyas.
—Siempre os voy a dispensar —declaró acariciándole el pelo.
—Fue tan absurdo lo que se me pasó por la cabeza, un crimen dudar del hombre al que amo.
—Aldair, sé que aquí —dijo posando la palma en su corazón—, sabíais lo que estaba correcto, mas esto—, continuó dejándola en la testa—, estaba turbado y plagado de imágenes dolorosas y no os juzgo ni os culpo por ello, al contrario os entiendo muy bien.
—Padre... —murmuró abrazándose a él—, vuestras palabras sosiegan mi alma mas incrementan la vergüenza por las ofensas que vertí sobre vos.
—Mi muchacho grande —susurró sollozando—, dejad de mortificaros por unas frases que no sentisteis, sabed que me he henchido de orgullo al veros defender tan fervientemente la seguridad de vuestra dama y vuestro pueblo. Sois un buen hombre, hijo mío y os habéis convertido en un gran Laird que sabe guiar a su gente con mano firme mas también con serenidad y sabiduría.


Liana se limpió la lágrima que se deslizaba por su rostro, la escena que tenía ante sí le había dejado el corazón encogido, pero rebosante de dicha.
Sin apartar la vista de ellos y queriéndoles dar un poco de intimidad comenzó a recular hacia la salida, ya casi estaba en la puerta cuando tropezó con una de las sillas que se tambaleó peligrosamente, por suerte pudo sujetarla antes de que se estrellara contra el suelo. Al alzar la cabeza dos pares de ojos estaban fijos en ella, cuatro ónices que decían todo con su brillo. Aldair izó una palma y la tendió hacia ella, Baldulf siguiendo su ejemplo hizo lo mismo. Sin dudarlo un instante se abalanzó hacia aquellos dos hombres a los que había aprendido a amar sin medida. Cuando se vio rodeada por unos fornidos brazos y otros ya no tanto, supo que todo estaba bien, que ya nada entorpecería su felicidad.

 Continuará...


6 comentarios:

KaRoL ScAnDiu dijo...

SIIIIIIIIIIIII... la primeraaa, y además, con este pedaz capi...

Dios, por poco me dá un patatuz al ver que Aldair no escuchaba a su padre. Pero ahí estaba Lianna, fuerte, decidida y para decirlo dos cosas al tonto lava que no escucha cuando no le conviene... perdón mi ALdi, no queria ofenderte, jeje:d

Genial mis chicas... os quiero...

Pasad un feliz finde...

Silvia dijo...

Que confusión entre padre e hijo, cada uno hablando de temas distintos pero llegó Liana y encajó las piezas, menos mal.
Hermosa la reconciliacion entre ellos.
Gracias por el capitulo.

Unknown dijo...

Hola Ade y Mariola tiempo sin pasarme por aki..
wow genial les esta quedando los capi, cada vez kiero mas y mas..
y no puedo cree ke Aldai culpara a su padre y no escuchara lo ke el le decia, menos mal ke llego Liana y resolvio eso...

gracias por los capi ^.^
Besos y abrazos

Irene Comendador dijo...

Pero que bonito mis chicas, es que sentia una pena enorme cuando le recriminaba a su padre, el pobre hombre no se ni como no lo ha dado un infarto o algo asi en el proceso
Pero alli estaba ella, nuestra diosa para poder solucionar elproblema ocasionado por esos hombre que siempre son tan tercos
ese abrazo a tres bandas me ha retorcido el corazon hasta el punto de hacerme llorar, como amo esta historia chicas
y deseando ver ese encuentro ya a solas de nuestros protagonistas
que se lo merecen y mucho
Un beso chicas y gracias por vuestra participacion en mi concursillo

Lighling Tucker dijo...

hola Ade, gracias x comprender mi trabajo y x decirme k no tengo k justificarme sk preferia avisar d los dias k no me puedo conectar para k nadie se molestara.
gracias x vuestra comprendion, como os a ido el fin de semana?? espero k bien un saludo!!!!!!!!
buenas noxes!!!!

me dejaba el cap!! con lo bueno k a sido!!!!!!!! aldair no escuxaba a su padre!! me entraban ganas de ir yo misma a obligar k lo escuxara jejeje menos mal k liana lo soluciona, sk las mujeres... k harian los hombre ssin nosotras? jajajajajajaj Liana es la mejor!! y es una mujer d armas tomar asi k le hagan caso eh??
jejej
un saludo!!

AKASHA BOWMAN. dijo...

He llegado muy tarde mis niñas, pero ya sabreis que conmigo Tardanza no significa Olvido, y lo bueno es que ahora quedará menos para el capítulo del Martes jejeje.
Aprovecho para recordaros que mientras mi mente contenga un mínimo atisbo de inquietud os seguiré leyendo, aunque me demore días como en este caso.

Me alegra que hayáis sido buenas y no cegárais demasiado el entendimiento de Aldair, pues su pobre y anciano progenitor no se merecería que las palabras duras de su hijo golpearan con saña su corazón. Quiero comprender el malentendido surgido en la mente del Laird, aunque sabiendo lo noble y afectuoso que es no concibo cómo pudo suponer semejante traición.
Ahí me quedo con las sabias y templadas palabras de viejo Laird:

"-Aldair, sé que aquí- dijo posando la palma en su corazón-, sabíais lo que estaba correcto, mas esto,- continuó dejándola en la testa- estaba turbado y plagado de imágenes dolorosas y no os juzgo ni os culpo por ello.."

Liana, como siempre y pese a sus continuos arrebatos temperamentales, sigue mostrando la nobleza y dulzura de su carácter.

Y ahora, mis reinas de la pluma y la pasión... supongo que habrá que engalanarse para ir de boda jejejeje

Mis mayores abrazos para vos, nobles damas

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